Escribe Carlos Coudet
Los conductores del transporte marcharon desde la sede del gremio para reclamar el pago total de sus salarios. Llevaban dieciocho días de huelga consecutivos e hicieron sentir sus voces tanto en el municipio como en la sede de la gobernación, en lo que fue una movilización sin antecedentes en los últimos años por la cantidad de trabajadores que ocuparon las calles.
Los colectiveros nucleados en las tres empresas que conectan la ciudad y el Gran Rosario dejaron bien en claro que sin salarios pagos no hay cuarentena. Rechazan cualquier intento de rebaja salarial por los servicios que ya prestaron durante todo el mes de abril, por los que ahora les quieren pagar el 70 por ciento. Al reclamar el total del pago de los haberes están luchando también contra el pacto de la burocracia sindical con el gobierno nacional.
Las empresas, por su lado, venían acostumbradas a conseguir subsidios jugosos para llenarse los bolsillos. Ahora argumentan que no tienen plata y se niegan a pagar los salarios. Otra extorsión más, como cuando piden aumento del boleto utilizando las justas exigencias de los trabajadores como excusa.
Queda claro una vez más que para los distintos gobiernos el transporte público no es un servicio esencial, sino un negocio que pueden administrar empresarios para llenarse los bolsillos a expensas de los usuarios.
Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad exigimos que se termine con los concesionarios privados del transporte público y se estatice todo el sistema, garantizando un servicio acorde a las necesidades de la cuarentena y sin afectar el salario de los trabajadores. Nos solidarizamos con la lucha de los choferes y junto a ellos exigimos el inmediato pago los salarios adeudados.