“El gobierno de Peña Nieto está nuevamente desesperado. La situación amenaza con írsele de las manos, con una galopante crisis económica que se expresa en la devaluación del peso, que ha llegado a los 22 pesos por dólar; con un déficit sin precedentes derivado de su pésima administración, que lo ha obligado a aplicar un drástico plan de emergencia, aumentando el precio de las gasolinas hasta en un 20 por ciento, desatando una espiral inflacionaria que presagia una tormenta. Es el fracaso rotundo de sus “reformas estructurales”. [...]
[...] Las protestas no se hicieron esperar: transportistas, campesinos y comunidades salieron a expresar su rechazo al aumento, con la evidente ausencia de las organizaciones sindicales, bloqueando carreteras, casetas, gasolineras y oficinas públicas a nivel nacional, que poco a poco se convierten en movilizaciones masivas, como las ocurridas en Monterrey, Guadalajara, Durango, San Luis Potosí y la Ciudad de México.
Por su parte el gobierno respondió con absurdas declaraciones por parte de Peña Nieto, quien dijo que “compartía el descontento con la medida”, pero que era necesaria. Mientras organizaba los conocidos grupos de provocadores, de infiltrados, para sembrar el pánico entre la población y así evitar las expresiones de descontento. “Curiosamente” los numerosos detenidos fueron quienes se dejaron llevar por la ola de provocadores pagados y que por supuesto no fueron detenidos.
Y ahora anuncia un nuevo Acuerdo Nacional, que contendría medidas para enfrentar la crisis, que fue vergonzosamente rechazado nada menos que por la Confederación Patronal de la República Mexicana, por ser una total improvisación, dejando en una muy mala ubicación a Peña Nieto, pues además criticó que no se trataba de un acuerdo con todos los sectores, aunque como era de esperarse ratificó su disposición de firmar un Acuerdo.
Sin embargo el descontento generalizado no lo pudieron ocultar, pues desde Chiapas a Sonora se registraron bloqueos y protestas, iniciando un nuevo periodo de la lucha de clases en nuestro país, con la irrupción de numerosos sectores que finalmente rechazan las políticas neoliberales de los gobiernos, aunque sea de forma atomizada.
Porque eso es lo que se requiere: la unidad, la centralización de las acciones, dejar de lado el protagonismo, el “nosotros” lo hicimos, porque lo más importante es echar abajo el gasolinazo, como un primer paso para derrotar al corrupto gobierno de Peña Nieto y su cómplices, que ahora aparecen entre los convocantes a las protestas, como el PRD o Morena, que en su momento apoyaron abiertamente o por omisión las distintas contra reformas peñistas.
Es escandaloso que Andrés Manuel López Obrador (líder del Morena, de centroizquierda) ante tal descontento llame a rechazar “la violencia”, algo en lo que ha insistido permanentemente, demostrando que como buen dirigente de una organización defensora del régimen, busca a toda costa evitar la movilización independiente, pues incluso ha defendido abiertamente la permanencia de Peña Nieto en la presidencia, pensando en sus intereses personales, en su nueva postulación a la presidencia en el 2018, por tercera ocasión.
Por ello hacemos un llamado a la UNT, a la Nueva Central de Trabajadores, a hacer de lado su apatía, pues hoy más que nunca se requiere de la participación de las organizaciones que agrupan a cientos de miles de trabajadores, como lo ha hecho el Sindicato Minero en distintas ciudades para fortalecer la protesta, para organizarla y con su experiencia, unificarla contra el gobierno.
Hoy es el momento donde se requiere de todos los esfuerzos, para derrotar al odiado gobierno represor y corrupto de Peña Nieto, lo que abriría una verdadera oportunidad para obtener su renuncia e imponer elecciones extraordinarias. [...]”.
Desde Izquierda Socialista llamamos a apoyar la lucha del pueblo mexicano para derrotar al gasolinazo y al gobierno de Peña Nieto.