Ahora los pulpos petroleros, en acuerdo con el gobierno nacional y el provincial neuquino, buscan revivir Vaca Muerta. Como siempre, salvando sus superganancias y a costa de los trabajadores. Lamentablemente a esto se ha sumado la burocracia del Sindicato de Petroleros Privados, en la figura de su secretario general, Guillermo Pereyra. En concreto, se plantea flexibilizar las condiciones de trabajo de los actuales 3.000 trabajadores de Vaca Muerta, permitiendo a las multinacionales contratar personal eventual que luego pueda ser despedido sin indemnización una vez que terminen las tareas de extracción, eliminar las horas que hoy se le pagan al trabajador por el tiempo de traslado de sus domicilios a los pozos (a veces son muchas por la distancia y las dificultades de acceso) y la forma de calcular las horas extras.
El objetivo de las empresas es crear un convenio colectivo “particular” para los trabajadores de gas y petróleo llamado no convencional, mucho más flexible, que facilite la superexplotación de los obreros del sector. Es vergonzoso que la burocracia de Pereyra se preste a este juego de las transnacionales.
J.C.