Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop
Ayer, 14 de julio, superamos los 100.000 muertos víctimas de Covid-19. El año pasado, cuando la cifra de decesos llegó a 12.000, dijimos que era como si una localidad como Capilla del Monte hubiera desaparecido. Hoy debemos decir que es como si Bariloche, Tandil o Pergamino, ciudades importantes que rondan los 100.000 habitantes, hubieran sido borradas del mapa.
La pandemia sigue, la segunda ola está todavía en su apogeo y se cierne en el horizonte la temible tercera ola, que puede venir traída por la cepa delta, ya ingresada al país pero que aún no tiene circulación comunitaria. Mientras tanto, el gobierno del Frente de Todos inunda las pantallas de la televisión con imágenes de la llegada de aviones cargados de vacunas para generar una sensación de que ya estamos al borde de inmunizar a toda la población. La realidad es muy distinta.
La pandemia continúa con mucha fuerza
La pandemia continúa y las cifras son categóricas, 102.000 infectados por millón de habitantes, más que en algunos países donde el Covid-19 pegó fuerte, como Francia, España y Chile, aunque menos que los Estados Unidos y Uruguay. Las muertes por millón son 2.100, más que en los Estados Unidos, México y Chile, pero menos que en Colombia. No caben dudas ya de que la Argentina está entre los principales países castigados por la pandemia y, con este resultado, el gobierno del Frente de Todos encabezado por Alberto Fernández tiene la principal responsabilidad, a la que no escapa Juntos por el Cambio, que no es una oposición patronal desde el llano dado que gobierna varias provincias.
Fracasa el plan de vacunación del gobierno
Los patéticos esfuerzos del gobierno peronista para ocultar el fracaso de su plan de vacunación no resisten el cotejo con las estadísticas. Nuestro país tiene apenas 12% de la población con inmunización completa, cifra que lo coloca un punto por debajo del promedio mundial. Brasil, Chile, México y Colombia tienen más porcentaje de vacunación completa que nosotros. Que haya tan poca población con inmunización completa nos deja a merced de la cepa delta y otras nuevas que puedan aparecer.
En total, solo se han aplicado hasta ahora unas 25 millones de dosis, falta mucho todavía. Hay que llegar a 63 millones para tener 70% de la población vacunada y producir el “efecto rebaño”. Cuanto más tiempo se tarde, más víctimas habrá y, también, más posibilidades de que aparezcan mutaciones y nuevas cepas del coronavirus.
No hay vacunas porque las farmacéuticas imponen sus condiciones y el gobierno peronista las acata. Pfizer se negó a vender su producto durante ocho meses hasta que logró que el gobierno modificara una ley que había hecho a pedido de las multinacionales garantizando su impunidad, en la que había una palabra que los abogados de Pfizer objetaban. Esto fue reconocido por Clarín que, en consonancia con Juntos por el Cambio, publicó que “el gobierno argentino decidió modificar por DNU recién ocho meses después la ley que le impedía comprar vacunas de Pfizer” (4/7/2021).
La vacuna Oxford, del millonario peronista Hugo Sigman, asociado a la multinacional AstraZeneca, atrasó sus entregas varios meses a pesar de que se produce en el país. Sin embargo, el gobierno no lo puede sancionar ni demandar porque está amparado por la misma ley que protege a las farmacéuticas.
Las vacunas están en Garín
¿Se pueden completar las dosis que hacen falta para llegar al “efecto rebaño”? Hay que incautar la producción de la vacuna de AstraZeneca –que ya superó cien millones de dosis– que se producen en Garín, fraccionarla, envasarla en el país y distribuirla para inmunizar en muy poco tiempo a 70% de la población. Un proyecto de ley del Frente de Izquierda Unidad lo plantea. Para lograrlo, será necesario continuar y acrecentar la campaña para que el gobierno del Frente de Todos lo haga y libere las patentes del resto de las vacunas para que se produzcan en el país sin subordinarse a las condiciones leoninas exigidas por los laboratorios. Es necesario frenar la pandemia y prevenir la llegada de una tercera ola de mano de nuevas cepas que puede ser más grave que la actual.