Bajo el gobierno de Obama, EEUU ha continuado padeciendo una larga crisis económica y el deterioro de las condiciones de vida de los sectores populares. Se ha agravado la brutalidad policial y los asesinatos racistas. Ciudades industriales son hoy ciudades completamente fantasmas, pues las empresas se llevaron las fábricas a China o el sudeste asiático. También ha habido luchas sociales, huelgas de trabajadores por un salario mínimo de 15 dólares la hora, fuertes movilizaciones de los negros contra los asesinatos racistas por parte de la policía, huelgas de maestros, etcétera. Todo esto precipitó un cambio en la conciencia popular. Tal y como vaticinaron las protestas de “Ocupa Wall Street”, por primera vez la mayoría de la población, incluyendo la gran mayoría de los trabajadores, está consciente de que los ricos son cada vez más ricos, y que las grandes empresas financieras y los bancos se han enriquecido con la miseria de la mayoría. Hay una incipiente conciencia de clase en algunos sectores, aunque confusa. A tal punto que Trump trata de presentarse como un candidato “independiente” de Wall Street, aunque es multimillonario y parte de esa corrupta clase dominante.
Todo esto se reflejó en el fenómeno de Bernie Sanders en las primarias, quien se presentó como “socialista” y, aunque perdió en las internas demócratas contra Hillary Clinton, logró 13 millones de votos y 3 millones de donaciones a su campaña, en especial entre los más jóvenes y sectores de trabajadores. Sanders apoya ahora a Clinton y se negó a impulsar un tercer partido de izquierda, masivo, contra los dos grandes partidos capitalistas imperialistas, el demócrata y el republicano. Pero difícilmente se detenga este movimiento. Hay otros partidos minoritarios hoy, como los verdes o los ultraliberales, pero el sistema electoral yanqui impide que lleguen a disputar realmente la presidencia.
Todas las encuestas indican que gane Trump o Clinton, habrá una mayoría popular que le rechace desde un comienzo, y es muy posible que esto se traduzca en crecientes luchas obreras y populares. Las ideas del socialismo y la noción de la lucha de clases están de vuelta en Estados Unidos, gane quien gane. Esto es importantísimo para los trabajadores de todo el mundo, pues los trabajadores estadounidenses pueden ser nuestros principales aliados para detener la mano asesina del imperialismo.
El show electoral
El primer debate presidencial entre Trump y Hillary fue un show para los televidentes. Se excluyó a los candidatos independientes y de partidos minoritarios. Se caracterizó por los ataques personales y trivialidades entre dos representantes de la clase dominante: un billonario racista y ultraconservador y una millonaria corrupta que apoyó la invasión de Irak y hoy está rodeada por personajes como Henry Kissinger.