Estos hechos lamentables seguirán sucediendo en la medida en que sus causas sigan intactas. Es decir, la descomposición social, que se agrava con las políticas de ajuste que aplican los gobiernos, la destrucción de los salarios, el aumento del desempleo y la corrupción policial y judicial, cómplice del delito organizado.
La inseguridad fue uno de los temas centrales de la campaña presidencial de los partidos patronales, con Cambiemos a la cabeza. Macri, quien es partidario de la “mano dura” policial, salió a pedir por la libertad del carnicero, haciendo demagogia con el caso. Pero el gobierno es el culpable de que hechos como este ocurran, con sus políticas que pauperizan a los sectores más postergados, sumiéndolos en la miseria. Además, el gobierno es cómplice de la corrupción policial, que libera zonas y se asocia con los delincuentes, agravando las condiciones que propician un aumento de la delincuencia.
Muchos culpan a “un estado ausente”. No, el “estado” está presente a través de gobiernos ajustadores e instituciones policiales y judiciales cómplices de una mayor inseguridad.
Desde Izquierda Socialista venimos denunciando que la profundización del ajuste sólo produce más miseria y exclusión, y es caldo de cultivo de la violencia callejera. Esto no se soluciona con más policías y patrulleros. La única salida posible pasa por erradicar los grandes males sociales, dar empleo, trabajo, educación y vivienda con medidas de fondo que solo la izquierda plantea. Luchando por el desmantelamiento de las redes delictivas de las que son parte las llamadas “fuerzas de seguridad”. Apelando a la autoorganización de los vecinos para disuadir el delito y para controlar el accionar policial, no con acciones individuales desesperadas que solo agravan el problema.
Con Macri y los gobernadores no será posible construir una sociedad más justa. Todo lo contrario. Por eso luchamos por otra sociedad, en la que gobiernen los trabajadores, para erradicar los tremendos males del capitalismo, que se siguen agravando.