Cada aniversario del golpe genocida, a la cabeza de nuestra columna marcha el homenaje a nuestros queridas compañeras y compañeros desaparecidos y asesinados del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), antecesor de Izquierda Socialista.
El glorioso PST comenzó a sufrir duros golpes represivos mucho antes del comienzo de la dictadura. Su férrea oposición al pacto social de 1973, su pelea contra la burocracia sindical aportando a la construcción clasista de la época, ya lo habían puesto en la mira de los grupos de ultraderecha. Que actuaban a la sombra de las triple A de López Rega y el propio Perón, con la colaboración de las patotas de la burocracia sindical. Así, en mayo de 1974 y septiembre de 1975 se produjeron respectivamente las masacres de Pacheco y La Plata, con varios compañeras y compañeros asesinados, a los que se sumaron otros casos antes del golpe.
Luego del 24 de marzo, el PST tuvo más de 100 desaparecidos, la mayoría de ellos mientras continuaban en la clandestinidad su militancia contra la dictadura.
Las víctimas llegaron hasta febrero de 1982, cuando se produjo el último asesinato, el de Ana María Martínez, que, ya con la dictadura más debilitada, tuvo gran repercusión nacional e internacional.
El PST forjó con su heroica militancia y sus mártires, a las generaciones de luchadores que les sucedieron. Por eso, cada año gritamos: “a los caídos no los vamos a olvidar; en cada lucha, ellos están; y con un mundo socialista volverán”.