El contenido del comunicado conjunto suscrito por los dos gobiernos es una hoja de ruta para la entrega. Lo grueso de la declaración es la intención de “trabajar para incrementar el comercio bilateral”, permitiendo el desarrollo de actividades petroleras en las islas. En este sentido, “se acordó adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”.
Para ello el macrismo tendría que derogar la ley 26.659, aprobada en 2013, que sanciona las actividades petroleras en aguas territoriales usurpadas por los británicos. También se contempla la realización de vuelos entre las islas y otros países.
Tan entreguista es, que las autoridades coloniales de los kelpers lo saludaron con satisfacción, y hasta algunas críticas salieron de las propias filas de Cambiemos. Macri se vio obligado a responder a las mismas asegurando desde Nueva York que la soberanía de Malvinas “es no negociable” (Clarín, 19/09), aunque el comunicado conjunto no hace mención de la cuestión de la soberanía sobre las islas.
El vicecanciller británico Duncan deja claro que el gobierno británico no cede ni un centímetro en el tema: “Por supuesto, nuestro compromiso con los derechos de los isleños de las Falkland es claro y no cambiará” (Clarín, 15/09). Los veteranos de Malvinas criticaron con mucha razón el comunicado.
Bajo la consigna de Malcorra de “desideologizar la política exterior”, se agrava el entreguismo. En un momento en que el Reino Unido tiene especial interés en reducir los costos del sostenimiento de su enclave colonial por las consecuencias económicas del Brexit, Macri demuestra su completa sumisión ante los intereses británicos.
Otros aspectos del comunicado conjunto son la reanudación de las consultas bilaterales anuales de alto nivel, la cooperación antártica, cooperación académica, asesoramiento en “cuestiones de género” y de lucha contra la corrupción, y la intención de “fortalecer la relación entre las dos Fuerzas Armadas” (pese a que el Reino Unido mantiene Las Malvinas militarizadas, incluso con submarinos nucleares) y la cooperación en materia de derechos humanos.
El mismo comunicado hace mención al proceso de identificación de los restos de los soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin, un recordatorio de la brutalidad y el total desprecio por los derechos humanos con los que el imperialismo británico se ha aferrado al control de Las Malvinas.
¿Cómo recuperar Las Malvinas?
Las limitaciones parciales impuestas por el kirchnerismo a las actividades económicas de los colonos, sobre todo después de la crisis diplomática de 2010 por las exploraciones de la petrolera inglesa Desire Petroleum en Malvinas, no formaron parte de una política consecuente para expulsar la ocupación colonial y recuperar la soberanía. Llevó a cabo una política hipócrita que no dejaba de favorecer los intereses del imperialismo inglés en el ámbito económico, mientras daba amplia difusión a medidas simbólicas en el terreno diplomático, sin llegar a tomar medidas contra los intereses de los capitalistas ingleses en Argentina.
El restablecimiento de la soberanía argentina en Las Malvinas se puede conquistar si se rompen los acuerdos comerciales con el Reino Unido y se toman medidas contra los banqueros y multinacionales con capitales en territorio argentino. Por ejemplo, el magnate británico Joe Lewis, que es uno de los principales terratenientes del país, con fundos como el del Lago Escondido en Río Negro. British Petroleum es copropietaria de la petrolera Panamerican Energy, con importantes concesiones en nuestro país. Capitales ingleses son copropietarios de la petrolera Shell. Bancos como HSBC y Standard Bank operan a sus anchas en Argentina, así como el gigante de las telecomunicaciones BT Group o la farmacéutica GlaxoSmithKline.
La recuperación de Las Malvinas y la segunda independencia de nuestro país pasan por la ruptura de las cadenas de la dependencia semicolonial capitalista.