Un gran colectivo de agrupaciones socioambientales definió sacar a las calles el reclamo contra la destrucción ambiental en nuestro país. Con eje en el rechazo al acuerdo de implantación de megafábricas chinas de cerdos; la exigencia de un freno inmediato al desmonte y las quemas en los humedales, bosques y montes nativos; el rechazo al pacto entre el Gobierno del Frente de Todos y el Complejo Agroindustrial Argentino, se plantea una oposición de conjunto al extractivismo, la depredación y el saqueo de los recursos y bienes naturales del país, que son puestos al servicio del pago de la deuda externa.
Las organizaciones que conformamos el Frente de Izquierda Unidad nos haremos presentes en las convocatorias de las veintitrés provincias y en la Plaza de Mayo en la Ciudad de Buenos Aires. Lo haremos de forma consecuente con nuestro programa y como continuidad de nuestra participación en las últimas movilizaciones contra la megaminería, en defensa de los humedales y las huelgas mundiales por el clima.
Sostenemos nuestro rechazo a la política de un Gobierno que ha utilizado la pandemia como excusa para desarrollar un brutal ajuste a las condiciones de vida del pueblo trabajador, mientras en paralelo comprometió al país en el pago de una deuda ilegítima y fraudulenta, y ahora va camino a un nuevo pacto con el FMI. Al servicio de esa política es que el Gobierno comprometió, ante los acreedores externos, los recursos y bienes naturales como garantía de pago, y con ello, la salud de millones, además de alentar la degradación ambiental a gran escala. Incluso en ese marco es que se inscribe el acuerdo con China, que busca “externalizar los costos” de megaemprendimientos señalados como fábricas de pandemias a escala mundial.
Nuestro planteo político combina el repudio a esta orientación con una salida de fondo, donde el rechazo al pago de la deuda se liga a poner esos recursos al servicio de las necesidades populares y a dejar atrás cada una de las formas de depredación ambiental que hoy se utilizan para cumplir con el pago a los acreedores y el FMI.
Sostenemos un programa de verdadero desarrollo armónico con la naturaleza sobre la base de atacar al lucro capitalista. Planteamos la nacionalización y reestatización sin pago de todas las empresas privatizadas durante los 90, con administración y gestión de trabajadores y control de usuarios populares. Por un plan nacional energético controlado por los trabajadores que lleve luz y calor a todos los hogares y permita avanzar hacia una matriz energética sustentable y diversificada. Contra la voracidad del agronegocio, planteamos la expropiación de la oligarquía terrateniente, los grandes pooles de siembra, así como de los monopolios cerealeros, aceiteros, lecheros y frigoríficos. Medidas que deben ir de la mano de la nacionalización del comercio exterior para garantizar realmente la soberanía alimentaria. Expropiación de los grandes propietarios y respeto a los derechos de los campesinos pobres, pueblos originarios y pequeños chacareros, en función de avanzar en una producción agraria realizada bajo parámetros agroecológicos basada en la planificación democrática con intervención de los trabajadores del campo y la ciudad. No a los desmontes. Prohibición de fumigación con agrotóxicos que contaminen y afecten a la población. Nacionalización de la banca bajo control obrero para financiar la reconversión tecnológica del modelo agropecuario que permita salir del “modelo sojero”. No a la expulsión de campesinos y originarios de sus tierras. Basta de trabajo no registrado para los trabajadores rurales. Prohibición de la megaminería y el fracking. Expropiación de esas firmas, casi todas imperialistas, sin indemnización, y que reparen los daños ambientales causados, impulsando una reconversión productiva laboral y profesional de los trabajadores con garantías de continuidad salarial. Rechazamos además el avance de la confiscación de espacios verdes y públicos para la especulación inmobiliaria.
La consolidación de esta propuesta de transformación radical del actual modelo de producción, comercialización y consumo requiere una perspectiva militante y de movilización permanente nacional e internacional por Gobiernos de trabajadores.
Este 25A ganemos las calles en todo el país y avancemos en poner en pie un gran movimiento de lucha ambiental que se organice de forma independiente del Gobierno para pelear hasta el final por cada una de sus reivindicaciones.
Frente de Izquierda Unidad
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