Escribe Eugenio L. E. Spagnoli, psiquiatra infanto-juvenil del Hospital de Niños de San Justo
La crisis capitalista impacta negativamente sobre la salud mental. Con la pandemia aumentó un 25% la prevalencia de la ansiedad y la depresión en todo el mundo. Además, aumentaron hasta un 47% los trastornos mentales en pacientes menores de edad.
En Argentina veinte millones de personas se atienden en el sistema público de salud. Sin embargo, apenas el 4,1% del presupuesto nacional para el año 2023 está destinado al sector salud. Únicamente el 1,68% de esa cifra se gasta en salud mental, quedando ese porcentaje muy por debajo de lo establecido por la Ley Nacional N° 26.657 que exige que se gaste un 10%.
En este marco, la situación de la atención de la salud mental pediátrica en el AMBA es crítica; solamente dos hospitales pediátricos del área provincial prestan atención en la especialidad de psiquiatría infanto-juvenil: el Hospital Sor María Ludovica de La Plata, y el Hospital del Niño de San Justo (municipal). Este último, único hospital pediátrico del conurbano oeste, no cuenta con guardia activa de salud mental, no pudiendo brindar respuesta satisfactoria al incremento de las urgencias de salud mental pediátricas que vienen creciendo incluso desde antes que comenzara la pandemia. Compañeras y compañeros de este hospital y del resto del municipio venimos pronunciándonos en contra del vaciamiento de la salud pública, la precarización laboral bajo la forma de contratos de monotributo, la falta de adecuada actualización de nuestros salarios (que están por debajo de la línea de pobreza), la insuficiente dotación de personal de seguridad en centros de atención, la carencia en materia de infraestructura, la falta de apertura de concursos que desde hace algunos años atenta contra la continuidad de la carrera profesional hospitalaria, entre otras cosas. Penoso resulta observar que nuestra capacidad de respuesta a las problemáticas de salud de la población se reduce ante una creciente demanda de prestaciones, o que la protesta de algunas y algunos trabajadores se vaya transformando en renuncias.
Exigimos condiciones laborales dignas para las y los trabajadores de la salud y un aumento salarial inmediato. Hay que dejar de pagar la deuda externa usurera y fraudulenta, destinando ese dinero a la salud pública. Los gobiernos de Espinoza y Kicillof deben aumentar el presupuesto destinado a la salud de la población (sin subejecuciones), garantizando la atención eficiente de la salud pública, que sea gratuita, de calidad, y de acceso universal para todas y todos.