Escribe José Castillo
El presidente ultraderechista argentino continua su cruzada “anticomunista” en sus discursos en el exterior. Ahora repitió la mentira de que nuestro país era la primera potencia del mundo a fines del siglo XIX y luego “cayó” en el socialismo. Una falsedad absoluta. Nuestro país se hunde justamente por lo contrario: su dependencia del capitalismo imperialista.
Finalmente Javier Milei logró sus “quince minutos de fama” junto a Donald Trump. Fueron literalmente eso: quince minutos. Eso fue lo que la organización de la Conservative Political Action Conference (CPAC) le dio al presidente argentino, además de un saludo, con elogios incluido, del propio mandatario electo yanqui.
Todo sucedió en Mar a Lago, en la mansión donde se festejaba el triunfo de Trump. Allí Milei se despachó: “La Argentina sufrió el socialismo [...] Es una gran alegría saber que en Estados Unidos primaron el sentido común y la razón sobre el delirio comunista y la agenda woke y de planificación centralizada. Es una alegría porque como argentino conozco de primera mano las consecuencias del socialismo y eso me trae mucha felicidad. En Argentina hace 120 años nos regíamos por el capitalismo y la libre empresa. Con el PBI per cápita más alto del mundo. Competíamos cabeza a cabeza con Australia y Estados Unidos”.
Vamos por partes. Milei repite sus mentiras, siguiendo el consejo de Joseph Goebbels (el ministro de propaganda de Adolf Hitler), que insistía: “miente, miente, que algo quedará”. Argentina nunca fue primera potencia del mundo, ni de lejos. A fines del siglo XIX y principios del XX, desde Roca en adelante, la época a la que se refiere Milei, se dieron el genocidio de los pueblos originarios, con los que se rindieron vendidos como siervos a las familias ricas de Buenos Aires, la superexplotación de los trabajadores inmigrantes, como denunciaron las nacientes organizaciones anarquistas y socialistas de la época, o de los propios trabajadores nativos, a los que se le pagaba con vales, como en La Forestal. En esa supuesta Argentina próspera, decenas de miles de nuevas proletarias y proletarios se hacinaban en los conventillos. La política de la época se limitaba a repartirse los cargos entre las familias oligárquicas, mientras las elecciones se realizaban con fraudes escandalosos.
Y, después, ¿la Argentina sufrió el socialismo? ¿A qué se refiere Milei? En nuestro país jamás hubo gobierno socialista alguno. Siempre gobernaron distintas expresiones patronales, más o menos cercanas a los distintos capitalismos imperialistas que nos dominaron históricamente (primero el inglés y luego el yanqui), garantizando sus negocios y, como aliados secundarios, los de las patronales nativas. Sin duda Milei se refiere a la distintas conquistas sociales que se fueron dando a lo largo del siglo XX, logradas con la lucha del pueblo trabajador, y que hoy él quiere quitar (derecho a huelga, jubilaciones, salario mínimo, negociaciones colectivas). Incluyendo las nuevas conquistas populares de las últimas décadas: juicio y castigo a los genocidas de la dictadura, matrimonio igualitario, ley de identidad de género, interrupción voluntaria del embarazo, ESI, violencia contra las mujeres y disidencias, derechos de los pueblos originarios, por citar los más importantes.
El discurso de Milei toma tintes delirantes pero peligrosos cuando afirma: “Debemos convertirnos nuevamente en un faro del mundo, porque el mundo ha sido sumergido en una oscuridad profunda y exige a gritos ser iluminado. Me imagino un mundo con Estados Unidos liderando en el norte, la Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa e Israel como centinela en la frontera de Medio Oriente”.
Frente a estos planteos ultraderechistas, nosotros afirmamos: la salida para el pueblo trabajador argentino, pero también para el mundo, es justamente terminar con el capitalismo imperialista, que está hundiendo al planeta en la miseria, la crisis económica y ambiental y las masacres como las que se perpetra en Palestina. Se trata de imponer el verdadero socialismo, que nada tiene que ver con lo que delirantemente interpreta Milei, pero tampoco con el stalinismo ni con las dictaduras capitalistas que hoy se apropiaron de ese nombre, como en China, Cuba o Venezuela. El verdadero socialismo, el nuestro, es el gobierno de las y los trabajadores, expropiando a los grandes capitalistas y planificando democráticamente la economía para resolver así las más urgentes necesidades populares. Construyendo una sociedad, como decía Rosa Luxemburgo, donde seamos “socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.