Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Javier Milei logró imponer el veto con el apoyo servicial del peronismo. Votaron a favor tres tucumanos del gobernador Osvaldo Jaldo y se ausentaron el diputado misionero Alberto Arrúa (también secretario general del Partido Justicialista de Misiones y ex de La Cámpora) y su par catamarqueña Fernanda Ávila, quien responde al gobernador Raúl Jalil, dando la nota de color al quedarse en su despacho sin bajar al recinto. Recordemos que las ausencias y abstenciones beneficiaron a Milei para que llegue al tercio de los votos, ya que sólo se cuentan los positivos y negativos de las y los presentes.
Quien salió por las redes a manifestar su enojo fue Cristina Fernández de Kirchner. “Gobernadores peronistas de nuestro partido habrían influido sobre algunos legisladores de sus provincias para plegarse a la estrategia de apoyo al veto a Milei”. En otra parte de su mensaje señala “cinco votos peronistas que de haber cumplido con su mandato habrían dejado sin efecto el veto y hoy la universidad tendría financiamiento”.
¿Qué pasó? Se dieron vuelta. Así de sencillo. Sin sus votos ganaba el rechazo al veto. Pero esos gobernadores fueron en la boleta de Unión por la Patria bajo la fórmula Alberto presidente-Cristina vice. ¿Ella no lo sabía?
Lo que quiere hacer creer es que en el peronismo hay sólo algunas “manzanas podridas” (no el conjunto de la dirigencia peronista) y que lo que hay que hacer es “enderezar al peronismo porque se torció y ordenar lo desordenado” con el objetivo de “que nadie más en nombre del peronismo termine utilizando una banca en contra del pueblo y la nación”. ¡Lo dice la misma que designó a dedo a Alberto Fernández como candidato a presidente llevando al país a un verdadero desastre, gobierno que integró la ex vicepresidenta de principio a fin!
Cristina llama a terminar con el “transfuguismo” del PJ con el objetivo de poner diputadas y diputados de su palo. Electoralismo al ciento por ciento. Pero si hace referencia a las bancas “que se venden”, recordemos que su hijo Máximo Kirchner y La Cámpora votaron para que se renegocie la deuda externa usurera del ministro Martín Guzmán. También votaron el cambio de la movilidad jubilatoria de Alberto que les robó a los jubilados. Y si no votaron el acuerdo con el FMI, es porque ya estaba sellado el acuerdo con el PRO.
Tenemos a su vez un hecho histórico, cuando en 1990 Néstor Kirchner siendo gobernador de Santa Cruz le puso un avión al entonces diputado Rafael Flores de esa provincia (que estaba enyesado) para que asistiera a votar la privatización de YPF bajo el gobierno peronista menemista de entonces.
Además, podríamos preguntarle a Cristina por qué no derogó las leyes de la dictadura o impuso el aborto legal cuando tenía mayorías en ambas cámaras en su último gobierno, por ejemplo.
Pero no se trata sólo de bancas, sino para quién gobierna el peronismo cuando está en el poder. No hay ningún peronismo “torcido ni desordenado”, es el mismo de siempre que viene gobernando durante veintiocho años de los últimos cuarenta para los grandes empresarios, la megaminería, los bancos y el FMI. Esto es lo que Cristina quiere encubrir.
El veto de Milei fue posibilitado por votos peronistas que fueron en las listas de Alberto y Cristina. Esa es la pura realidad. Esto debe llevar a la reflexión a las y los luchadores y jóvenes que vienen apoyando al peronismo creyendo que puede ser una salida favorable. A ellos les decimos que sólo el FIT Unidad muestra coherencia, tanto en el Congreso como en las calles, para enfrentar decididamente a la ultraderecha de Milei, mientras el peronismo lo deja correr y solo piensa en las elecciones de sus autoridades del próximo 17 de noviembre y las del año que viene, y la burocracia peronista de la CGT mantiene una tregua repudiable con el gobierno.