Escribe Adolfo Santos
El paro del 9 de mayo fue una contundente respuesta de las y los trabajadores al brutal plan de ajuste que viene aplicando el gobierno ultraderechista de Milei y el FMI. Fue un verdadero parazo que demostró la enorme voluntad de lucha de la clase trabajadora contra el plan motosierra, la licuación de salarios y jubilaciones y el ataque sistemático a los derechos y el nivel de vida de las masas populares.
“Parecía un domingo”, llegó a noticiar un medio. No era para menos, sectores de la ciudad que en días normales concentran multitudes, como las estaciones de Constitución, Retiro, Once o Liniers, estaban desiertas. Ni la actitud rompehuelgas de un sector de la dirigencia de la UTA alineada con la patronal de la empresa de transportes DOTA, consiguieron cambiar la fisonomía del paro. Las diferentes líneas de esa empresa, circulaban prácticamente vacías por el AMBA porque la decisión de las y los trabajadores a pesar de esa oferta de transporte, fue sumarse al paro.
El funcionamiento de pequeños comercios, farmacias y algunas estaciones de servicio, no consiguieron disimular la fuerza de la medida. Los propios comerciantes declararon que no entraban clientes. Las fábricas, las oficinas, las escuelas y universidades, la administración pública, el transporte de colectivos y ferroviario, aéreo y fluvial, el personal portuario, los aceiteros de los grandes monopolios agroexportadores, bancarios y una larga lista, no dudaron en paralizar sus actividades masificando la protesta contra las políticas del gobierno al servicio de los grandes empresarios y el FMI.
En muchos lugares, el cese de actividades se transformó en masivos actos y movilizaciones. Desde Neuquén llegaron informes de más de diez mil manifestantes que ocupaban más de quince cuadras. En Córdoba, provincia donde Milei ganó por amplio margen, el paro fue contundente y coronado con una importante movilización. En Tierra del Fuego, donde el paro fue total (incluyendo la planta Mirgor de la familia Caputo y portuarios), hubo una marcha de seis cuadras en Ushuaia. Por su parte, el sindicalismo combativo, realizó actos y conferencias de prensa en Plaza Congreso y en el centro de Rosario.
El paro tuvo una repercusión histórica por su masividad y por su extensión a pesar de la lógica desconfianza con la burocracia sindical. Fue el reflejo del malestar social generado por las medidas económicas y las amenazas no surtieron efecto. El gobierno montó una campaña con altoparlantes en las estaciones del ferrocarril pidiendo para denunciar supuestos aprietes de sindicalistas, el vocero presidencial habló de descontar el día a los que adhieran al paro y Patricia Bullrich amenazaba investigar los “atentados contra los ómnibus” mientras hacía un papelón al subirse a un colectivo vacío, pero sin crédito en la SUBE para viajar. El impacto de la medida dio de lleno en el gobierno, porque millones que pararon fueron votantes de Milei. Se empieza a derrumbar la idea de que el ajuste se hace con el beneplácito popular.
Hay que darle continuidad a la lucha contra el plan de Milei y el FMI
La contundencia del paro demuestra la voluntad de lucha de la clase trabajadora. Fue un round más de la pelea contra el gobierno ajustador de la que salimos fortalecidos. Es posible derrotar el plan motosierra, la Ley Bases y anular el DNU. No concordamos con la CGT, que después de decir: “fue un parazo”, calificó la medida como “un llamado de atención para que el gobierno tome nota” y que “está abierta para el diálogo”. Este gobierno demostró que no tiene ningún interés en dialogar con la clase trabajadora, su único objetivo es gobernar al servicio de los grandes empresarios y el FMI.
El camino es la movilización y la lucha, por eso la clase trabajadora en menos de cinco meses de gobierno tuvo que realizar dos paros generales, varios paros por sector y la comunidad educativa realizó una marcha histórica el 23 de abril en defensa de la educación. En los próximos días se estará votando la Ley Bases en el Senado, la CGT debe convocar a la movilización para demostrar la total oposición a ese nefasto proyecto. Y hay que ir por más, como debatieron las y los ferroviarios del Sarmiento en una gran asamblea donde votaron exigir un nuevo paro de 36 horas con movilización.
No es casual que en los días siguientes al 9 de mayo se haya discutido tanto la propuesta que hizo el dirigente combativo Rubén “Pollo” Sobrero a la CGT durante la conferencia de prensa frente al Congreso de realizar un paro de 36 horas. Una medida que también votó el gremio Ademys (docentes de CABA) y la Multisectorial en Neuquén, entre otras. Por eso exigimos ¡Paro de 36 horas con movilización! Que la CGT y CTA llamen a marchar al Senado cuando se trate la ley ¡Abajo la Ley Bases y el DNU! No a los despidos y tarifazos. Aumento inmediato de salarios y jubilaciones. Plata hay. Que se deje de pagar ya la deuda externa. Abajo el plan motosierra de Milei y el FMI.