Escribe Guido Poletti
La ley ómnibus tiene todo un capítulo referido a modificaciones de la ley electoral. Entre varios temas, todos discutibles y manipulables en manos de los partidos patronales (boleta única, cambios en la cantidad de diputados por provincias), hay una, sin embargo, de una extrema gravedad: la elección uninominal.
Con este esquema, se divide cada provincia en tantos distritos electorales como diputados se elijan y luego se elige uno solo en cada uno de ellos. Para ser claros: solo serán electos los que ganen (salgan primeros) en cada distrito. Es una forma de votación que elimina totalmente la representación de las minorías. Una fuerza política puede obtener el 10, 20, 30 o 40% de los votos y, aún así, no tener ninguna representación en el Congreso. Milei no es original: así se eligen los Representantes (equivalentes a nuestros diputados nacionales) en el Congreso de los Estados Unidos. Por eso, siempre, el total de los elegidos pertenecen a alguno de los dos grandes partidos patronales (demócratas o republicanos).
¿Quién sale favorecido con esta modificación electoral? Obviamente, los partidos patronales tradicionales (peronistas y radicales), el PRO en algunos lugares y, actualmente, La Libertad Avanza. ¿Quién pierde? El Frente de Izquierda, al que se busca proscribir y silenciar. El motivo es obvio: somos quienes, incondicionalmente, nos opondremos, en el Congreso y en las calles, al plan de ajuste y represión del ultraderechista de Milei.