Oct 20, 2024 Last Updated 8:35 PM, Oct 18, 2024

Mientras crece la interna / El peronismo deja correr a Milei

Publicado en El Socialista 591
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Escribe Mariano Barba

La crisis del peronismo es una novela con final abierto. Luego de la derrota electoral del 2023 distintos sectores internos intentan postularse para aglomerar a la mayoría de las dispersas fuerzas que se reivindican peronistas a lo largo del país. Ahora, una de las peleas que se destaca es entre el gobernador Axel Kicillof y La Cámpora de Máximo y Cristina.

Desde el comienzo del gobierno ultraderechista de Javier Milei aparecieron distintas posiciones dentro del peronismo. Varios de los gobernadores a través de sus diputados y senadores facilitaron el quórum y los votos para que saliera la Ley Bases y le dieron la gobernabilidad que necesita el oficialismo para que continúe con el salvaje ajuste contra los trabajadores y sectores populares. Así actuaron Osvaldo Jaldo de Tucumán y Raúl Jalil de Catamarca, y todos sus bloques de diputados, entre otros. Por su parte, la cúpula de la CGT, integrante fundamental de las filas del peronismo, mantiene una tregua con el gobierno para que no exista una lucha nacional unificada contra la motosierra. Es más, la dirigencia de la CGT y las CTA actúa para que el enfrentamiento con el gobierno transite lo más tranquilo posible hacia las elecciones del 2025 y las presidenciales del 2027. Hacen lo imposible para que no haya un plan de lucha nacional.  

¿Por qué la batalla entre Kicillof y La Cámpora?

Porque el peronismo está sumido en una profunda crisis luego de la derrota electoral y no tiene un líder indiscutible tras el fracaso del gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner. Axel Kicillof, gobernador bonaerense, es el que más se postula para cubrir ese vacío. Está enhebrando una serie de contactos con otros gobernadores peronistas para encaminar un proyecto común de cara a las presidenciales del 2027, donde él se postula para ser candidato a presidente. Por eso su discurso en el acto realizado el 14 de septiembre en Mar Chiquita generó miradas positivas en quienes apuestan por él. De sus palabras se desprendió que Perón, Evita, Néstor y Cristina son el pasado. “Hay que componer otra canción”, sostiene junto a Juan Grabois; “y no cometer los errores del pasado si queremos volver”. Su ministro de gobierno, Carlos Bianco, avanzó más al decir “no podemos poner a un presidente que después no conduzca el proceso. El próximo presidente, la próxima presidenta, tiene que ser el jefe, además”. Varios intendentes lo apoyan en su proyecto. Los más destacados son Jorge Ferraresi de Avellaneda, Mario Secco de Ensenada, Fabián Cagliardi de Berisso, entre otros. Ferraresi además tiene la intención de ser el candidato a gobernador para suceder a Kicillof.  Por su lado, Ricardo Quintela, actual gobernador de La Rioja, es aliado de Kicillof, quien lo apoya para presidir el PJ a nivel nacional. Quintela es el mismo que paga los sueldos con bonos y enfrenta un importante paro docente en su provincia.

La Cámpora, con Cristina y Máximo, no quieren que avance Kicillof. Su objetivo es controlar al peronismo de la provincia de Buenos Aires, donde la expresidenta se siente cómoda y debe estar pensando en presentarse en las elecciones intermedias del 2025, para ser senadora o diputada y garantizarse los fueros ante las causas penales que avanzan en su contra. Por eso Cristina sale, últimamente, con sus “clases magistrales”, a fijar posición ante cada declaración de Milei apuntando a posicionarse como “opositora” ante el desgaste de la figura del presidente. Y al mismo tiempo sale a polemizar ella o su hijo Máximo en cada acto a Kicillof. ¿Es una pelea por diferencias profundas entre ellos? No. Es una pelea por el control del aparato peronista y poder digitar las candidaturas el próximo año. Ninguno de los dos promueve un programa alternativo contra Milei. Cristina aclaró en varias oportunidades, que hay que hacer la reforma laboral, que hay que pagar la deuda externa (como lo hizo en su gobierno), y que hay que reformar la educación pública. O sea, adaptándose con un discurso favorable a las patronales y a sus intereses.

Por otro lado, aparece Guillermo Moreno, un peronismo totalmente retrógrado que incluso ve con buenos ojos una alianza con Victoria Villarruel, la actual vicepresidenta que reivindica el accionar de la dictadura genocida. También está Grabois pretendiendo canalizar la bronca por “izquierda”.

La salida es el Frente de Izquierda Unidad

El peronismo muestra distintas caras, pero ninguna novedad. No es un modelo alternativo para salir adelante. Ya gobernó veintiocho de los últimos cuarenta y un años post dictadura. Hoy con Milei estamos en el 52,9% de pobreza, de la que una gran parte se generó en los gobiernos peronistas. En cambio hay otro modelo, el que proponemos desde Izquierda Socialista, y el Frente de Izquierda, que es un modelo anticapitalista y socialista con un plan económico obrero y popular de emergencia para que la plata vaya a combatir los males sociales y no para los grandes empresarios, multinacionales, bancos y el FMI.

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