Escribe Claudio Funes
Con la reivindicación de Menem, Macri se relanza como candidato presidencial para el 2023. Quiere volver a gobernar para ajustar más. Sin gradualismo. Con reforma laboral, despidos y privatizaciones, entre otras medidas antipopulares de su agenda.
Mauricio Macri se prepara para el “segundo tiempo”. Se postula como candidato a presidente para el 2023. No lo hace porque sube su imágen, sino porque baja la del gobierno peronista al compás de la crisis.
Macri quiere volver para llevar adelante el ajuste que no pudo concretar durante su gobierno, y sin gradualismo. Por eso insiste en que “el FMI no es gente mala, son los demás países”. Lo dijo en un reportaje de TN, mostrándose como su mejor defensor y garante.
Cuando se le preguntó sobre la reforma laboral, contestó “¿Cuánta gente está trabajando en la formalidad en la Argentina? Menos de seis millones, el resto está sin defensa, sin leyes, a la buena de Dios en la informalidad absoluta. Esta gran mentira de leyes laborales que dejan a más de la mitad afuera la ven todos”.
Prometió que a partir de 2023 “no habrá lugar para los comportamientos prepotentes y mafiosos. […] El que no esté dentro de la ley se las tendrá que ver con la Justicia”. Clara referencia a cómo reprimirá las luchas contra el ajuste que planifica.
Macri también se expresó sobre Aerolíneas Argentinas, “Si Aerolíneas no es autosustentable hay que privatizarla, no hay duda”. “Hay que tener el Estado necesario”. […] “El Estado es un aguantadero permanente de la política”. El despido de empleados públicos también es parte de su agenda.
Macri dice con claridad que desde el día uno habrá que hacer todas las reformas necesarias para terminar con el déficit. “Agarrar el lápiz rojo de Angeloz* y tachar todo lo que sea necesario”. Ajuste brutal. Él mismo lo reconoce: “No va a ser fácil”. El crecimiento de los “libertarios” lo empuja a un discurso más crudo.
El pensamiento político de Macri se afirma cuando destaca a Carlos Menem (al igual que los libertarios). Dijo que será cada vez más reivindicado porque intentó realmente unir a los argentinos y pacificó el país. Nada más alejado de la realidad.
Durante los ´90, con la complicidad de la burocracia sindical (cuando no), se remataron el conjunto de las empresas del Estado a precio vil. Centenares de miles de trabajadores quedaron en la calle. Ciudades y pueblos casi desaparecieron con el cierre de ramales ferroviarios o de actividades de YPF. Menen creó el enorme negocio de las AFJP, la privatización de las jubilaciones al servicio de los bancos, mientras sometía al hambre a los adultos mayores. El gobierno menemista fue el abanderado de las “relaciones carnales” con el imperialismo yanqui y emblema de la corrupción.
Con Menem la tasa de desempleo en mayo de 1991 era de 6,9%, mientras que en 1994 subió al 10,7% y para el año 1996 había ascendido al 17,2%. Lo mismo sucedió con la tasa de pobreza que aumentó del 19% en 1990 a más del 35% en 1995. Menem fue ajuste y entrega. Esta tremenda tragedia es la que reivindica Macri, quien se considera políticamente moderado.
Su comentario produjo chispazos en Juntos por el Cambio. De inmediato Gerardo Morales, presidente de la UCR y anotado en la carrera presidencial para 2023, le contestó “Rechazamos las políticas neoliberales implementadas por el menemismo. […] Estas medidas destruyeron nuestro aparato productivo, nos hicieron más pobres […]”. Habla como si la UCR no hubiese sido parte del gobierno de Cambiemos.
Macri quiere ser el continuador de las políticas de Menem. Él mismo lo dice cuando lo elogia. Es cierto que están más preparados para gobernar; pero siempre al servicio del gran capital, las multinacionales y el FMI. Macri no es alternativa para el pueblo trabajador y los sectores populares.
* Eduardo César Angeloz (UCR) fue ex gobernador de la provincia de Córdoba desde 1983 hasta 1995.