Escribe Martín Fú
El ministro Dujovne ha salido a decir rápidamente que “es un Fondo Monetario Internacional muy distinto al de hace veinte años”, “porque aprendió de las lecciones del pasado” (Infobae, 8 de mayo). Ahora, ¿es un FMI distinto al que les dio las recetas de privatizaciones, despidos y hambre a los gobiernos de Menem y De la Rúa, como asegura el ministro Dujovne?
Lo único “distinto” es que ahora el organismo está comandado por una mujer, la primera en la historia de la institución, luego del que anterior presidente, el también francés Dominique Strauss-Kahn debió renunciar tras ser detenido en Nueva York por atacar sexualmente a la mucama del hotel donde se alojaba.
Pero la esencia de este FMI es la misma que destiló a lo largo de Latinoamérica en los `90. Ha sido el responsable desde 2010 de las recetas de ajuste, por ejemplo, que se aplican en Grecia, que se traducen en rebaja de salarios y jubilaciones, aumento de impuestos, servicios y el IVA, despidos, aumento de la edad jubilatoria, recortes en servicios básicos e infraestructura y un paquete de reformas colmado de medidas antipopulares. Todo esto llevado adelante por la coalición de centroizquierda de Syriza, que de la mano del primer ministro Tsipras desde 2015 es el encargado de ejecutar los planes de “austeridad y rescate”. Rescate que fue sólo para los bancos y las multinacionales, no para los trabajadores y sectores populares. El drama griego lleva el más puro y salvaje ADN del FMI que es aplicado por un gobierno ampliamente repudiado y que ha traicionado la voluntad popular que en 2015 se expresó contra cualquier acuerdo leonino con la Troika, conformada por el FMI, la Unión Europea y su Banco Central. Es así que Grecia continúa desangrándose en el ajuste, aplicando las recetas comandadas por Lagarde, que son rechazadas por el pueblo griego, que sale a enfrentar estas políticas con decenas de paros y huelgas generales. Cada euro recibido en concepto de “rescate” le ha significado al pueblo helénico más ajuste, miseria y desempleo, convirtiendo a su deuda externa en una bola de nieve que no para de crecer y que significa el 180% del PBI griego. En ello el Fondo no ha cambiado absolutamente nada.
Quizás el problema de Grecia sea no tener un ministro de Economía como Dujovne que le explique a los griegos que este FMI es más “humano” y “aprendió de sus errores”.