Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial de Buenos Aires por Izquierda Socialista/FIT
Sin dudas, uno de los temas centrales durante la campaña electoral fue la posición que los distintos candidatos y candidatas tuvieron en relación a la legalización del aborto. Solo el Frente de Izquierda Unidad lo planteó con claridad y sin fisuras: fue la única lista a favor del aborto legal, seguro y gratuito.
Si bien todavía no están los resultados del escrutinio definitivo, con los datos provisorios ya varios medios adelantaron cómo quedará la composición del Congreso a partir del 10 de diciembre. En estas elecciones se renovaba la mitad de la cámara de diputados y un tercio de la de senadores. Un escenario nuevo, con nuevas mayorías y minorías de acuerdo a cómo se terminen armando los bloques.
Según algunos portales feministas que comenzaron a realizar las proyecciones sobre cómo votarían los nuevos legisladores y legisladoras, el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo que se presentó este año por octava vez en el Congreso tendría hoy los siguientes resultados: una mayoría verde en Diputados y una mayoría celeste en el Senado. Un escenario similar al de 2018, cuando se puso a votación ley que se aprobó en diputados pero que los senadores dinosaurios (peronistas y radicales) rechazaron.
Hasta el momento, los datos recopilados dan que de los 257 diputados y diputadas votarían 116 a favor, 108 en contra y unos 33 indecisos/as o que no se pronunciaron. En la Cámara Alta o Senado, la mayoría votaría en contra (36) y una minoría de 32 a favor. Quedarían cuatro senadores/as que aún no se pronunciaron. Más allá del dato numérico, que poco anticipa por la cantidad de “indecisos”, es importante analizar en términos políticos qué significa y cuáles son los desafíos del movimiento feminista en relación a cómo conquistar el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo.
Lo primero a señalar es que si se llenó de celestes el Congreso es porque tanto Macri de “Juntos por el Cambio” como Fernández del “Frente de Todos” llenaron sus listas de antiderechos. Y lo hicieron conscientemente para seguir avalando la posición reaccionaria y conservadora de la iglesia católica, enemiga de las mujeres y que sigue haciendo campaña a favor del aborto clandestino, en contra de la educación sexual en las escuelas y a favor de que las niñas violadas sean obligadas a parir. Repudiamos esta política que va en contra nuestros derechos y en contra de la inmensa #MareaVerde con la que ganamos las calles.
¿Convencer de a uno o ganar las calles?
Ante el nuevo escenario, hay muchas organizaciones que ponen como eje central de la lucha por el aborto, convencer uno a uno a cada legislador/a, y que sería así como se lograría torcer la votación a favor de la ley. La tarea, entonces, sería ir despacio y de “puertas adentro” del Congreso.
Para nosotras es lo opuesto. Desde Isadora e Izquierda Socialista consideramos que la gran estrategia del movimiento feminista es copar las calles e impulsar desde ahora la movilización. Es lograr que nuevamente seamos millones reclamando por el aborto legal seguro y gratuito, lo contrario a “puertas adentro”.
Porque no se trata de la opinión personal de cada legislador/a sobre el tema. No le estamos preguntando qué opinión tiene al respecto o si ella se haría o no un aborto. Lo que necesitamos es que se legalice, porque no se puede esperar más. Porque en nuestro país se producen 500.000 abortos al año y se realizan de manera clandestina, con las peores consecuencias para la salud y la vida de las personas gestantes. Por eso insistimos una y otra vez que es un tema de salud pública, un derecho humano y no una opinión personal.
Llamamos al enorme movimiento feminista que supo construir una agenda y demandas concretas, a seguir movilizadas. Porque no confiamos en el parlamento que siempre votó leyes contra nosotras. Solo confiamos en nuestra propia fuerza. Que no dilaten el debate, ni nos obliguen a bajar nuestro pañuelo verde. Sigamos en las calles, redoblemos los esfuerzos para #QueSeaLey.