Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense (mc) Izquierda Socialista/FIT Unidad
El mundo mira nuevamente a las mujeres polacas que resisten en las calles y luchan por su derecho a decidir porque el gobierno conservador de Ley y Justicia (PiS) les quitó una de las causales con la que se practicaban casi el 97% de los abortos legales en ese país. Este era el plan de los sectores conservadores y eclesiásticos desde 2016, pero desde hace cuatro años se venía postergando por la resistencia feminista. Ahora, en plena pandemia, el Tribunal Constitucional declaró ilegal, el pasado 23 de octubre, la interrupción del embarazo cuando el feto tiene riesgo de enfermedad grave o muerte. Desde entonces, el movimiento feminista lleva semanas ocupando las calles y desde el día del fallo las protestas se han extendido desde las grandes ciudades a todo el país, llegando a setenta ciudades y pueblos. Así se fue concretando la huelga de mujeres del pasado miércoles que movilizó a unas cien mil personas en Varsovia.
Sin dudas, Polonia nos marca una vez más el camino. Por un lado, podemos ver cómo los gobiernos y los sectores conservadores buscan permanentemente arrebatarnos derechos, incluso los ya conquistados. Por el otro, cómo debemos organizarnos para resistir y defendernos de esos ataques. Así fue en 2016, cuando impulsaron el lunes negro y la huelga de mujeres, que fue incorporada en los paros internacionales de mujeres (PIM) de los 8M.
Al igual que en Polonia, a nosotras también se nos niega el derecho a decidir. El aborto sigue siendo clandestino en nuestro país y el gobierno de Alberto Fernández, aunque había dicho que no, en la práctica y en clara alianza con los antiderechos, lo mantiene en la ilegalidad. Así se vulneran los derechos humanos de millones a quienes se les niega el derecho a la salud, a la vida y a la autonomía del propio cuerpo.
Las cifras que el gobierno esconde
En la Argentina se realizan aproximadamente 54 abortos por hora, es decir 1.300 por día. Por año se calculan entre 370.000 y 520.000. Las consecuencias de los abortos inseguros en la clandestinidad son hemorragias, infecciones, peritonitis, traumatismo de cervix, rotura uterina, lesiones varias en vagina y útero, entre otras. Sin dudas, la muerte es la consecuencia más extrema de los abortos inseguros y desde 1983 hasta 2019, donde se intercalaron gobiernos peronistas y radicales, se estima que al menos 3.200 mujeres murieron a causa de un aborto inseguro. Por otro lado, anualmente se registran alrededor de 50.000 internaciones por complicaciones de abortos inseguros en hospitales públicos. Es decir que unas 135 personas por día se internan en hospitales públicos por problemas relacionados con un aborto inseguro. Cifras que no se modificaron por la pandemia y, por lo tanto, se están ocupando camas en el sistema de salud que, si fuera legal el aborto, estarían libres para atender casos de Covid-19.
Por todo esto es que decimos que es urgente y es prioridad que se trate y apruebe el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo que elaboró la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que ya fue fue presentado en ocho oportunidades en el Congreso y que está a punto de perder, una vez más, estado parlamentario. No debemos permitirlo, al igual que las mujeres polacas debemos salir a las calles por nuestros derechos. La caravana verde de Plaza de Mayo al Congreso debe ser el inicio de un plan de lucha para evitar que caiga el proyecto de la Campaña y que se apruebe de inmediato. Solo así tendremos #abortolegal2020.