Dec 07, 2024 Last Updated 5:16 PM, Dec 6, 2024

Hace 35 años / El pueblo alemán tiraba el Muro de Berlín

Publicado en El Socialista 594

Escribe Federico Novo Foti
 
El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro que dividió la ciudad de Berlín por décadas. Fue una victoria de las masas, que inició el camino hacia la unificación alemana y provocó el derrumbe de la burocracia estalinista. Gobiernos y analistas burgueses anunciaron el triunfo del capitalismo sobre el socialismo. Pero los socialistas revolucionarios tenemos otra mirada.

La noche del 9 de noviembre de 1989, tras el anuncio del portavoz del gobierno de la República Democrática Alemana (RDA), Günter Schabowski, sobre el otorgamiento de permisos para visitar Berlín occidental, miles de alemanes que vivían en Berlín oriental se movilizaron hacia el muro que dividía la ciudad. Sorpresivamente, la multitud comenzó a demolerlo con picos, martillos y palas, ante la mirada desconcertada de los soldados. Tras veintiocho años caía el muro que había separado a la ciudad y representaba el símbolo máximo de la división alemana. Miles de personas de ambos lados se reunieron para festejar.
 
La división de Alemania

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en la Conferencia de Potsdam de 1945, José Stalin (líder de la burocracia soviética), Franklin Roosevelt (presidente de Estados Unidos) y Winston Churchill (primer ministro británico) pactaron la ocupación y división de Alemania, como parte de los acuerdos en los que definieron “esferas de influencia” en Europa y el mundo para estabilizar el dominio capitalista imperialista. La partición alemana serviría también para dividir al poderoso movimiento obrero alemán.

En 1949 se creó la República Federal Alemana (RFA) en la región occidental más desarrollada, sostenida por el imperialismo yanqui y los millones de dólares del “Plan Marshall” para su reconstrucción. En la zona oriental, la República Democrática Alemana (RDA), apoyada por la burocracia estalinista de la URSS. Berlín, la antigua capital alemana, situada en el centro de la RDA, quedó igualmente ocupada y dividida.

La RDA estaba gobernada por una dictadura de partido único (Partido Socialista Unificado) a imagen y semejanza de la dictadura estalinista de la URSS. La expropiación y eliminación de la burguesía y la planificación estatal de la economía permitieron mejoras, como el pleno empleo, acceso a educación y salud. Pero la división del país y la opresión pesaban sobre su población. En 1953 fueron reprimidas las huelgas obreras de Berlín oriental. Para 1961 se estima que dos millones de personas habían huido del país. Como respuesta, en la madrugada del 13 de agosto de 1961, el gobierno de la RDA comenzó a construir un muro con intención de aislar definitivamente los dos lados de la ciudad de Berlín. El muro de hormigón alcanzaría los 155 kilómetros de largo (45 kilómetros dentro de la ciudad). Separó familias, amigos y vecinos. 239 personas fueron asesinadas a manos de la Stasi, el siniestro servicio secreto de la RDA, al intentar cruzar.1

Los debates sobre la caída del Muro de Berlín

La caída del Muro de Berlín derrumbó a la burocracia estalinista del PSU e inició el camino hacia la unificación del país en 1990. En aquel entonces el hecho causó una enorme sorpresa mundial. Algunos analistas lo presentaron como una jugada magistral del capitalismo imperialista, encabezado por el presidente yanqui, Ronald Reagan, junto al Papa Juan Pablo II y la complicidad del líder soviético, Mijaíl Gorbachov. El politólogo yanqui Francis Fukuyama afirmó que la caída del muro era el triunfo definitivo del capitalismo sobre el socialismo y el permanente para la humanidad.

Desde Izquierda Socialista y la UIT-CI damos otra explicación. Ninguno de los supuestos ideólogos de la caída del muro, ni el viejo dictador de la RDA, Erich Honecker, lo planificaron. Al contrario, a todos les convenía mantener la división alemana y los acuerdos de finales de la guerra, incluido el compromiso de la URSS a limitar su dominio a los países de Europa oriental y colaborar en evitar o controlar las revoluciones en el resto del mundo.

Lo cierto es que en la década de 1980 las burocracias gobernantes en los países del “socialismo real” (donde se había expropiado a la burguesía y tenían regímenes totalitarios) profundizaron sus negociaciones con el imperialismo y la apertura al capitalismo. La falta de libertades y la caída en los niveles de vida alentaron entre las masas un ascenso de las luchas. Estalló la revolución polaca, con el surgimiento del sindicato Solidaridad. Las huelgas mineras sacudieron a la URSS. En junio de 1989, la dictadura del Partido Comunista chino aplastó la revolución en la Plaza Tiananmen. Pero las masas no se detuvieron.

En 1989 la RDA tenía su economía semiparalizada y crecía el éxodo de población a Hungría y Checoslovaquia. A mediados de año comenzaron fuertes movilizaciones populares. En octubre, el gobierno intentó calmar los ánimos con algunos cambios. Destituyeron a Honecker e impusieron a Egon Krenz. Pero las movilizaciones continuaron. El 4 de noviembre medio millón de personas se concentraron en la Alexanderplatz, la gran plaza del centro de Berlín Oriental.

La caída del Muro de Berlín fue un enorme triunfo del pueblo alemán, que no sólo abrió el camino a la unificación alemana, sino que aceleró el derrumbe del aparato estalinista mundial que mantenía encorsetado el movimiento de masas por su acuerdo con el imperialismo. Fue una revolución política triunfante. Pero al mismo tiempo tuvo grandes limitaciones. La ausencia de una alternativa socialista revolucionaria que encabezara las movilizaciones no permitió que se enfrentara el proceso de restauración capitalista ya iniciado. Fue un triunfo con un alto costo, ya que se instaló la confusión y la ilusión en las bondades del capitalismo. El retroceso respecto a la expropiación de la burguesía y la planificación estatal fortaleció a la naciente potencia imperialista alemana unificada.

Hoy los trabajadores y el pueblo alemán continúan haciendo su experiencia con el capitalismo. Lejos de obtener el progreso anhelado, desde 2008 viven la crisis económica capitalista mundial y los planes de ajuste de sus gobiernos. Alemania, hasta hace poco un país económicamente estable y con baja inflación, acumula tres trimestres de recesión (especialmente en la industria automotriz), despidos y una inflación creciente, que alentaron la crisis de la coalición de gobierno, encabezada por Olaf Scholz del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), y las luchas, como las huelgas de ferroviarios a principios de año, de metalúrgicos y la industria electrónica.2 En las luchas, contra las direcciones patronales y reformistas o de falso socialismo, como el SPD, sigue planteada la gran tarea de construir una alternativa socialista revolucionaria capaz de conducir a las masas a lograr un gobierno de trabajadoras y trabajadores con democracia para el pueblo trabajador y que avance hacia el socialismo mundial.

1. Mercedes Petit. “Comenzaba la construcción del Muro de Berlín” en El Socialista Nº 142, 13/8/2009
2. Ver Corresponsal. “Huelga de ferroviarios: la más larga de la historia en ese país” (27/1/2024) y Patrick Köning. “Los metalúrgicos en Alemania estamos en lucha por un nuevo convenio” (9/11/2024). Disponibles en www.uit-ci.org

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