El 20 de enero asumió su segundo mandato el ultraderechista Donald Trump, cuyo padre fue señalado de ser miembro del KKK. En su primera presidencia estallaron las protestas anti racistas del Black Lives Matter (“la vida de los negros importan”), tras el asesinato del trabajador George Floyd por parte de la policía de Minneapolis, el 20 de mayo de 2020. El hecho expuso con toda crudeza el racismo que pervive en pleno siglo XXI en los Estados Unidos. Una realidad de opresión y explotación que no cambió con el gobierno demócrata de Joe Biden. El censo de 2023 arrojó una pobreza del 11,1%, mientras que entre los afroamericanos se estimaba en el 17,1%. En 2024 el desempleo entre afrodescendientes era del 5,3%, frente a la desocupación general de 3,7%. La esperanza de vida era 4,5 años menor. El 40% de la población carcelaria es afrodescendiente, mientras que representan el 13% del país. A pocos días de asumir, tras reconocer el “declive de Estados Unidos”, Trump anunció un paquete de ajuste con medidas racistas y anti inmigrantes, como la amenaza de deportaciones. Atacó a las comunidades latina y afroamericana al anular los programas DEI para la contratación inclusiva en dependencias estatales. También, suprimió el “Mes de la Historia Negra”, que se celebraba en febrero (Google la eliminó de su Calendario), lo que habilitó a que varios estados aprobaron leyes que limitan la enseñanza de historia afroamericana. La lucha unitaria contra el capitalismo decadente que mantiene el sistema de opresión y explotación racista debe continuar.1
1. Datos tomados de www.census.gov, www.bls.gov y www.pewresearch.org