Escribe José Castillo
El 15% de la población argentina no tiene acceso al agua potable, el 40% vive sin cloacas y apenas el 20% de las aguas residuales cuenta con un tratamiento adecuado. Las peores situaciones se dan en Formosa, Misiones y Santiago del Estero.
En el Gran Buenos Aires, hay distritos como Ezeiza, Ituzaingó, Malvinas Argentinas o José C. Paz donde el servicio de agua potable tiene una cobertura de menos del 18 por ciento. En el caso de las cloacas es peor aún, ya que en Ituzaingó, Malvinas Argentinas y José C. Paz llega a menos del 10% de la población.
No es un tema menor. Un saneamiento deficiente facilita la transmisión de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea, la poliomielitis, las lombrices intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma. Las malas condiciones de saneamiento también contribuyen a la malnutrición.
No es un tema nuevo: en muchos de estos distritos y provincias hace años que gobierna el peronismo. A eso se le suma la desidia y el ajuste del gobierno nacional de Macri. Esto es lo que quedó de la consigna “pobreza cero”.