En el caso de los yacimientos no convencionales, está en juego cómo se va a trabajar en Vaca Muerta. El nuevo convenio fue redactado por directivos de YPF, Panamerican Energy y la francesa Total, los tres mayores extractores de gas de la Argentina. Un actor fundamental en la entrega fue el burócrata sindical Guillermo Pereyra, actual secretario general del sindicato de petroleros privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino y ex secretario adjunto de la CGT Moyano. El convenio es tan entreguista que Pereyra está pidiendo alguna “señal” antes de firmarlo en los próximos días para poder “venderlo” ante sus bases: “no me quiero inmolar” dijo en un reportaje (Perfil, 5/11).
En lo concreto, estos nuevos convenios significarán menos derechos laborales, menor salario y más exigencias para los trabajadores, a favor de mayores ganancias para las empresas del sector. Así, en un pozo donde actualmente trabajan quince operarios, se busca que se haga lo mismo con siete. Se los obligará a seguir trabajando con viento, cosa que actualmente está prohibido por los altísimos riesgos que ello conlleva. También se habilitará a hacer el montaje y desmontaje de los equipos en horario nocturno, afectando fuertemente la seguridad laboral. Los trabajadores, además, perderán lo que actualmente cobran por el largo tiempo que les toma trasladarse a los lugares de producción (que en muchos casos quedan a muchos kilómetros de distancia).
Todos estos acuerdos, a medida de los grandes pulpos petroleros, fueron llevados adelante con el trabajo conjunto entre el ministro Triaca, los gobernadores de las provincias petroleras (Gutiérrez del MPN y los peronistas Urtubey, Weretilneck y Das Neves) y la burocracia sindical. El propio presidente Macri se involucró en la negociación, que se cerró en una reunión a solas con Miguel Gutiérrez, presidente de YPF y Guillermo Pereyra, según reveló el periodista Julio Blanck en el diario Clarín (6/11).
Estos convenios no son un caso aislado. Tanto el gobierno como los empresarios lo consideran un tema estratégico. Para el gobierno es un ejemplo a imitar en el futuro inmediato en otros gremios como el Smata, Luz y Fuerza o el SOMU. Se trata de los primeros pasos para avanzar con lo que se denomina “la agenda de la productividad” de la que se habló con los empresarios en el Foro de Inversiones. Ahí, escondida detrás de la búsqueda de mayor competitividad, se enuncia la necesidad de “reducir los costos laborales”. Bajado a tierra, significa achicar salarios, quitar conquistas a los trabajadores y flexibilizar al máximo.
Este convenio a la baja es parte de los acuerdos de la burocracia sindical con las patronales y el gobierno a través de la tregua que viene llevando adelante. Llamamos a los trabajadores petroleros a rechazar los nuevos convenios colectivos antiobreros.
J. C.