90.000 millones de dólares. Y seguimos rumbo a los 100.000. Esos son los números de la “nueva deuda” que ha tomado el gobierno de Cambiemos desde fines de 2015. Y, como no era cierto que nos habíamos desendeudado (tal la mentira del kirchnerismo), si a eso le sumamos la deuda anterior, nos coloca ante un monto impagable: nuestro país ya debe más de 350.000 millones de dólares.
Esto ya está generando consecuencias inmediatas: cada año aumenta la cantidad en efectivo que tenemos que abonar en concepto de intereses de la deuda. Este 2017 terminaremos pagando nada menos que 16.000 millones de dólares (el doble del presupuesto de educación y tres veces el de salud). Pero el año próximo será más y el siguiente más aún. Esa es la lógica implacable del endeudamiento externo: cada día deberemos más, eso generará más intereses a pagar, mientras “refinanciamos el capital”, que se seguirá incrementando y generando, a la vez, más intereses. Pagarlos requiere cada vez, un mayor ajuste: léase más dinero para los acreedores. Una auténtica sangría de nuestras riquezas.
El “bono eterno”
La semana pasada, Macri le sumó una nueva “perlita” a todo este proceso. La emisión de un bono a 100 años con una tasa de interés del 7,9% es una de las operaciones más escandalosas de la historia de la deuda externa argentina (lo que ya es mucho decir).
En este caso se trata de 2.750 millones de dólares de capital. Habrá que pagar 195,94 millones de dólares por año de interés. Al cabo de 100 años serán 19.594 millones de dólares que sumados al capital ascenderán a 22.344 millones. En concreto: devolveremos más de ocho veces el capital inicial. En los primeros trece años, los que compraron el bono recuperarán lo invertido. Pero el estado argentino seguirá pagando interés por los 87 años siguientes. ¡Una auténtica estafa!
Este nuevo endeudamiento es hecho “a medida” de los operadores de las finanzas mundiales. Se trata de un verdadero desfalco. El propio ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anunció hace un mes que la Argentina ya había conseguido todo el financiamiento externo que precisaba para 2017. La realidad es que desde que se inició el año el Gobierno lleva incrementada la deuda externa en 12.750 millones de dólares (en colocaciones en divisas y con jurisdicción extranjera en caso de litigio, lo que abre la posibilidad de que aparezcan nuevos “jueces Griesa”). Pero ahora “descubrió” que era un buen negocio colocar este bono a 100 años. Más aún, hay trascendidos de que la fiesta del endeudamiento continuará en el segundo semestre con un nuevo bono por 2.600 millones de dólares más, en euros, yenes o francos suizos. El bono a 100 años (que algunos ya llaman “el bono eterno”) es también una estafa si vemos la tasa de interés que pagará (casi 8%) y la comparamos con los rarísimos casos de otros países del mundo que también emitieron bonos a semejante plazo. México lo hizo con una tasa del 5,25% e Irlanda del 2,35%. Por supuesto, parte de los ganadores de este oscuro negocio son los colocadores de esta nueva deuda, que cobrarán jugosas comisiones: el Citigroup, el HSBC y, en forma secundaria, el Nomura y el Santander. Se trata efectivamente de un “buen negocio”, sólo que lo es para los buitres especuladores. Dujovne y Caputo (ministro de Finanzas) nos dicen que esos fondos son necesarios para cubrir el déficit fiscal. Falso: las divisas que ingresan se utilizan mayoritariamente para alimentar la bicicleta financiera y la fuga de capitales.
La única salida: dejar de pagar
El gobierno de Macri quiere fervorosamente establecer su propio récord en la triste lista de los últimos 40 años que incluye presidentes, ministros de Economía y presidentes del Banco Central, que hicieron crecer hasta niveles infernales la bola de nieve de la deuda externa, que se terminó transformando en la cadena más fuerte de nuestra dependencia. Hoy escuchamos al gobierno nacional y a los provinciales repitiendo que “plata no hay” cada vez que aparecen los justos reclamos de salario, trabajo, salud, educación o vivienda. Nosotros le respondemos: ¡mentira! El dinero existe, pero se destina al pago de los servicios de la deuda, que en 2017 sumarán 16.000 millones de dólares a abonar en efectivo en los distintos vencimientos (parte de los cuales ya se ha realizado). Con los nuevos endeudamientos, cada vez será más dinero, que requerirá más ajuste, que igual no alcanzará y terminará llevándonos a la catástrofe. Como en 1982, en 1989 o en 2001. Por eso hoy denunciamos esta nueva estafa y exigimos más que nunca dejar de pagar la ilegítima e inmoral deuda externa de nuestro país, para volcar todo ese dinero a resolver las urgentes necesidades populares.
La bola de nieve de la deuda 40 años de estafa En el año 1976 la deuda externa argentina ascendía a 7.800 millones de dólares. A partir de allí vino el gran desfalco generado por la dictadura militar. Con mil y una maniobras, los genocidas le generaron al estado argentino una deuda de 45.100 millones de dólares. Su carácter fraudulento quedó demostrado años después con el fallo del juez Ballesteros. |