María Eugenia Vidal posa como la política con “mejor imagen” del macrismo. Con una estética muy cuidada, no hay foto que se saque o reportaje en televisión donde no aparezca con su sonrisa a pleno. Todo esto es puro marketing electoral: lo saben bien los docentes a quienes les ha negado siquiera iniciar una conversación por la reapertura de paritarias o los estatales y judiciales.
Vidal picó en punta, antes que nadie, encabezando el listado de gobernadores que salieron a decir que “no tienen previsto pagar ningún tipo de bono de fin de año”. Luego repitieron lo mismo los gobernadores de Catamarca, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Santa Fe, Jujuy, La Rioja, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán. Como se ve, hay de todo, oficialistas, opositores del Frente para la Victoria, partidos provinciales o “socialistas” santafesinos.
La gobernadora también dijo “la provincia sigue estando quebrada. No hay más cuero para eso. Y si nosotros lo damos, también tendrían que hacerlo los intendentes y la mayor parte de los municipios están quebrados” (Clarín, 29/10). Pero lo que no dice la gobernadora es que “si no tiene plata” es por las millonadas de exenciones impositivas a las grandes empresas (en el presupuesto 2017 se calculan en 15.600 millones de pesos) o a la educación privada (otros 860 millones) o por lo irrisorio que es el impuesto inmobiliario rural (que sólo representa el 2,1% del total de la recaudación). Al mismo tiempo, la provincia de Buenos Aires se sigue endeudando, previéndose 94.000 millones de pesos más para 2017, de los cuales 70.000 millones irán directo a cubrir el déficit fiscal y vencimientos por endeudamientos anteriores.
Obviamente, con todo este despilfarro de dinero a favor de los grandes empresarios, después tenemos las consecuencias: del total de la obra pública presupuestada para este año se ejecutarán apenas dos tercios, no se contempla pasar a planta a ninguno de los 17.000 trabajadores estatales precarizados de la provincia, la partida para educación se reduce del 27,4 a 24,3% y la pauta de aumento salarial será de apenas el 17%.
Vidal también comparte otra cosa con los demás gobernadores: su negativa cerrada a eliminar el impuesto al salario. Lógico, como “se coparticipa” (se reparte lo recaudado entre la nación y las provincias) nadie quiere perder su tajada.
No es cierto que no haya plata. Lo que pasa que tanto el gobierno nacional, como los provinciales y municipales priorizan pagarle a los de arriba. Empezando por las millonadas que se van anualmente en los pagos de deuda externa. La cual en los años próximos, aumentará astronómicamente luego de la fiesta de endeudamiento 2016 en la que están participando tanto la Nación como las provincias (que ya supera los 40.000 millones de dólares).
Al mismo tiempo, en las provincias se exime de impuestos a las megamineras, al juego y a la renta financiera. Los impuestos inmobiliarios urbanos y rurales son una burla, los grandes terratenientes y las mansiones fastuosas pagan sumas irrisorias mientras se esquilma al pequeño propietario de una vivienda familiar.
Los gobernadores de todos los signos políticos se reparten la tarea del ajuste con el presidente Macri. La respuesta desde la clase trabajadora debe ser contundente: hay que exigir un inmediato aumento de salario y la reapertura inmediata de las paritarias para recuperar lo que perdimos por la inflación. No es cierto que no hay plata: se la puede sacar de lo que se va por el barril sin fondo de la deuda externa e imponiendo fuertes impuestos a las súper ganancias empresarias.