Apr 28, 2024 Last Updated 1:19 AM, Apr 28, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Joaquín Caporale, Izquierda Universitaria - Psicología UNLP

Año tras año nos encontramos luchando y debatiendo entre compañeres lo difícil que se nos hace poder seguir estudiando en la escuela sin trabajar o poder cursar en terciarios o universidades: es imposible costearnos una compu, internet, las fotocopias para estudiar, ir hasta la facultad o el colegio a cursar, etc. Encima si conseguimos laburo es precarizado, mucho esfuerzo y ganamos poco. Con horarios que se nos hace imposible estudiar.

Les estudiantes y les pibes dimos muchas luchas importantes: por el boleto estudiantil, por becas integrales, por comedores para revertir esta situación. Tuvimos triunfos, como también represalias de los gobiernos que no quieren que conquistemos nuestros derechos. Hagamos un poco de historia.

En la década del ‘60 hubo luchas estudiantiles contra la dictadura de Onganía, que intentaba imponer la apertura de universidades privadas y recortes presupuestarios. En el ‘66, sucedió “La noche de los Bastones Largos”, donde la policía irrumpió en cuatro facultades de la UBA (Exactas y Naturales, Arquitectura, Filosofía y Letras e Ingeniería) reprimiendo a estudiantes y docentes. En el 69 fue el Cordobazo, donde obreros y estudiantes salimos juntos a la calle a repudiar a la dictadura.

En 1975 se dió una fuerte lucha por el boleto estudiantil. Les estudiantes habían sido protagonistas de la conquista del boleto educativo contra el gobierno de Isabel Perón. Pero en la noche del 16 de septiembre de 1976 un grupo de estudiantes secundaries fueron secuestrades, torturades y desaparecides en La Plata por la Policía Bonaerense de la mano de Ramón Camps y Etchecolatz. La conocida como “La noche de los lápices”. Año en el que comenzó la dictadura militar genocida de Videla que persiguió a docentes y estudiantes, para amedrentar la camada que había surgido de aquel Cordobazo en 1969.

Les estudiantes y les jóvenes fuimos protagonistas de muchísimas luchas más en los 80, en los 90, en el Argentinazo de 2001. Contra la dictadura genocida, contra la impunidad, contra el ajuste y la privatización de la educación pública. Y tantas otras.

Más cercano en el tiempo, en el 2018, se dió la toma de más de 50 facultades a nivel nacional: una ran rebelión estudiantil que peleó por el aumento de salario docente, más presupuesto, becas y condiciones dignas de cursada. En Córdoba, fueron veintisiete estudiantes procesades por la ocupación pacífica del Pabellón Argentina de la UNC. La causa judicial que inició con el gobierno de Macri, hoy continúa bajo el gobierno de Fernández con la complicidad de las autoridades universitarias, criminalizando a les estudiantes.

A lo largo de la historia, vemos ataques a la educación pública, pero también nuestra resistencia y lucha.

En este marco aparecen sectores reaccionarios como Milei que se dicen defensores de la “libertad”, pero reivindican la dictadura militar y la represión: como sucedió en el ‘66, en el ‘76 o procesando a les estudiantes que luchan en 2018. Piden "bala o cárcel" si peleamos por defender la educación pública o pedimos aumento de salario.

Encima para este 2023, tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio pactaron un ajuste del 15% en educación. No hay diferencias a la hora de priorizar el pago de la deuda externa y al FMI antes que nuestros derechos.

Nosotres tenemos que seguir organizándonos y luchando. Desde la Juventud de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad rechazamos el ajuste al servicio del FMI del gobierno nacional de Alberto y Cristina, y denunciamos a las federaciones, centros de estudiantes y a los sindicatos, que están en manos de la Franja Morada (UCR), el kirchnerismo y el peronismo que son cómplices de dejar pasar este brutal ajuste y las persecuciones a nuestres compañeres que luchan.

¡Aumento de presupuesto para educación! ¡Becas integrales! Boleto educativo ya.
Que se abran los archivos de la dictadura.
Absolución a les compañeres de la UNC.

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Este 24 de marzo trae aparejado una carga simbólica ejemplar para los trabajadores argentinos y en particular para los militantes revolucionarios. Se conmemora un nuevo aniversario del golpe y al mismo tiempo se cumplen 4 décadas de “democracia” ininterrumpida. Hace ya 40 años Alfonsín ocupaba la escena política Argentina inmortalizando la frase “Con la democracia se come, se cura y se educa”, frase que condensaba las aspiraciones de una clase trabajadora que votó masivamente al radicalismo con la esperanza de culminar una etapa de crisis, terror y muerte. Hoy tenemos un país con casi un 40% de pobres, de entre los cuales casi 6 millones son niñes, nos obliga a revisar el devenir de las promesas de la llamada “primavera alfonsinista” y los gobiernos posteriores, pero antes, es meritorio hacer un breve recorrido por las razones históricas del golpe del 76.

LA HERENCIA DE LA DICTADURA Y LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS

El retorno democrático, arrancado en gran medida por la movilización de masas, suponía el comienzo de una nueva etapa de recuperación y desarrollo nacional. El problema es que los males sociales asentados por la dictadura militar no solo no se acabaron, sino que se acentuaron. La desocupación estructural, el vaciamiento de la salud, la educación y las empresas públicas, la dependencia y el endeudamiento externo, solo se profundizaron con el paso de los sucesivos gobiernos. Más allá de las coyunturas y de las formas, los gobiernos posteriores a la dictadura solo nos hundieron más en la miseria y en la decadencia. Ninguno de los gobiernos posteriores, casi todos peronistas menos el de Alfonsín en el '83,  el de La Alianza desde el '99 al 2001,y el de Macri de 2015 a 2019 rompió la herencia económica de la dictadura representada en la deuda externa y en el ataque permanente a los derechos laborales. Es importante entender que todos los gobiernos de la democracia, con sus diferentes particularidades, son representantes de la misma clase social impulsora del golpe.
Por otro lado, si bien la lucha de los organismos de derechos humanos, la militancia, los intelectuales y gran parte de la sociedad argentina, conquistó el juicio a las juntas y logró el enjuiciamiento de la mayoría de las cúpulas militares, ni Alfonsín ni ningún gobierno posterior fue a fondo con un verdadero plan para esclarecer y juzgar los crímenes de la dictadura. Alfonsín terminó dictando las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y el menemismo los indultos.
Más acá en el tiempo, el Kirchnerismo se enarboló en las consignas de los derechos humanos, teniendo como mano derecha en materia de seguridad a personajes de la talla de Milani, quien fue un represor y torturador durante el operativo Independencia (proceso antecedente a la dictadura militar) y continuó en funciones durante la dictadura; tampoco el Kirchnerismo abrió los archivos de la dictadura, uno de los reclamos históricos de los organismos de Derechos Humanos.
Macri retomó un nuevo ataque contra los derechos humanos aplaudiendo leyes como la del 2x1 a los genocidas y Alberto llamó a “dar vuelta la página” para con las fuerzas armadas responsables del golpe.

LUEGO DE MÁS DE 4 DÉCADAS ¿CUÁL ES EL BALANCE NECESARIO?

La dictadura militar no solo dejó un saldo de 30.000 compañeros desaparecidos y alrededor de 500 bebés apropiados. Como ya dijimos, dejó un camino de sometimiento y miseria que traza un hilo de continuidad entre todos los gobiernos constitucionales. Hoy en día vemos a personajes como Milei negando el número de desaparecidos y el genocidio perpetuado por el aparato represivo al mismo tiempo que demoniza a los luchadores sociales, y no es una coincidencia. Los nuevos liberales fascistoides expresan con total contundencia la relación intrínseca entre los programas económicos de mayor ataque a la clase trabajadora y la necesidad de reprimir a la vanguardia del movimiento obrero y a la izquierda. En ese sentido debemos ser contundentes, el programa económico y político de Milei no es realizable sin un proceso de represión equiparable al de la dictadura, son sus continuadores más directos.
Como militantes revolucionarios tenemos la tarea de marcar la vigencia de la lucha setentista, continuando el legado de nuestros mártires desaparecidos, torturados y asesinados en la lucha por el socialismo. Desde Izquierda socialista, esto lo hacemos construyendo un partido que retome la tarea histórica por la que murieron nuestros compañeros y que recordamos cada 24 de marzo, la construcción de una Argentina y un mundo socialista.

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Escribe Lautaro Tochi dirigente Juventud Izquierda Socialista

En los últimos años han aparecido figuras de la extrema derecha que hacen recordar a las épocas más terribles de nuestra historia. Algunos ejemplos son Bolsonaro, Kast, Fujimori o el propio Milei en Latinoamérica; Trump en EEUU, Le Pen, Meloni, Vox o Viktor Orban en Europa.

Hablando mal y pronto, fachos han existido siempre, pero lo novedoso es que vienen surgiendo una serie de movimientos que encuentran espacios propicios para expresar y replicar sus ideas, haciendo mella en un sector descontento de la clase trabajadora y de la juventud, corriendo la agenda hacia derecha y llegando a ser gobierno en algunos casos.

Sin dudas se trata de vertientes políticas muy peligrosas que lejos de encarnar “algo nuevo” representan lo más reaccionario del sistema con planteos que son profundamente antiobreros, machistas, misóginos, xenófobos, negacionistas de la crisis ambiental y negacionitas/apologistas del terrorismo de Estado.

Las bases materiales podemos encontrarlas en la profunda decadencia del capitalismo y el fracaso de las distintas expresiones políticas del sistema. Vivimos en un mundo totalmente desigual donde las 8 personas más ricas del mundo tienen más riqueza que la mitad de la población mundial.

En la etapa actual del imperialismo las fuerzas productivas no sólo no se desarrollan, sino que se están destruyendo. Los innegables avances en ciencia y tecnología en manos de gobiernos capitalistas lejos están de ser utilizados para mejorar la vida de las personas, sigue habiendo guerras y se siguen aplicando planes de ajuste y saqueo.

El resultado de esto es, lisa y llanamente, que la gente está harta. Porque llegar a fin de mes es una terrible odisea, porque conseguir un trabajo estable se ha vuelto un privilegio o pensar en tener una vivienda propia es un sueño cada vez más lejano. La indignación de millones es contra los partidos y políticos del régimen que no dan respuestas a estas problemáticas. Esa desconfianza se la han ganado tanto los partidos de la derecha tradicional como los autodenominados progresistas que han gobernando y/o gobiernan reduciendo los salarios, aplicando represión contra luchadores y pactando con multinacionales saqueadoras.

En esas traiciones se encuentra el caldo de cultivo para que vuelvan a resurgir variantes ultraderechistas o neofascistas que, apoyados en los sectores más regresivos del sistema, encarnan la bronca de amplias franjas de trabajadores y jóvenes que no encuentran rumbo.

Pero no se trata de una “ola conservadora” o la “vuelta del fascismo” a secas como pregona un sector del progresismo. Expresiones como Trump y Bolsonaro no pudieron aplicar a fondo la política que pretendian, de hecho, tras su primer mandato, salieron repudiados masivamente pasando por movilizaciones como el Ele Nao o la rebelión antiracista desatada por el asesinato contra George Floyd. Incluso salieron debilitados de las intentonas golpistas que sus “fanáticos” encabezaron tanto en el Capitolio como en Brasilia.

La lucha de clases sigue siendo definitoria en la política mundial y muchas experiencias recientes demuestran, por un lado, que la clase trabajadora, las mujeres y la juventud están dispuestas a salir a luchar; y por el otro, que no hay lugar para medias tintas o reformas parciales, por lo tanto la tarea principal pasa por construir organizaciones propias de la clase trabajadora y los sectores oprimidos que sean capaces de superar a las direcciones traidoras y que se apoyen en el peso de la movilización para rechazar estas variantes reaccionarias e impulsar un programa socialista en camino a cambiar este sistema podrido, poniendo los principales resortes de la economía al servicio de las necesidades humanas.

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Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

17/3/2023. El pasado 16 de marzo Macron impuso por decreto la reforma de sistema jubilatorio amparándose en el articulo 49.3 de la última reforma constitucional. Este articulo permite al ejecutivo realizar reformas al sistema sin necesidad de la aprobación del parlamento. El rechazo se expresó con grandes movilizaciones callejeras, manifestaciones de legisladores y sindicatos. Compartimos nota del 15 de marzo para El Socialista, Argentina.

La movilización realizada el 7 de marzo fue la sexta y más grande de las masivas protestas contra la reforma de la ley de pensiones que intenta el presidente Emmanuel Macron. El sábado 11 hubo otra marcha nacional. Además varios sectores claves anunciaron el comienzo de “huelgas prorrogables” (es decir se mantendrían en huelga contínua decidida por asambleas). Pese a esto, el Senado aprobó la reforma y anunciaron que se aprobará en diputados esta semana.

La movilización del martes 7 de marzo, convocada por ocho centrales sindicales, fue de 1,28 millones de personas, según el gobierno, y de 3,5 millones según la central sindical CGT (700 mil sólo en París). Es la mayor protesta en tres décadas. Y es superior a la del 31 de enero, cuando se movilizaron 2,8 millones.

Al término de la jornada, el frente sindical pidió a Macron una reunión “urgente”, porque su “silencio ya no es posible”. Pero no sólo se negó a la reunión, sino que la propuesta de ley fue aprobada en el Senado.

Varios sectores claves, como las refinerías, los ferrocarriles y el sector energético, resolvieron las huelgas prorrogables.

La basura se acumulaba en las calles de París y se bloquearon las entregas de combustible de las refinerías porque estos continuaban con las huelgas contra la reforma jubilatoria. También se interrumpió el suministro eléctrico y se retrasó el mantenimiento de algunos reactores nucleares.

Otra muestra de la voluntad desde las bases de radicalizar las medidas, es que se organizaron piquetes y bloqueos de carreteras en muchos lugares del país.

Los sindicatos también apoyaron las manifestaciones convocadas para el miércoles 8 con motivo del Día Internacional de la Mujer y el jueves 9, llamado por los estudiantes, que se están movilizando en toda Francia.

Lo intentan desde hace muchos años

La reforma de la ley de pensiones no es sólo el aumento de la edad jubilatoria de 62 a 64 años, sino que cambia las condiciones y exige un mínimo de 43 años de aportes en momentos en que cada vez más jóvenes no tienen trabajos regulares. Dos de cada tres franceses, según todos los sondeos, se oponen a esta reforma.

El ataque al sistema de pensiones es una exigencia de los capitalistas franceses desde hace décadas antes de Macron. El primer intento serio de la burguesía francesa de rebajar a las jubilaciones fue en 1995 con el infame “Plan Juppé”, derrotado por el movimiento de masas más importante sucedido en Francia desde mayo de 1968.

El actual presidente Macron también lo intentó 2019-2020, provocando la oleada de huelgas más grande de las dos últimas décadas, incluyendo el movimiento casi insurreccional de los “chalecos amarillos” y una huelga ferroviaria de seis meses de duración que obligaron a su gobierno a retirar el plan de reforma de las pensiones cuando este ya había sido aprobado por el Parlamento.

Ahora todo está peor con la crisis capitalista

Aunque Macron está más debilitado que en el 2019, el capitalismo está más en crisis y pretenden que la crisis la paguen los trabajadores. El compromiso de Macron es aumentar o recuperar las ganancias de los capitalistas franceses después de la pandemia. Por eso ni se reúne con las direcciones sindicales para discutir alguna modificación. La ley de pensiones es parte de eso, pero no sólo es la ley de pensiones, también están los salarios y las leyes laborales. Por eso el descontento de millones.

Y hoy en Francia el gobierno sigue diciendo que va a aplicar sí o sí la reforma de pensiones.

Para los trabajadores, las pensiones tampoco son el único problema que empeoró su situación. El tema salarial, ante los aumentos de precios de energía y alimentos, es también un reclamo central. Aunque los dirigentes burocráticos de las centrales sindicales no lo están tomando con el argumento de que “lo primero” es que se retire la reforma de pensiones.
Es la economía capitalista en su conjunto, en Francia y en el mundo, la que está tratando de hacer pagar su peor crisis a las y los trabajadores.

La necesidad de un plan de lucha

Si bien las ocho centrales sindicales se han unido y también con el movimiento estudiantil, las direcciones sindicales burocráticas siguen sin profundizar las medidas con un plan de lucha, mientras intentan negociar con Macron, que se niega públicamente a toda negociación.

Esto plantea también la necesidad de que, al calor de esa gran lucha, trabajadores, trabajadoras y jóvenes se organicen en la perspectiva de conformar una alternativa socialista revolucionaria por un cambio de fondo que termine con este desastre capitalista, por una alternativa política para terminar con el gobierno de Macron, hacia un gobierno del pueblo trabajador.

Es evidente que en lo inmediato, para derrotar al gobierno y sus planes, “lo primero” es que habrá que preparar un plan de lucha endureciendo cualitativamente las medidas, como lo plantean sectores de base con las huelgas (“reconducible”) que ya están realizando del conjunto del país y también los bloqueos. Y para eso incorporar al conjunto de los trabajadores, trabajadoras y jóvenes, con sus demandas, incluyendo la salarial y plenos derechos laborales, por un plan económico del pueblo trabajador.

Desde la UIT-CI damos todo el apoyo a esta grandiosa lucha del pueblo trabajador francés.

Crecen los reclamos contra los cortes de electricidad en medio de la ola de calor. Miles de familias no tienen luz, ni agua, y se les pudren los alimentos. Esto se suma a la inflación y los salarios miserables. ¡Esto no se aguanta más! se empieza a decir.

Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo (Izquierda Socialista/FIT Unidad), señaló: “Apoyamos los reclamos de miles de vecinas y vecinos para que les vuelva la luz, muchos de ellos se han movilizado frente a la sede de Edesur. El ENRE dice que 150.000 usuarios de Edesur y Edenor son los afectados, pero es cómplice de todo esto. Decimos Fuera Edesur y Edenor, que se termine con esas privatizaciones y se las obligue a que indemnicen a todos los perjudicados por los daños ocasionados”.

Giordano agregó: “No puede ser que miles de familias sigan sin luz mientras Edesur y Edenor no invierten un peso a pesar de que son beneficiadas con enormes tarifazos y subsidios millonarios. Hay que terminar con esas privatizaciones que defienden tanto el gobierno del Frente de Todos, el macrismo y Milei. Solo el Frente de Izquierda Unidad propone terminar con el robo de las privatizadas, reestatizar todo el sistema eléctrico de generación, distribución y transporte, poniéndolo a funcionar bajo control y gestión de trabajadores y organizaciones de usuarios. La única manera de terminar con los cortes y poder tener tarifas accesibles para millones”.

 

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