Escribe Guillermo Sánchez Porta, dirigente de Docentes en Marcha e Izquierda Socialista
Menem hizo un cambio estructural en el sistema educativo liquidando la nacionalización que desde la ley 1420 de Sarmiento había dado un valor y jerarquía a la escuela pública argentina. En los años ‘90 se “provincializó” el sistema. Esto quiere decir que Nación dejó de ser responsable del financiamiento. Menem lo hizo, y los radicales, el PRO y el kirchnerismo lo siguieron sosteniendo a lo largo de los años.
De esta manera la docencia dejó de cobrar el mismo salario. Hoy, por la misma tarea, hay provincias que pagan 260 mil pesos y otras 450 mil. Hay provincias con escuelas sin techos y sin baños, otras con aulas sin puertas ni vidrios, cloacas tapadas, sin internet, paredes rotas, sin ventiladores o estufas, con condiciones insalubres, ocasionando pérdida en los días de clases. Todo al servicio de que el “estado nacional” recorte el presupuesto educativo y lo use para pagar la deuda externa. Este desastre que se impuso con la Ley Federal de Educación menemista, lo sostuvieron todos los gobiernos siguientes, también el kirchnerismo, con su propia Ley Nacional de Educación que está en vigencia.
Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad decimos que hay que hacer lo opuesto a lo que hace Milei e implementaron los gobiernos anteriores. Hay que renacionalizar el sistema educativo, que el Estado Nacional vuelva a ser el sostenedor indelegable de todo el financiamiento, haciéndose cargo de los salarios y una infraestructura digna. Para que no haya ningún alumno sin docentes y ningún docente sin trabajo, y que por ley el presupuesto educativo sea del 25% del presupuesto nacional o el 10% del PBI, sin otorgar ningún subsidio a las escuelas privadas. Todo esto financiado con los fondos que se destinan a la estafa de la deuda externa en beneficio de los usureros y el FMI.