Escribe José Castillo
El mismo Gabriel Rubinstein, uno de los principales economistas consultor de grandes empresas, que ha pedido que sea el estado quien directamente pague los sueldos, ha lanzado otra “propuesta”: una baja generalizada de salarios del 30%. Nuevamente, no es una idea aislada “que se le ocurrió a él”. Toda la patronal viene presionando en este sentido, con la excusa de que “su facturación ha caído a cero”, obviando todo lo que ganaron en los meses pasados.
No se trata solo de una propuesta a futuro. Llueven las denuncias de muchas empresas que ya, de hecho, están bajando los sueldos. Algunas pagando en cuotas, abonando ahora el 50% o incluso menos y diciendo que el resto los trabajadores lo cobrarán “en los meses siguientes”. Otras directamente aprovechándose de ítems de los recibos de sueldo, no pagando presentismo, comisiones u otros rubros. Y algunas, muchas de las más grandes como las automotrices, recurriendo al método de las suspensiones, y así pagando los salarios con descuentos de entre el 30 y el 50%. En este último caso, dado que teóricamente las suspensiones están prohibidas, recurriendo al artilugio legal del “acuerdo entre empresa y sindicato”.
Es que las burocracias sindicales son los grandes cómplices de todo esto. Ellos son los que apelan a la “comprensión” frente a las patronales, incitando a los trabajadores a “aceptar” esta realidad. La burocracia sindical se sienta junto a las patronales y al gobierno a garantizar tanto la vuelta al trabajo, como la posibilidad de suspensiones y la legalidad de las bajas salariales.
¡No tenemos que aceptar ninguna rebaja salarial! Nuestros salarios ya están bastante por el piso luego de todo lo que perdimos con la inflación el año pasado. Más aún: estos meses los precios siguieron subiendo y nuestros sueldos continuaron pulverizándose. Exigimos que se nos pague como corresponda, el 100% y en las fechas correspondientes.