Nov 06, 2024 Last Updated 8:42 PM, Nov 5, 2024

Se acaba de protagonizar una enorme rebelión en La Matanza. Cientos de choferes repudiaron el brutal asesinato de Leandro Alcaraz (ver páginas 4 y 5). En medio del dolor expresaron su indignación con paros y marchas masivas, lucha que fue acompañada por miles de vecinos reclamando seguridad.

Este crimen se da en un distrito hundido en la pobreza y la desigualdad social culpa de Cambiemos, con la gobernadora Vidal a la cabeza, como del peronismo. La actual intendenta es Verónica Magario, del Frente para la Victoria. El PJ vino gobernando allí desde 1983, es decir, durante 35 años, con los deplorables resultados a la vista.

Vidal se acuerda ahora, ante la muerte de un trabajador, de dar créditos para cámaras de seguridad y botones antipáticos. Magario (la que ploteó los patrulleros con su nombre para hacer campaña contra la inseguridad) criticó a Vidal porque no le manda gendarmes. Magario se comparaba con Vidal diciendo “tenemos esta cuestión de sensibilidad que demanda la sociedad, la sencillez… vamos a trabajar en conjunto”. Vidal y Magario hacen anuncios o se “pelean” para la tribuna, cuando son las responsables de la pobreza y la inseguridad que llevan a estas muertes evitables.

Este cruel hecho mostró también la complicidad de los dirigentes de la UTA. No movieron un dedo sabiendo que de 19.000 colectivos que circulan por Capital y Buenos Aires solo 1.000 tienen cámaras de seguridad. Son encubridores de las patronales del transporte que se llevan subsidios millonarios a costa de la vida ajena. Por eso fueron ampliamente repudiados.

Otro hecho de gran connotación -aunque silenciado por los medios nacionales- es el plan de lucha ejemplar que están llevando adelante los docentes de ATEN Neuquén. Con asambleas masivas y una conducción combativa, como la de ATEN Capital, están defendiendo el salario y la escuela pública.

La docencia neuquina viene de quebrar el techo salarial del año pasado. Lograron un aumento de hasta el 37% con cláusula gatillo. Un ejemplo para todo el movimiento obrero. Vienen avanzando porque también están sobrepasando los obstáculos que ponen los dirigentes de la conducción provincial que responden a la Celeste y al kirchnerismo, que intenta darle oxígeno al gobierno ajustador del MPN, cuando hay una bronca tremenda por el robo salarial y los descuentos de los días de paro.

Esta lucha es un ejemplo porque es lo opuesto a lo que hacen las conducciones traidoras y la CGT, que vienen firmando paritarias por el 15%, en cuotas y sin cláusula gatillo. Traidores que también dejan pasar los despidos. El legendario burócrata Armando Cavalieri, de Comercio, dijo estar “contento por frenar los despidos” en Carrefour, cuando lo cierto es que habilitó los retiros voluntarios (despidos encubiertos) en beneficio de esa mafiosa multinacional francesa.

La rebelión de los choferes de La Matanza, como la de los docentes de Neuquén, muestra que hay una gran predisposición a la lucha y que sobre la bronca contra los despidos, el robo salarial y la inseguridad. Que ante ataques concretos se responde con paros y movilizaciones a pesar de los dirigentes traidores.

Es evidente que si hubiera una convocatoria para un plan de lucha nacional y un paro general contra el ajuste, el vergonzoso techo del 15%, los tarifazos y los despidos, habría una gran demostración de fuerza en todo el país. Eso permitiría unificar al movimiento obrero en una lucha nacional, retomando las gestas de diciembre pasado contra el robo jubilatorio. Es lo que venimos impulsando desde el sindicalismo combativo y la izquierda.

Al 15% de la inflación no se lo cree nadie. Hasta el propio FMI, que apoya a Macri, dijo que la inflación rondará el 20%. Otras proyecciones dan que llegaría a casi el 25%. ¡Y la CGT mantiene el pacto con el gobierno y sigue en la rosca por los sillones de una posible reunificación! ¡Vergüenza total!

Los bancarios vienen de paros contundentes ante las patronales del sector que hacen fortunas siderales y solo les ofrecen un aumento de miseria. Una provocación total. Otras conducciones, como la de la UOM, no se animan a firmar por el 15% y piden un poco más ante el miedo de sus bases. Lo mismo pueden hacer otras cúpulas acosados por la bronca desde abajo y ante un gobierno que mete tarifazos y avala la suba de precios que carcome día a día los bolsillos populares. Hay que llamar a los trabajadores de los gremios donde se firmó a la baja a que lo repudien, exigiendo un aumento de emergencia y que reabran las paritarias.

Este jueves habrá en Buenos Aires una marcha de la Multisectorial contra el tarifazo, Camioneros, la Corriente Federal de Bancarios, las CTA, cooperativas y otras organizaciones. Llamamos a concurrir, pero no puede ser una acción aislada. Tiene que ser parte de un plan de lucha no solo contra las subas de las tarifas, sino contra el robo salarial, los despidos y el ajuste de conjunto. Muchos de los convocantes llamaron a la marcha del 21F pero lamentablemente después se borraron. Los llamamos a que convoquen al paro general y a un plan de lucha.

Y el 1º de Mayo, día internacional de los trabajadores, el Frente de Izquierda convoca a un gran acto en Plaza de Mayo y en todo el país, contra el ajuste de Macri y los gobernadores (ver contratapa). En apoyo a las luchas de Argentina y el mundo, por el paro general y un nuevo sindicalismo combativo contra la burocracia traidora. Para postular medidas de fondo, como dejar de pagar la deuda externa, entre otras, que combatan al ajuste capitalista. Un acto para fortalecer una alternativa política de la unidad de la izquierda. Para enfrentar al gobierno y a los políticos patronales de Cambiemos, el peronismo y los que se dicen “opositores” pero son cómplices de Macri, levantando una salida opuesta.

Convocamos a participar de los actos del 1º de Mayo para levantar una tribuna de lucha, obrera y socialista, para prepararnos para los desafíos que se vienen. Invitamos a todos nuestros lectores a participar.

Escribe Guido Poletti

Lo de Carrió ya es desopilante. Se podría hacer un programa cómico si no fuera que se está refiriendo con el más absoluto desprecio a la tragedia del hambre de millones de argentinos.

Ahora pasó todos los límites: “Les pido a las clases medias que no supriman las propinas ni las changas. Hay mucha gente que vive de cortar el pasto”. Increíble. Indignante. El gobierno de Cambiemos pasó de prometer la “lluvia de inversiones” a pedir a parte de los propios castigados por el ajuste que “dejen propinas”. Después quiso “aclarar los dichos” en la propia sesión de la Cámara de Diputados, y fue para peor: “quería aclarar una situación cuando dije que era necesario que se mantengan las propinas y las coimas”. Entre las risas de todos los presentes, precisó que lo de las coimas había sido un “furcio”. Posiblemente la traicionó el inconsciente, ya que la que se presentó alguna vez como la fiscal anticorrupción hoy justifica o hace la vista gorda ante todos los hechos de corrupción del gobierno de Macri, empezando por los Panama Papers y siguiendo por los negociados del Correo de la familia presidencial.

Esta es la máxima dirigente de la Coalición Cívica, pata vital de la coalición Cambiemos, de diálogo permanente con el presidente y quien encabezó la lista oficialista el año pasado en la Ciudad de Buenos Aires. No se trata de un simple “personaje pintoresco”. Carrió, con todo su desprecio para con el pueblo trabajador, dice en voz alta lo que algunos dirigentes del gobierno no se animan a plantear. Este plan económico garantiza ganancias y privilegios para los ricos. Para el resto, la única política de redistribución de la riqueza que se les ocurre es dejar caer algunas monedas de la mesa, como “propina”.

Escribe José Castillo

Muy lejos quedó la promesa de “la pobreza cero”. Los salarios siguen perdiendo frente a la inflación. Una familia tipo necesita 18.000 pesos para comer saludablemente. Una cifra inalcanzable para la mayoría de los trabajadores y sectores populares.

El ajuste de Macri pega en todo el espectro de la clase trabajadora. Muchos han sido despedidos. Otros tantos cobran menos a causa de suspensiones. Los que tienen salarios en blanco ven cómo se los come la inflación. Peor aún están los tercerizados, precarizados o con sueldos en negro. Los jubilados reciben una miseria y los incrementos, después del robo de la reforma de diciembre, no cubren ni de lejos la suba de los precios.

Un dato nos permite ilustrar la situación: el aumento salarial promedio desde que asumió Macri fue del 69%, mientras que las tarifas crecieron un 1.400%. Cada vez son más los que destinan un 10% de sus ingresos solamente a pagar boletas (luz, gas, o transporte público). Se multiplican las anécdotas de jubilados a los que vinieron a cortarles el gas o la electricidad. Y todo esto será mucho peor, ya que recién estamos viendo los primeros efectos de la devaluación que arrancó a fines de abril. La inflación de junio, que se conocerá en estos días, orillará entre el 3,5 y el 4%, el valor más alto desde que comenzó este gobierno.

Esta semana apareció el dato de que comer saludablemente (con la correcta proporción de frutas, verduras y carne) le cuesta a una familia tipo 18.000 pesos, mucho, muchísimo más que el valor de la canasta alimentaria fijada por el Indec. ¿Cuál termina siendo la salida? Familias enteras alimentadas a base de arroz y fideos (hoy incluso el pan se tornó un artículo prohibitivo). Vemos el pasaje desesperado de las primeras a las segundas marcas y de estas a las terceras. Cada vez es más común encontrar trabajadores financiando con su tarjeta de crédito las compras de alimentos (pagando el mínimo y cargándose de intereses astronómicos).

Carlos Melconián, un economista amigo del gobierno, graficó el ajuste diciendo que se viene una temporada a “pechuguita y puré de calabaza”. Seguramente este ex funcionario del gobierno hace mucho que no ve un pobre (si alguna vez vio alguno): en los barrios populares las madres saltarían de alegría si pudieran darle a sus hijos todos los días esa famosa “pechuguita”. En las escuelas públicas cada vez se ven más chicos que llegan sin comer y dependen de las magras raciones de los comedores.

Esto es lo que nos ofrece el ajuste de Macri y el FMI, que recién comienza. Hay que pararlo si no queremos que esto termine en una hambruna generalizada. Por eso hoy es más urgente que nunca reclamar el paro de 36 horas y un plan de lucha para enfrentarlo. Mientras le oponemos a los que nos dicen que “no hay otra alternativa”, una salida distinta, obrera y popular, que arranca del no pago de la deuda externa y de priorizar así las necesidades populares.


La postal de la crisis, la pobreza en la niñez

El 48% de los niños en nuestro país son pobres. Todos los testimonios refieren que está creciendo aceleradamente la asistencia a comedores populares. Toda una postal de la crisis.

Esta realidad es el espejo de los despidos y de los salarios que no alcanzan, en particular en los sectores más postergados, donde la inmensa mayoría está en negro, con innumerables “changas” que se cortan porque nadie puede darse el lujo de tomar un remis, llamar a un plomero o a un herrero para arreglar algo en su casa.

Pero también es el reflejo de la caída vertical del poder de compra de la Asignación Universal por Hijo (AUH): en junio de 2017 permitía adquirir apenas el 64% de la canasta básica alimentaria y el 26% de la canasta básica total. Se calcula que, desde su implementación en 2009, los valores de la AUH se han reducido en un 10%.

Los sectores más pobres de la sociedad, donde está la masa de la desocupación estructural y las carencias más extremas, se ven así sometidos a las consecuencias de la inflación y el ajuste. Exigimos un inmediato aumento de la AUH, mientras seguimos reclamando trabajo genuino para todos, y acceso a la educación, salud y vivienda como un derecho humano básico y fundamental.

Escribe Juan Carlos Giordano

¿Cuáles son los antecedentes de Christine Lagarde, esta mujer de 62 años, tildada de “feminista” y hoy directora gerente del Fondo Monetario Internacional? ¿Qué hay detrás de esta mujer catalogada como una de las más “poderosas” del mundo, a quien le gusta la natación, guarda una especial simpatía por Macri, y el ministro Nicolás Dujovne la llevó a comer a su casa gastando 31.000 pesos, que pagamos todos?

Lagarde fue ministra de Economía francesa (2007/2011) en el gobierno de Nicolas Sarkozy, ex presidente que será juzgado por corrupción y tráfico de influencias (recibió financiación del régimen dictatorial libio para su campaña electoral en 2007). Se sospecha que Sarkozy también fue financiado por el imperio cosmético L’Oréal para su campaña de 2012. El 3 de agosto de 2011 una corte francesa ordenó una investigación contra Lagarde por beneficiar con un arbitraje al corrupto empresario Bernard Tapie, por 403 millones de euros.

Lagarde asumió en el FMI en 2011, en reemplazo de Rodrigo Rato, el último director gerente, recibido en Buenos Aires en 2004 con marchas multitudinarias lo repudiaron. La mujer francesa, que no habla español, fue ungida en su cargo con el apoyo de Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Alemania. El secretario del Tesoro de Estados Unidos llegó a decir de ella: “Tiene un talento excepcional y una amplia experiencia, proporcionará un liderazgo muy valioso para esta institución, indispensable en un momento crítico para la economía global”.

Lagarde vino varias veces a Argentina en los años 90, como cabeza del poderoso estudio Baker&McKenzie, que representa a la mayoría de las multinacionales estadounidenses, bufete que hervía de trabajo por entonces, asesorando en la compra de numerosas empresas argentinas.
Los medios describen a Lagarde como portadora de “una cara amable para el antipático FMI”. Recientemente viajó a Paraguay y fue presentada por la ministra de Hacienda de ese país, Lea Giménez, como “luchadora contra la pobreza y por la igualdad de género”.

Lagarde dice que para lograr la “inclusión femenina” hay que posibilitar que las mujeres logren una mayor participación en la vida pública y política. Es decir, que sean ministras de gobiernos capitalistas, integren directorios de las multinacionales o sean diputadas, cuando la tarea pasa por combatir al capitalismo patriarcal que es el que las oprime y explota a la vez.

Los gobiernos y el establishment intentan lavarle la cara a Lagarde y al FMI. Pero por suerte, una reciente encuesta de Ipsos en Latinoamérica, concluye que el FMI sigue siendo uno de los organismos internacionales peor vistos en la región, en especial en la Argentina.

Escribe Juan Carlos Giordano

El Fondo intenta hacer creer que “ha cambiado”. Macri y Dujovne hablan de un FMI bueno, que ahora se preocupa “por los más vulnerables”. La realidad devela la mentira. Donde se aplican los planes del FMI hay más crisis, pobreza y ajuste. Y por supuesto, rebeliones populares.

En Haití acaba de caer este sábado 13 el premier Jack Lafontant tras una gran marcha pidiendo su cabeza. El 6 y 7 de julio hubo huelgas generales y cortes de rutas ante el aumento aconsejado por el FMI de 38% en la gasolina y de 51% en el querosene, usado por las mayorías populares para tener luz. Un día después de anunciar el ajuste el aumentazo cayó y ahora la marea de protesta se llevó puesto al primer ministro. El acuerdo con el FMI se firmó en febrero. También se reclama la dimisión del presidente Jovenel Moise. El 60% de la población de Haití está en la pobreza y al FMI no se le ocurrió mejor idea, “para proteger a los más vulnerables”, que aumentar el combustible popular.

En Jordania (uno de los países más “estables” de Oriente Medio, al que no lo había “tocado” la primavera árabe rebelión que tiró abajo a varias dictaduras de la región), también fue obligado a renunciar en junio su primer ministro Hani al Mulki, tras implementar un programa de ajuste del FMI. A cambio de un préstamo de 723 millones de dólares (supuestamente para aliviar una deuda que insume el 94% del PBI) se obligó a ese país a bajar subsidios y a subir impuestos (aumentando el número de contribuyentes en un 6%). El Ramadán (día de ayuno) no impidió que las protestas fueran masivas. Las medidas del FMI dispararon el precio de la electricidad, el agua y los combustibles. Hubo una huelga inmediata y protestas diarias en todo el país. El presupuesto 2018 impuso impuestos a los productos básicos (antes subvencionados), así como la subida del transporte público. El precio del pan se duplicó. El rey Abdullah II está en problemas, 200.000 personas se concentraron frente a los edificios oficiales.

En Túnez (norte de Africa), enero de este año estuvo marcado por movilizaciones contra el ajuste presupuestario y reformas de austeridad impulsadas por el gobierno nacional y el FMI, por un acuerdo firmado en 2011. El pago de los intereses de la deuda implica el 22% del presupuesto nacional.

Grecia, años atrás, acordó un crédito stand by por 40.000 millones de dólares, algo similar a lo que hizo Macri, con el compromiso de reducir el déficit fiscal hasta 2060, es decir, un ajuste permanente por 42 años más. Esto ya provocó la peor recesión del siglo en tiempos de paz, con caídas del 40% del salario real, jubilaciones y planes sociales. La desocupación supera el 22% (50% entre los jóvenes), lo que repercutió en la tasa de suicidios que aumentó 40%.

En Nicaragua, el FMI recomendó aumentar la edad jubilatoria (de 60 a 65) e incrementar el aporte mensual de los trabajadores (de 6 a 15%). Esto desató una rebelión contra el gobierno ajustador de Ortega, encabezada por jóvenes universitarios, junto a trabajadores, campesinos y jubilados, que consiguió hacer retroceder los planes de Ortega que reprimió a más no poder (ver página 11).

La mayoría de los acuerdos desde 2008 están en la misma sintonía. Son iguales a todos los firmados en los nefastos años ´90. Nada ha cambiado. También fueron víctimas países como Bielorrusia (devaluó su moneda 25%), El Salvador (con tremendos tarifazos), México (con privatizaciones y recortes a los trabajadores), o Polonia (con un ataque a los jubilados y a la edad jubilatoria), entre otros.

El FMI y todos los gobiernos son socios en estos ajustes capitalistas provocando un alto costo social para los trabajadores, los jubilados, la juventud, las mujeres y los demás sectores populares. Por eso hay luchas y rebeliones.

El antecedente de diciembre, donde miles nos movilizamos contra el robo jubilatorio, es el espejo en que se tiene que mirar Macri.

 

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