Escribe Claudio Funes
Desde que comenzó la cuarentena los precios de la canasta básica tuvieron aumentos importantes, carne, frutas y verduras picaron en punta y se alejan de la mesa de los trabajadores y sectores populares.
Hace solo unos días Alberto Fernández había manifestado que “hay que terminar con los especuladores y los sinvergüenzas que aumentan los precios”. Su “enojo” no causa ningún efecto. “No vamos a permitir más que se pasen de vivos y se aprovechen de la necesidad y la angustia de la gente”, advirtió el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
El alcohol en gel y los barbijos tuvieron un incremento exponencial. Los especuladores se aprovechan de la crisis y aumentan hasta la lavandina. Hay miles de detenidos por violar la cuarentena y ni uno solo por especular con los precios.
En negocios de proximidad de los barrios populares de veinte provincias del país, en catorce productos básicos que son parte de la canasta básica de alimentos se constataron importantes aumentos. Entre los productos de almacén que más subieron respecto de febrero están la leche fluida, el azúcar y la harina de trigo. En el rubro frutas y verduras tomates, bananas y manzanas. Si la comparación de los valores de estos productos la realizamos con los precios de diciembre pasado, los aumentos en este primer trimestre del año son muy significativos.
Si hablamos de roscas y huevos de pascua, la canasta aumentó 100% respecto del año pasado. El atún, las sardinas y la caballa en aceite se incrementaron entre 61% y 114 por ciento. El calamar fresco sin limpiar hace un año costaba 195 pesos el kilo, hoy cotiza a 440 pesos. Precios imposibles para una familia trabajadora.
El gobierno habla de que nos cuida, sin embargo el aumento de precios continúa junto con los despidos y la rebaja salarial. Los empresarios siguen incrementando su riqueza por doble vía.
Hay que hacer respetar los precios máximos y extenderlos a fruta, verdura, carne y medicamentos. En los casos en que se viole esta disposición hay que aplicar la Ley de Abastecimiento, que autoriza a multar, clausurar y hasta expropiar a las empresas que aumenten o acaparen mercadería.