Con el avance de la campaña se ve la bronca cada vez más grande de los trabajadores y sectores populares con los políticos de turno, lo que pone a esta elección en un terreno de poca expectativa. Es que mientras los Llaryora (Unión por Córdoba) y Baldassi (Cambiemos) hacen campañas millonarias con promesas que nunca cumplen, jubilados, trabajadores y jóvenes viven cada vez más sumidos en la pobreza.
Más allá de la campaña de “baja intensidad” a la cual quieren jugarse los principales candidatos, la realidad marca que esa poca presencia de los candidatos patronales se da por la bronca y la falta de expectativa que existe en la población con ellos, los políticos de siempre. Y es esta situación la que hace que haya encuestas donde cerca de un 40% de la población no votaría por ninguna de las dos principales fuerzas. Porque más allá de que en estos últimos días intenten atacarse para salir ganadores de las PASO, la realidad durante toda la gestión de Macri-Schiaretti fue la de una fuerte sociedad para el ajuste y la corrupción. El kirchnerismo cordobés, por su parte, encabezado por Pablo Carro, burócrata de Adiuc (CTA Yasky), se mete en la contienda debilitado debido al masivo traspaso al peronismo de Schiaretti, y sumido en los problemas de corrupción que involucran a su espacio. Muchos cordobeses pueden pensar que votando por él están votando un candidato que se opondrá a las políticas de Macri. No será así: estarán votando por un partido que viene garantizándole al macrismo la aprobación de todas las leyes en el Congreso; o donde gobiernan como en Santa Cruz, aplicando un ajuste tan brutal como el del gobierno nacional.
Algo totalmente distinto es lo que sucede con mi candidatura y las del Frente de Izquierda. Lejos de los millones de pesos gastados por los otros candidatos, nuestra campaña es a pulmón, con la fuerza de la militancia en la calle, charlando con trabajadores, mujeres, jóvenes y vecinos, contando nuestras propuestas, explicando la necesidad de un cambio profundo, con propuestas de fondo para los problemas de la economía, el ambiente, de la falta de oportunidad en la juventud o contra la violencia hacia las mujeres. Pero no solo lo refleja la calle, donde en cada actividad se acercan decenas de vecinos a plantear que quieren ayudar en la campaña, sino que los principales medios de la provincia tienen que reconocerlo, mostrando que la pelea por la novena banca a diputado nacional la encabeza mi candidatura. Será, sin duda, una dura pelea: esa banca ya la obtuvimos en 2013 y nos fue robada por el fraude. Por eso, es más importante que nunca redoblar los esfuerzos, llegar hasta el último lugar de la provincia, discutir con nuestros compañeros de trabajo, estudio, o con los vecinos en los barrios y localidades. Conseguir miles de fiscales que defiendan nuestros votos. Porque el Frente de Izquierda y la clase trabajadora de Córdoba merecen y necesitan llevar sus propuestas y demandas al Congreso Nacional.