El presidente Javier Milei vetó el aumento a las y los jubilados y la reapertura de la moratoria previsional. Del mismo modo, también vetó la declaración de la emergencia en discapacidad. Se repite así lo que ya había hecho el año pasado, también con las jubilaciones, y en ese caso, con el aumento del presupuesto universitario.
El martes pasado, el gobierno demostró hasta dónde es capaz de llegar con tal de cumplir con sus compromisos de ajuste prometidos al FMI, cuando directamente salió a reprimir una manifestación de protesta de personas con discapacidad. Un salto en la crueldad que superó incluso lo que ya estamos acostumbrándonos a ver todos los miércoles contra las y los jubilados, quienes los apoyan y hasta los periodistas que cubren esas marchas.
Desde Izquierda Socialista, con nuestros diputados Juan Carlos Giordano y Mercedes de Mendieta, y con el conjunto del Frente de Izquierda Unidad, llamamos a repudiar los vetos de Milei, tanto en las calles como en las sesiones parlamentarias que se intenten convocar con ese objetivo.
Al mismo tiempo, apoyar la declaración de emergencia para el Hospital Garrahan y las partidas para las universidades. Porque es vergonzoso que el gobierno sostenga que “no hay plata” y, al mismo tiempo, les reduzca las retenciones a las grandes patronales del campo, a los monopolios agroexportadores y pague la usurera deuda externa. Como esta misma semana, en la que, mientras festeja la entrada de 2 mil millones de dólares que destinarán a sostener la bicicleta financiera y la fuga de capitales, se pagan 830 millones al mismo FMI.
Sabemos que impedir el veto exclusivamente desde los números de diputados y diputadas que se puedan juntar en el Congreso es difícil. El gobierno de Milei ya ha demostrado su capacidad de cooptación, vía gobernadores, bloques o sub-bloques que priorizan “la gobernabilidad”. Todo dependerá de la potencia de la movilización en las calles y del resultado de las luchas en curso. Por eso aún es repudiable y ya escandaloso el pacto de la CGT con el gobierno, que ahora busca lavarse la cara con una marcha a San Cayetano. De ahí que tengamos que seguir exigiendo la ruptura de ese pacto y la convocatoria a un nuevo paro nacional, de 36 horas, para enfrentar el plan motosierra.
Mientras tanto, se acercan las elecciones en la provincia de Buenos Aires. La Libertad Avanza, que se devoró al PRO, muestra su programa (ajuste y represión) bajo la figura emblemática de su candidato principal, el comisario Maximiliano Bondarenko. El peronismo, unificado tras su nueva sigla Fuerza Patria, presenta a los desprestigiados dirigentes de siempre, mientras busca vender que Buenos Aires está “blindada” frente al ajuste de Milei. Falso, como pueden dar testimonio los propios docentes de la provincia, ajustados por Axel Kicillof. No son la solución para enfrentar la motosierra. En el medio quedó también Somos Buenos Aires, el rejunte de los que se quedaron afuera de los acuerdos de una u otra lista.
Un panorama similar ocurre frente al cierre de las listas para las elecciones nacionales de octubre, con un oficialismo que se come al PRO, sin dejarle ni candidatos expectantes ni siquiera el uso de la sigla; y un peronismo que busca recoger la bronca con el voto opositor. También aparece una “tercera opción”, de la mano de los gobernadores de Córdoba, Santa Fe, Chubut, Salta, Santa Cruz y Jujuy. Tan inútil para enfrentar al gobierno ultraderechista que ni siquiera pueden garantizar votar en contra de los vetos que mencionamos más arriba.
Por todo esto, hay que fortalecer más que nunca la única alternativa real para el pueblo trabajador: el Frente de Izquierda Unidad. Una alianza que se planta ante el ajuste, se opone al plan motosierra en el Congreso, está en las calles en todas las luchas y tiene un verdadero programa alternativo, que se sintetiza en la denuncia de que, efectivamente, ¡plata hay! No debe ir para el FMI, sino para salario, trabajo, jubilados, salud, educación y el resto de las necesidades populares.
Hoy, ese fortalecimiento del FIT Unidad pasa por votarlo: primero en la provincia de Buenos Aires, el 7 de septiembre; y después en todo el país, en octubre. También en anotarse como fiscal, en discutir y pelear el voto entre familiares, compañeras y compañeros de trabajo, amigos o vecinos. En síntesis, participar activamente en esta campaña que ya comenzó. A eso te invitamos.










