Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE ministerio de Economía y dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
En su discurso de asunción el presidente Javier Milei reiteró su propuesta de producir un ajuste del “gasto público” de proporciones siderales. Y remarcó que el eje del ajuste va a estar enfocado en el empleo público. En conferencia de prensa, al día siguiente, el vocero Adorni agregó que se revisarán cada uno de los contratos firmados en el último año en las distintas dependencias del Estado a la búsqueda de eliminar el “empleo militante”. Y en su primer discurso el ministro de Economía Caputo fue más allá y anunció que despedirán a aquellas trabajadoras y trabajadores contratados en el 2023.
Con estas declaraciones queda claro que uno de los focos donde el gobierno del ultraderechista Milei apunta los cañones es sobre los puestos de trabajo de decenas de miles de estatales con modalidades contractuales precarias. Aquí es importante aclarar que todos los últimos gobiernos han mantenido altísimos niveles de precarización laboral en el Estado nacional. En particular el saliente gobierno peronista de Alberto y Cristina Fernández incumplió el acuerdo paritario firmado en 2020 de pasar a planta permanente a 30 mil trabajadores con más de cinco años de antigüedad.
El otro punto central del ajuste que preparan es pisar o directamente congelar los salarios en el marco de una aceleración inflacionaria que según las declaraciones del propio presidente en enero puede subir al 40 o 50% mensual. La inmensa mayoría de las y los estatales tenemos hoy salarios que no alcanzan ni de cerca para el sostén de una familia y esta situación redunda en un altísimo crecimiento del pluriempleo.
Es importante destacar que estas medidas tienen el objetivo adicional de dar una señal a todas las patronales para avanzar sobre los puestos de trabajo, los salarios y las condiciones laborales del conjunto de la clase trabajadora del país.
En este cuadro es imperioso poner en pie la organización de las y los trabajadores estatales desde cada sector de trabajo. Con asambleas o reuniones abiertas sin importar la modalidad de contratación en cada sector de trabajo para empezar a organizar por abajo la resistencia al ajuste. Exigiendo a las conducciones de ATE que abandonen las divisiones por arriba que han abundado en los últimos diez años y que se pongan al servicio de esta pelea para organizar un movimiento masivo que pueda parar el brutal ajuste que intentan descargar sobre nuestras espaldas.