Escribe Guido Poletti
Empezó 2021 y se retomó la negociación con el FMI. El presidente Alberto Fernández ya tuvo una larga charla telefónica con la jefa del Fondo, Kristalina Georgieva, donde le ratificó que cumplirá con las exigencias de ajuste, la reducción del déficit fiscal hasta 4,5% del PBI, para lo cual, tal como lo plantea el presupuesto oficialista, este año no está prevista ninguna de las medidas de emergencia que surgieron producto del Covid. Hasta el insuficiente IFE fue eliminado.
Alberto Fernández también tuvo una conversación con la primera ministra alemana, Ángela Merkel. Y este jueves hablará en el Foro de Davos. En todos los casos pide apoyo para que se apruebe el acuerdo con el FMI.
La renegociación con el Fondo, que se espera esté terminada en marzo o abril, es el corazón del programa económico del Frente de Todos. Es que el gobierno, tal como lo hizo el año pasado con los usureros privados de la deuda externa, también ha reconocido la deuda con el FMI (44.000 millones de dólares, que asciende a 49.000 con los intereses), a pesar de que se la pasó diciendo que fue producto de una estafa ya que el macrismo la utilizó en su totalidad para fugar capitales. El acuerdo apunta a postergar los vencimientos más inmediatos a cambio de un plan de ajuste denominado de “facilidades extendidas”. Y aclarando, desde ya, que en unos años habrá que pagar el 100% del monto adeudado.
Seamos claros, el Fondo, después de un 2020 de una recesión terrorífica, y en medio de un 2021 lleno de incertidumbres por la continuidad de la pandemia, solo firmará un acuerdo con la Argentina a cambio de un mayor ajuste. Y no está descartado, por la índole de los acuerdos de facilidades extendidas, que también se exijan reformas “estructurales”, laboral y jubilatoria.
En síntesis, no habrá reactivación ni salida para el pueblo trabajador si no se rompe el acuerdo con el FMI y se deja de pagar la deuda externa para así volcar todos los recursos a resolver las más urgentes necesidades populares.