Escribe Adolfo Santos

La violencia impuesta por el gobierno ultraderechista de Milei con la aplicación de su plan motosierra y su licuadora de salarios y jubilaciones, viene siendo contestada por las y los trabajadores y los movimientos sociales con paros y movilizaciones.

No podría ser diferente. Los primeros pasos del gobierno han sido licuar salarios y jubilaciones y eliminar planes sociales, una política que, según el Observatorio Social de la Universidad Católica, hizo saltar los índices de pobreza e indigencia del 49,5% en diciembre al 57,4% en enero. Es el nivel más alto de los últimos veinte años y se continuará agravando en los próximos meses con paritarias a la baja, jubilaciones de miseria, la eliminación de planes sociales, la falta de asistencia a los comedores y la recesión económica que pronostica mayor desempleo.

Hay motivos de sobra para salir a enfrentar este violento plan de ajuste de Milei y el FMI que nos hunde en la pobreza y que amenaza con arrojar más trabajadoras y trabajadores al desempleo.

Luchar con fuerza para derrotar el plan Milei-FMI

El paro nacional con movilización del 24 de enero fue determinante para que caiga la Ley Ómnibus al servicio del FMI y los grandes grupos económicos. Fue una clara demostración que a este gobierno se lo detiene con lucha y movilización. Es lo que entienden las y los trabajadores.

El miércoles 21 de febrero fue el turno de La Fraternidad al convocar a un paro de 24 horas frente al ofrecimiento ridículo del 12% de recomposición salarial. Después le tocó al gremio de Sanidad que el 22 de febrero realizó un paro nacional ante la falta de avance en la paritaria. Y el 28 de febrero, al no alcanzar un acuerdo durante las negociaciones con Aerolíneas Argentinas e Intercargo, la empresa encargada de trasladar pasajeros y equipajes en los aeropuertos, los gremios aeronáuticos lanzaron un paro de 24 horas.  

El quite de fondos a las provincias para educación, así como el fracaso de la negociación por un piso salarial mínimo para los maestros de todo el país, ha puesto en pie de guerra al sector. Los docentes organizados en Ctera (CTA) pararon el 26 de febrero, mientras que UDA y demás gremios docentes pertenecientes a la CGT, convocaron a parar el 4 de marzo. Es correcto parar, pero la falta de unificación y de implementar un verdadero plan de lucha por parte de los burócratas sindicales debilita estas medidas que podrían haber tenido un mayor impacto.

La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) acaba de suspender el Plan de Lucha Nacional que debería comenzar el miércoles 6, debido a que fue dictada la conciliación obligatoria. Sin embargo, la medida de la Secretaria de Trabajo, no alcanza a la Cámara Argentina del Acero, por lo que el sector siderúrgico comienza desde el miércoles 6 con los paros escalonados de 24, 48 y 72 horas durante el mes de marzo.  Además hay varios conflictos surgidos localmente, sea por salario o en defensa del empleo, algo que está afectando al sector de la construcción frente a la eliminación de la obra pública por parte del gobierno. Lo mismo ocurre con el cierre de Télam y sus agencias, que ha suscitado un amplio movimiento de solidaridad al que adherimos desde Izquierda Socialista.

También las y los compañeros de las organizaciones sociales piqueteras se vienen movilizando frente a los brutales recortes de subsidios y falta de comida para el sector. A esto se suman las movilizaciones de las asambleas barriales y acciones de la juventud como el “Molinetazo” realizado en las terminales de las líneas ferroviarias por un boleto educativo a nivel nacional.

Por un nuevo paro general y plan de lucha

A pesar de esta gran movilización, los dirigentes sindicales peronistas de la CGT y las CTA, continúan titubeando. Mientras Milei sigue con sus ataques, los principales burócratas cegetistas ahora dicen que “esto no se resuelve contestando con un paro general”. Peor aún, apuestan a que los gobernadores “resistan al Pacto de Mayo” [...] “Les pido que tengan dignidad y que no voten leyes en contra de los laburantes” imploró Pablo Moyano (Clarín 4/3/24). En vez de apostar a la movilización de las y los trabajadores, confían en que los gobernadores de PRO, radicales o peronistas puedan resistir al gobierno y enfrentar el ajuste.

A este verdadero plan de guerra contra el pueblo trabajador, debemos responderle a la altura sin ninguna confianza en los políticos patronales, sean del partido que sean. Desde las bases de las fábricas, los lugares de trabajo y estudio y las asambleas barriales, debemos exigir a las centrales sindicales que lancen un nuevo paro general acompañado de un verdadero plan de lucha y movilización para frenar la motosierra y parar la licuadora hasta derrotar el plan de ajuste de Milei y el FMI.