Escribe Malena Zetnik
La histórica vigilia realizada entre el 13 y el 14 de junio en apoyo a la legalización del aborto dejó bien claro que las mujeres estamos dispuestas a conquistar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Ahora viene la pelea para que se apruebe el proyecto en la Cámara de Senadores, que ya fijó fecha de tratamiento para el 8 de agosto, después del receso invernal. Es la pelea que estamos dando con Isadora, Izquierda Socialista y todo el Frente de Izquierda, siendo parte de las actividades convocadas por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, como el pañuelazo federal del martes pasado que fue coordinado en más de cien ciudades de nuestro país.
Un millón de personas salimos a las calles en todo el país y pasamos la noche reclamando que se le dé media sanción al proyecto de ley originalmente presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y que llegó a la Cámara baja con algunas modificaciones, como la inclusión de la figura de objeción de conciencia. El entusiasmo de la movilización trascendió fronteras y hoy se están comenzando a activar campañas por la legalización del aborto en Chile, Brasil, Perú y México, entre otros países de la región.
El tenor de los discursos de los diputados ante la votación dejó bien en claro que la media sanción se conquistó gracias a los años de lucha y a los meses en las calles, escuelas, barrios y lugares de trabajo, en donde la marea de pañuelos verdes fue ganando el debate sobre la importancia de que las mujeres puedan decidir sobre sus propios cuerpos y su maternidad, porque el aborto clandestino solo es más muerte para las mujeres jóvenes y pobres.
La fuerza de la vigilia frente al Congreso y en muchísimas plazas del país fue el empuje decisivo para que todos los bloques políticos, desde Cambiemos hasta el kirchnerismo, que desde hace años miran para otro lado frente al reclamo de las mujeres y que están en contra de este derecho fundamental como el de decidir sobre el propio cuerpo, comprendieran que no va a ser fácil sacarnos de la calle sin que logremos nuestro propósito. Así llegamos a la media sanción que se peleó codo a codo con las presiones de la Iglesia. Sin embargo, aún la pelea no está ganada, ya que falta la sanción en el Senado.
Si bien algunos senadores comenzaron a manifestarse a favor de la legalización, lo cierto es que Macri se pronunció “a favor de las dos vidas” o sea a favor del aborto clandestino, al igual que muchos senadores de Cambienos y del PJ y cerca de un 30 por ciento no se han pronunciado y se avizoran varias maniobras desde los diferentes bloques. Por ejemplo, la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, ya ha puesto en marcha un intento de dilación del tratamiento del proyecto al girarlo a cuatro comisiones. A su vez, las clínicas privadas asociadas a la Iglesia Católica, como la de la Universidad Austral, entre otras, ya han solicitado que el proyecto incluya la objeción de conciencia institucional para rechazar los derechos de las mujeres. Cabe señalar que, de aprobarse el proyecto, pero con modificaciones, debería volver nuevamente a Diputados alejando así la posibilidad de que el aborto legal sea ley.
En este marco, tenemos que ser enfáticas: todas las maniobras de Cambiemos, el PJ y demás bloques políticos son intentos claros de cerrar las posibilidades de la legalización. Por eso consideramos que es fundamental seguir en las calles. Ante las presiones del papa Francisco y los sectores privados que solo quieren controlar la vida de las mujeres y lucrar con nuestra salud, debemos responder siendo millares nuevamente en los pañuelazos, debates y vigilias. ¡Queremos el aborto legal ya!