Escribe Atilio Salusso
El pasado miércoles 3 de febrero, el ministro de Salud brindó un informe virtual ante diputados nacionales. Por el Frente de Izquierda participaron nuestro diputado de Izquierda Socialista Juan Carlos Giordano y Nicolás Del Caño, quienes intimaron al ministro a dar respuestas ante la falta de vacunación del personal de salud, sus demandas aún no resueltas o preguntándole por qué aún ni siquiera se centralizó el sistema de salud para hacer frente a la pandemia. Pero el plato fuerte fue el tema de la vacuna. Hasta que hablaron nuestros diputados de izquierda, las palabras “negocios capitalistas con la vacuna” o el tema “patentes” ni se habían mencionado.
Giordano le planteó cómo puede ser que si el ministro dijo que “la vacuna AstraZeneca se hace en Argentina”, las dosis de esta multinacional no aparecen en nuestro país. Giordano describió que eso ocurre porque el gobierno, a pesar de que el presidente dijo que la vacuna debe ser un bien público global, solo actúa como intermediario del grupo Insud Pharma, que la fabrica en su planta de Garín (provincia de Buenos Aires) y la envía a México mediante un acuerdo con el magnate de ese país Carlos Slim, mientras luego AstraZeneca la patenta, vende y hace fabulosas ganancias. A su vez, Ginés dijo, refiriéndose a la vacuna Pfizer, que el gobierno entabló negociaciones para tenerla pero que “fue defraudado” a pesar incluso de que el Congreso votó una ley a medida del laboratorio transnacional. ¿Cuál es la sorpresa del ministro? Ninguna. Así actúan las multinacionales. También se supo que Argentina puso voluntarios para probar una vacuna China, pero resulta que el propio ministro dijo que el gobierno dictatorial chino le exigió a la Argentina que le compre como condición 30 millones de vacunas.
Ginés develó la política del gobierno cuando dijo “nosotros con los negocios privados no nos metemos”. ¿Dónde está entonces la campaña sobre el rol del Estado que pregona el gobierno? Además, no es cierto que el gobierno no se mete, sino que sí se mete, pero para favorecer el negocio capitalista privado de laboratorios y farmacéuticas.
Cuando apareció en la interpelación la palabra “patente” por parte de nuestros diputados, Ginés dijo “a mí no me pueden decir nada porque escribí libros sobre el tema”. Pero no se trata de escribir libros, sino que hay que proceder en consecuencia, más cuando hay antecedentes de desconocimiento de patentes y de producción local de medicamentos que posibilitaron combatir el Sida en Sudáfrica o Brasil.
En definitiva, el ministro reconoció que su gobierno “nacional y popular” sigue administrando a una Argentina semicolonial sin adoptar ninguna política para combatir los negocios privados con la vacuna y emprender la producción nacional de la misma, como lo reclamamos con el proyecto de ley que hemos presentado desde Izquierda Socialista, o como lo reclaman otros países o plantea Médicos sin Fronteras, entre otras organizaciones en el mundo.