Escribe Guido Poletti
El Fondo Monetario Internacional está otra vez en la Argentina. Sus funcionarios vienen nuevamente a “auditar” nuestras cuentas. Traducido, a inspeccionar “in situ” si cumplimos con el ajuste que nos exigen. Se trata, simplemente, de otra muestra de que hemos entregado absolutamente nuestra soberanía a manos del Fondo.
El FMI, igual que en su visita anterior, ya comenzó también con su ronda de entrevistas con otros dirigentes, además del gobierno. Su primera entrevista fue esta vez con la cúpula de la CGT. Pero lo más jugoso fueron las declaraciones de Roberto Cardarelli, el jefe de la misión fondomonetarista, al salir de la reunión: “No le tememos a nada”, sostuvo consultado acerca de lo que pasaría con un futuro gobierno kirchnerista. “El diálogo y colaboración a futuro se mantendrá con este o cualquier otro gobierno”, completó.
Es que el FMI ya empieza a tomar nota de lo que Agustín Rossi primero, Axel Kicillof después, y a posteriori una larga lista de dirigentes kirchneristas vienen afirmando: de ninguna manera van a romper el acuerdo con el Fondo y se comprometen a seguir pagando la deuda externa. Kicillof se lo dijo al FMI en persona en la famosa reunión donde los convidó con bizcochitos de grasa hace un par de meses. En los últimos días, tanto él como Emannuel Agis viajaron a Estados Unidos a garantizarle en persona a los buitres acreedores que esa será la política que llevarán adelante en un eventual gobierno K. El FMI, en las declaraciones de Cardarelli, hace saber que toma nota del mensaje.