Jul 28, 2024 Last Updated 12:02 PM, Jul 28, 2024

Izquierda Socialista

La pobreza subió astronómicamente y ya afecta a 14 millones de personas (32%). Uno de cada dos niños es pobre. Al mismo tiempo siguen subiendo los precios de los artículos de primera necesidad y las tarifas. Sueldos y jubilaciones ya no alcanzan ni para llegar a la mitad del mes.

Escribe José Castillo

El jueves pasado se conocieron los datos oficiales de pobreza al cuarto trimestre de 2018. El número “frío” dio 32%, lo que significa 12.950.000 personas en áreas urbanas. Si sumamos la pobreza rural, llegamos a 14 millones que no pueden cubrir una canasta básica para vivir con una mínima dignidad. De ellos, 2.700.000 directamente son indigentes: no alcanzan a tener ingresos ni siquiera para comprar los alimentos diarios.

Esos números por sí mismos son aterradores. Peor aún si vemos que la encuesta dice que uno de cada dos niños es pobre. En el conurbano bonaerense la situación es peor: ahí la pobreza es de 35,9%, alcanzando a 4.356.000 personas.

Por supuesto que hay un debate acerca de cómo se mide la pobreza: a este número se llega tomando aquellos que no alcanzan a un ingreso mínimo. Pero no mide lo que se conoce como “la pobreza multidimensional”, o sea aquellas personas que, más allá de cuánto ganan en un mes, no tienen acceso a una vivienda digna, o no poseen agua corriente o instalaciones sanitarias. Según los datos del Observatorio Social de la Universidad Católica (que sí mide estos parámetros), también un 32% es pobre multidimensional. Claro que estas personas no son exactamente las mismas: puede darse que alguien con un ingreso un poco superior viva en una villa y no sea considerado pobre por el Indec (y sí por la UCA), o, al revés, que alguien que tiene acceso a los servicios básicos reciba un ingreso de miseria (como le pasa a muchísimos jubilados en las grandes ciudades). En concreto, cuando “cruzamos” todos los números, vemos que la pobreza real en la Argentina es muy superior, probablemente entre 35 y 40%.

Lo que sí es un dato incontrastable es que, se mida como se mida, el número de pobres aumentó considerablemente en el último año: los propios datos oficiales reconocen que hay como mínimo 2.650.000 personas que cayeron en esa categoría.

Todo esto es el resultado del ajuste brutal que está llevando adelante el gobierno de Macri, junto con los gobernadores, cumpliendo a rajatabla lo exigido por el FMI. Los valores dados a conocer no hacen otra cosa que certificar lo que venimos diciendo todo el tiempo: el aumento de la desocupación es cosa de todos los días por los cierres de empresas y los despidos; durante el último año y según los números oficiales tuvieron que reconocer que se perdieron 262.400 puestos de trabajo.

Mientras tanto, la inflación sigue pulverizando el bolsillo del trabajador

Terminó marzo.Cuando en un par de semanas se conozca el índice de inflación veremos que rondará el 4%. Que se sumará al 3,8 de febrero y al 2,9 de enero. O sea que el primer trimestre del año ya tenemos una suba de precios por arriba de 10%. Y esto no termina, abril empezó también con fuertes aumentos: la nafta, las prepagas y nuevas listas de precios de alimentos que están llegando a los supermercados prenuncian al menos otro 4%.

Por supuesto que dentro de todo esto tenemos los tarifazos, que no se han detenido: en enero habían subido el agua (17%) y los transportes (colectivos 15,4%, trenes 14,6% y subte 6,9%). Luego, en febrero, siguieron la luz (26%), la medicina prepaga (5%) y otra vez el transporte (colectivos 10%, trenes 10,2% y subte 6,5%). En marzo, otra vez la luz (14%) y nuevamente el transporte (colectivos 9,1%, trenes 8,5% y subte 15,2%). Para abril se vienen la luz (4%), el gas (35%, en cuotas, por lo que toca 10% directamente este mes) y el subte (10,5%). Y la cosa no para ahí: seguirá el agua (27%) en mayo y la luz (4%) en agosto.

¿Queda alguna duda de por qué el salario, que ya había perdido un 17% el año pasado, cada día alcanza para menos? La imagen más patética de que comer se convirtió en un lujo fue la foto de un supermercado que le puso alarma electrónica a las bandejas con cortes de carne.

¡Esto no se aguanta más!

En las oficinas, en los propios supermercados, en los barrios, se comenta con preocupación todo esto. ¿A dónde vamos a parar? ¡El gobierno de Macri, en el mismo momento en que se da a conocer el número de la pobreza,sacaba una resolución del Banco Central que le ampliaba a los banqueros la posibilidad de comprar Leliqs (bonos que rinden más de 65%)!. Ahí está la única prioridad del gobierno: garantizarle las superganancias a los pulpos especuladores y cumplir con las exigencias del FMI.

Mientras peleamos en cada gremio para recuperar en las paritarias de este año lo que perdimos en 2018, tenemos que exigirle a la CGT y las CTA que rompan la tregua y llamen a un paro general y un plan de lucha contra el ajuste. Pero hay una discusión de fondo que se impone. ¿Cómo salimos de esto? Porque desde los distintos espacios del peronismo (el kirchnerismo, Lavagna o el resto del peronismo federal) hablan de “sacar a Macri” y armar otro plan económico, “nacional y popular” o de “redistribución de la riqueza”, pero al mismo tiempo le garantizan al FMI que van a seguir con su plan de ajuste y a los acreedores que cumplirán con los pagos de deuda.

Nosotros, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, les decimos a los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, los jubilados y los sectores populares de los barrios: no hay ninguna salida si no empezamos por romper con el FMI y suspendemos inmediatamente los pagos de deuda externa. Solo de allí puede salir la plata para garantizar un auténtico programa alternativo, obrero y popular.

 

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Escribe José Castillo

Axel Kicillof, principal referente económico del kirchnerismo y ex ministro de Economía de Cristina, viene insistiendo repetidamente que “no se puede romper con el FMI”. Lo dijo ya hace unos meses en un reportaje en la revista Forbes (una de las más leídas por el establishment económico), lo repitió en varias entrevistas televisivas, y ahora volvió a ratificarlo con el periodista Alejandro Bercovich para el libro Y ahora, ¿qué?. Kicillof afirma que “es imposible romper con el FMI, nunca nadie lo hizo”.

Seamos claros, no solo está diciendo que, en un eventual gobierno peronista kirchnerista la Argentina seguiría siendo miembro de ese organismo internacional (de hecho, ciertamente, Néstor y Cristina no rompieron nunca con el Fondo, al contrario: le pagaron en efectivo y por adelantado todo lo que se les debía, 10.000 millones de dólares). Lo que está ahora diciendo Kicillof es peor aún: afirma que seguiremos con el programa de ajuste negociado por el macrismo en junio y renegociado en septiembre pasado.

Programa que exige un brutal ajuste este año y uno peor el año que viene. Y que requiere que se devuelvan en los próximos tres años los 50.000 millones de dólares que el Fondo le prestó a Macri, más otros 100.000 millones de dólares de vencimientos de deuda externa. De eso se trata, blanco sobre negro, continuar con el actual acuerdo con el Fondo.

Kicillof plantea que “es posible hacer un programa alternativo, nacional y popular, con redistribución de la riqueza”, simplemente “renegociando” con el FMI. Incluso miente, diciendo que “hay experiencias que demuestran que el Fondo Monetario cambió, aceptando programas distintos a los clásicos de ajuste en los últimos años”. No es cierto. No hay ningún caso en que los programas del FMI no plantearan feroces ajustes. Ni en nuestro país ni en ningún otro lugar del mundo. Lo que hoy afirma el kirchnerismo es lo mismo que años atrás decía el gobierno de Syriza en Grecia, que terminó hundida en medio de diez años de planes de ajuste del Fondo. El peronismo kirchnerista, si vuelve al gobierno, va camino a transformarse en el implementador del ajuste fondomonetarista. Lo mismo sucederá con las otras versiones del peronismo, como Lavagna o Urtubey, que también le han garantizado al FMI el cumplimiento del acuerdo.

Romper con el FMI no solo es posible. Es la única salida para poder contar con la capacidad soberana de decidir nuestra propia política económica y no depender de lo que autorice o deje de autorizar el Fondo. Y suspender los pagos de la deuda es básico para poder contar con dinero que permita aplicarlo a resolver las más urgentes necesidades populares

 

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Escribe José Castillo

La primicia fue revelada el viernes pasado por el diario Ámbito Financiero. Dirigentes del kirchnerismo tuvieron una reunión con tres de los más importantes fondos de inversión y acreedores de nuestra deuda externa. El más importante de ellos, fue nada menos que Templeton, el grupo financiero “estrella” del macrismo, al que el propio gobierno de Cambiemos recurrió en 2018 para lograr que se le siguiera prestando a la Argentina. Y que, a la fecha, acumula una importante porción de bonos de nuestra deuda externa. En concreto, uno de los pulpos acreedores más interesados en cobrar los próximos vencimientos.

La cita fue en las oficinas de uno de los brokers (especialistas en especulación financiera) de la Bolsa local y, según la crónica, no solo fue cordial, sino que hasta se hicieron mutuamente algunas bromas. Pero más allá de estos detalles, lo concreto es que el peronismo kirchnerista confirmó una vez más lo que viene circulando desde hace meses: le garantiza a todo grupo empresario que pagará puntualmente todos los vencimientos de deuda externa. No son “dos monedas”: en los próximos tres años suman nada más ni nada menos que 150.000 millones de dólares. Lo que impediría cualquier política de redistribución.

Esta noticia reafirma lo que venimos denunciando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda: el kirchnerismo y las otras variantes del peronismo no son salida para el pueblo trabajador frente al macrismo. Van a seguir cumpliendo con el FMI y pagando la deuda. En una palabra: hambreando al pueblo.

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Romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa

El Fondo nos exige ajustarnos: déficit cero en 2018 y superávit fiscal en 2019, lo que quiere decir despidos, desfinanciar más aún la salud y la educación pública; paralizar todas las obras públicas y darle salarios de hambre a maestros, trabajadores de la salud y estatales. Todo para pagar la bola de nieve infernal de la deuda externa, donde en los próximos tres años vencen 150.000 millones de dólares La única salida es romper este acuerdo y no pagar esta deuda usuraria. Así tendremos dinero y capacidad para dar trabajo, salud, educación y vivienda.

Lanzar un gran plan de obras públicas, comenzando por la construcción de viviendas populares para crear trabajo genuino

En nuestro país hay un déficit habitacional de cinco millones de viviendas. Si volcamos los recursos a un gran programa de construcción masiva de viviendas populares, podremos crear cientos de miles de puestos de trabajo en la construcción, y a la vez reactivar otras industrias vinculadas. Si a ello le sumamos la construcción y refacción de escuelas y hospitales y la realización de las obras de infraestructura más urgentes (asfalto, obras contra las inundaciones) podremos casi inmediatamente atacar a fondo el flagelo del desempleo. Todas esas obras deben ser ejecutadas directamente por el Estado y controladas por las organizaciones de los propios trabajadores, evitando así las coimas y negociados de las empresas que han vivido robando con la obra pública en todos los gobiernos.

Aumentar salarios y jubilaciones

Hay que otorgar un aumento de emergencia para recuperar todo lo perdido por la inflación el año pasado. Al mismo tiempo, pelear por aumentos para este año que cubran lo ya perdido en estos cuatro meses y que se reajusten automáticamente por la inflación mensual. En el caso de los jubilados, hay que otorgar inmediatamente el 82% móvil del salario en actividad.

Prohibir por ley suspensiones y despidos

Tenemos que cortar de raíz la sangría de la pérdida de puestos de trabajo. Proponemos prohibir mientras dure la crisis toda suspensión o despido. Y que toda empresa que viole esta disposición o cierre, sea expropiada y puesta a funcionar bajo la gestión de sus propios trabajadores.

Retrotraer los tarifazos y reestatizar las privatizadas

Tenemos que retrotraer los tarifazos, que en muchos casos llegan a 1.000% en la gestión macrista y se están comiendo los salarios. Al mismo tiempo hay que acabar con los subsidios y privilegios a las empresas privatizadas, que siguen sin invertir un peso y brindando pésimos servicios. Nuestro planteo es rescindir todos los contratos, reestatizando esas empresas y poniéndolas bajo administración de trabajadores y usuarios, que garantizarán así servicios públicos de calidad y tarifa social para los que la necesiten.

Poner precios máximos y eliminar el IVA de los productos de la canasta familiar

Se impone terminar con los abusos de empresas monopólicas y cadenas de hipermercados, estableciendo precios máximos a todos los productos de la canasta familiar, a los que además se les debe quitar el IVA. Y establecer severos controles para que todo esto se cumpla, que incluyan multas, clausuras e incluso expropiaciones a quienes violen esta disposición.

Nacionalizar la banca para terminar con la usura, las altas tasas de interés y los negocios de la bicicleta financiera

Los bancos se embolsan superganancias con las Leliq (bonos de deuda emitidos por el Banco Central) al 65%. Al mismo tiempo, cobran tasas de interés usurarias por préstamos o financiación de tarjetas de crédito (en muchos casos de más de 100%). Son los grandes ganadores, mientras se hunde el pueblo trabajador. La única salida es nacionalizar la banca, para así otorgar créditos para el consumo popular e hipotecario a tasa subsidiada, terminando de una vez con la especulación financiera.
Nacionalizar el comercio exterior para acabar con la fuga de capitales y las superganancias de los monopolios exportadores
Miles de millones de dólares se fugan cada mes. Los monopolios exportadores especulan chantajeando entre liquidar o no los dólares de la soja. Los productos de consumo popular aumentan porque se cotizan “a precios de exportación”, como la carne, la harina o los lácteos. Tenemos que dar un corte a todo esto, nacionalizando el comercio exterior, para que las divisas de las exportaciones entren efectivamente al Estado y se las vuelque a financiar las verdaderas necesidades del pueblo trabajador.

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Luego de semanas con paros docentes aislados, con la votación en todas las asambleas de la provincia dándole el mandato al Frente de Unidad Docente Bonaerense (FUDB) a hacer “como mínimo un paro de 48 horas”, el gobierno de Vidal los citó. Se reunió con Baradel, Petroccini y Díaz y les hizo una “oferta superadora”. Todos salieron de la paritaria sonrientes, informando en TV un acuerdo. Pero, tres días después, anunciaron dos días de paro. ¿Qué pasó?

Escribe Guillermo Sánchez Porta

Como todos los años Baradel (Suteba), Petroccini (FEB) y Díaz (Udocba) amenazaron con “no inicio” de clases, paros y marchas, si Vidal no recomponía las pérdidas salariales de 2018 y otorgaba un aumento. Así hubo dos semanas con paros aislados convocados por el FUDB. La oposición Multicolor, que dirigimos la estratégica seccional de Suteba La Matanza y cinco seccionales más, exigíamos un verdadero “plan de lucha progresivo” por un salario igual a la canasta familiar y plata para infraestructura. Y, además, realizamos paros en las semanas que el FUDB le dio tregua a Vidal, paros que tuvieron alta adhesión, incluso en distritos controlados por la burocracia Celeste. Esta realidad fue observada por Vidal y así decidió aflojar los porcentajes que Baradel y el FUDB, sin consultar a ningún docente, habían reclamado: ofertaba un 15,6% de recomposición por las pérdidas de 2018 y cuatro pagos trimestrales, con “cláusula gatillo automática” devolviendo la inflación perdida durante 2019. Vidal quería “cerrar” el conflicto docente ya e ir a elecciones sin sobresaltos. Pero los docentes teníamos otro plan.
 
¡Nada de trampas! Rebelión docente por un aumento real

Mientras Baradel, Petroccini y Díaz salieron festejando y montaron sus famosas “consultas truchas” para evitar el debate en asambleas y dibujar una “amplia aceptación”, desde la Multicolor hicimos números reales y salimos a rechazar esta burla. ¡La “recomposición” de 2018 en realidad es un blanqueo de una cifra que cobramos “en negro”, en tres cuotas, que no llega a $800! Y así quieren que arranquemos 2019. Además, no resuelven los tremendos problemas de infraestructura, comedores, despidos y falta de docentes. Tal fue el repudio a la “oferta”, que Suteba La Matanza y luego el Plenario Provincial de Delegados (PPD) que convocamos, la rechazamos y votamos parar 48 horas el 28 y 29 de marzo. Mientras Baradel y el FUDB contaban firmas, decenas de miles de docentes de toda la provincia parábamos en los Suteba Multicolor y en autoconvocatorias en los distritos dirigidos por la burocracia Celeste. Además, en un nuevo Plenario Provincial de Delegados definíamos seguir parando el 3 y el 4 de abril y volver a reunirnos el 4 de abril para resolver la continuidad del plan de lucha.
 
Baradel, Petroccini y Díaz, panqueques

Después del paro multicolor y nuestra convocatoria al plan de lucha, los “fanáticos” del acuerdo con Vidal de repente se volvieron críticos y combativos. Díaz, de Udocba llamó a parar el 4 y el 5 (hasta cuando para divide…). Baradel y Suteba definieron “jornada de lucha” 3 y el 4, con paro. Y FEB, de aceptar la oferta, pasó a sumarse el 3 y el 4, sin explicación alguna. Es que lo único que pueden explicar es que tuvieron que llamar a parar porque el 3 y el 4 pararían los docentes de toda la provincia con los Suteba multicolores… ¡y sin ellos!

Los medios de comunicación y el gobierno quieren mostrar este cambio “porque son kirchneristas” y quieren desgastar a Vidal. ¡Nada más alejado de la realidad! Justamente, por kirchneristas y peronistas estos burócratas quieren suspender la lucha y llamar a votar a las variantes peronistas en octubre. ¡Somos nosotros los que decimos que hay que seguir luchando ahora y votar en octubre por el FIT, la única alternativa contra el ajuste de Macri, los gobernadores y el FMI!

Seguir con paros progresivos y coordinando en plenarios provinciales de delegados

Para ganar y derrotar el plan de ajuste de Macri, Vidal y el FMI, los docentes de Salta mostraron el camino. Paros progresivos semanales y plenarios de delegados autoconvocados para decidir democráticamente cómo luchar. No podemos dejar en manos de los Baradel, Petroccini y Díaz, que aunque se acomoden ahora, tratarán de levantar la lucha y pactar con Vidal. Desde Suteba La Matanza y demás seccionales multicolores y las autoconvocatorias distritales, debemos seguir convocando a los PPD para que los docentes tengan un lugar donde debatir y votar cómo seguir peleando, tomando la lucha en sus manos. Docentes en Marcha e Izquierda Socialista estamos al servicio de estas tareas.

 

 La izquierda debe apostar a la rebelión docente

Escribe Graciela Calderón Secretaria adjunta Suteba La Matanza

La brutal crisis de los dirigentes de Suteba, FEB y Udocba no es nueva y tiene que ver con la desconfianza y repudio de miles de docentes a sus políticas de capitulación permanente a todos los gobiernos de turno. El salario no alcanza para nada y la bronca contra el gobierno es enorme y estos dirigentes no quieren resolver nada. Hace años que los Suteba Multicolor somos una alternativa de conducción a la burocracia. Pero hay una divergencia central  entre nosotros. Las otras agrupaciones multicolores quieren un crecimiento “electoral”, acumulativo, ir creciendo en base a denunciar las capitulaciones de la Celeste y amigos para poder ganar más seccionales en próximas elecciones. Nosotros, Docentes en Marcha, queremos utilizar el peso de la multicolor en la base, en las escuelas, para formar una nueva conducción en la lucha, que desborde al FUDB y, como en Salta, termine siendo quien sea el representante de los docentes frente al gobierno, con mandatos y sin traiciones. Queremos que desde las seccionales multicolores, comenzando por La Matanza, se llame a coordinar, a conformar el Plenario Provincial de Delegados en un organismo democrático de debate y resoluciones para votar los planes de lucha, para sumar a miles de docentes autoconvocados de los distritos celestes. Ser alternativa ya, en la lucha, para canalizar y llamar a la rebelión contra la burocracia. No será marchando como furgón de cola de la burocracia, ni el 4 de abril ni nunca, ni “exigiendo” solamente sin impulsar acciones también, sin postularnos como dirección alternativa, como superaremos a la burocracia. Llamar a los PPD y trabajarlos para que se llenen de docentes, debe ser una política de toda la izquierda que se dice antiburocrática. 

 

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