Escribe Jorgelina Bueno, dirigenta de la Juventud de Izquierda Socialista y becaria doctoral del Conicet
El pasado miércoles 28, el Polo Científico fue copado por cientos de trabajadores y trabajadoras de la Ciencia y la Técnica (CyT), junto con otros sectores también en lucha, como los residentes del Hospital Garrahan, bajo la consigna “Nadie se salva solo”, en alusión a la serie El Eternauta. No es para menos, el ajuste del gobierno de Javier Milei es brutal y golpea a todos los sectores.
En particular, a la CyT, se trata de un verdadero vaciamiento comparable a la situación del 2001. Al día de hoy, han renunciado casi 1.300 trabajadores solo en Conicet, y se han despedido a otros 1.000 trabajadores administrativos. A esto se le suma una reducción de becas doctorales y posdoctorales, una pérdida salarial del 40%, la total paralización del financiamiento por parte de la Agencia i+D+I y el desmantelamiento directo de organismos como el INTI, amparado en la Ley Bases.
Mientras tanto, el gobierno plantea priorizar áreas “estratégicas” como la minería y la energía, mientras busca cercenar al resto. Es claro que para ellos, la CyT debe ser un instrumento para generar ganancias para los empresarios y no para el pueblo trabajador. Hoy, el porcentaje del PBI destinado a financiar el sector es de 0,15%, mientras que la deuda con el FMI se lleva casi el 6%. Plata hay, pero se la lleva el Fondo Monetario. Es momento de que se unan los reclamos y le exijamos a la CGT un paro general de 36 horas y un plan de lucha para derrotar la motosierra.