Escribe MST, sección de la UIT-CI de Chile
¡Y el fracaso de la convención constitucional pactada de espaldas al pueblo entre el gobierno de Boric y la derecha!
Los 6.810.716 (55.75%) votos a la opción “En Contra” de la nueva propuesta constitucional, sepultaron el proyecto redactado por la ultraderecha de Kast, que sólo obtuvo 5.405.055 (44.25%) de votos “A Favor”. Este resultado se dio en casi todas las regiones del país, y en los más importantes centros urbanos partiendo por la capital. En sólo 3 regiones gano por estrecho margen el “A Favor”. Estas son cifras categóricas que necesitamos entender para saber qué sucedió, y como impactaran estos resultados en el futuro de millones de familias trabajadoras.
Un proceso constituyente que buscaba cerrar el descontento social abierto con la rebelión popular de 2019
El día después de que triunfó el rechazo a la propuesta constitucional en el plebiscito de 2022, y en medio de los festejos de la derecha y los grandes empresarios, comenzaron frenéticas conversaciones entre el gobierno de Boric y la oposición de derecha. La preocupación de ambos sectores se publicaba en los principales medios de comunicación, en voces de políticos, empresarios y “especialistas”. El diagnóstico era común: sigue imperando un clima de descontento social, el odio a los partidos tradicionales y otras instituciones, por lo que es urgente convencer al país de que los reclamos de la rebelión popular fueron escuchados, y que los cambios pedidos se llevaron a cabo.
Desde el Partido Comunista hasta la UDI (derecha) compartían la preocupación de que continúan “elementos de inestabilidad política” que podrían derivar en nuevas rebeliones, y de que esto sólo podían cerrarse entregando alguna migaja al pueblo y la clase trabajadora. Esta unidad en el diagnostico los empujo a imponer el “Acuerdo por Chile”, que impulso un proceso constitucional absolutamente controlado por los partidos tradicionales, sin ninguna posibilidad de participación de listas independientes, y con un “borrador” hecho por estos mismos partidos como base de la discusión constitucional. “Una constitución que nos una a todos”, dijeron comunistas, socialistas, frenteamplistas, abrazados a los más rancio de la ultraderecha pinochetista del país.
El plan, sin embargo, comenzó a hacer aguas rápidamente. La votación de constituyentes le dio primera mayoría a la ultraderecha pinochetista que más se opuso al acuerdo, seguido por la derecha tradicional y una gran derrota de los partidos de Boric. La votación expresó el gran descontento popular contra el actual gobierno, sin que eso significara un apoyo político a las hordas de Kast, que utilizó su mayoría para desconocer el acuerdo e imponer ataques brutales contra las familias trabajadoras en el nuevo texto. Esto provoco que desde el día uno del proceso constituyente, las encuestas reflejaran siempre altas cifras de rechazo popular a la convención constitucional 2.0.
La derrota de Kast y el gran empresariado.
Terminada la propuesta constitucional, comenzaron los problemas de cara al plebiscito. Kast y su partido hicieron cambios a la “constitución que nos una a todos”, que la hicieron indefendible para los partidos del gobierno de Boric. A regañadientes, tuvieron que llamar a votar En Contra, dejando sólo a la derecha y la ultraderecha empujando su aprobación. En ese marco, sectores de ultra derecha se descolgaron llamando a votar En Contra, con una importante ruptura del Partido Republicano de Kast en medio de la campaña. El masivo rechazo popular a esta farsa dividió a los autores del acuerdo, obligando al gran empresariado a compensar esta crisis con declaraciones públicas de apoyo y un vendaval de financiamiento a la campaña A Favor.
La deriva de la maniobra se hacía más evidente a cada paso. Boric declaro en varias oportunidades que no se opondría a la aprobación del nuevo texto, complicando a sus propios partidos. La campaña por el En Contra del oficialismo fue, cuando menos, famélica. Las idas y venidas de todos los sectores fue un espectáculo surrealista de debilidad política, que se cerró ayer con la contundente derrota de Kast y la ultraderecha, el partido que más venía creciendo con la crisis de los partidos tradicionales. Por eso no sólo fracasó la maniobra del gobierno de Boric y la derecha para tratar de encauzar el descontento social, sino que además golpeó duramente al partido que venía canalizando por la derecha ese descontento.
¡Unidad de la izquierda consecuente, el pueblo y los sindicatos para seguir luchando y enfrentando al Gobierno de Boric y la derecha, la miseria, las alzas y a los patrones!
Esta derrota es primero de Kast y la ultraderecha, y por lo tanto un gran triunfo del pueblo y la clase trabajadora. Pero debemos estar atentos y no transformarla en un arma contra nosotros y nosotras mismas, fortaleciendo al mismo gobierno y sus partidos que pactaron este fraude con la derecha, y que vienen gobernando descaradamente para el gran empresariado. Contra los cantos de sirena de los operadores políticos que proponen la “unidad contra la derecha”, que busca evitar que se profundice la crisis política empujándonos a los brazos del gobierno capitalista de Boric.
Debemos ser claros y sin ambigüedades: estamos contra la derecha y la ultraderecha de Kast, contra Boric y su gobierno. Es decir, contra los empresarios y sus agentes que descargan la crisis económica y la represión contra el pueblo trabajador.
La tarea es denunciar la unidad con la que todos estos partidos gobiernan contra las familias trabajadoras, solidarizar e impulsar movilizaciones, abrir espacios de coordinación de les las y los que luchamos, unir demandas y discutir programas que reflejen las necesidades de las mayorías. Unidad desde abajo, para combatir a los dueños del país y sus políticos. Sin embargo, no basta con quedarnos en los límites de la lucha social y sindical.
Esta derrota coyuntural de la ultraderecha no debe confundirnos, se fortalecerán al calor de las traiciones de Boric y sus partidos contra millones de familias trabajadoras. Día tras día, mientras el Partido Comunista, socialista y el Frente Amplio gobiernan para el gran empresariado imponiendo sueldos de miseria, despidos, negando derechos y reprimiendo movilizaciones, los republicanos ganaran espacio por el sólo hecho de estar organizados como una alternativa política clara, que además cuenta con el apoyo del gran empresariado.
Esa alternativa política la construyen ellos o nosotros, como una opción a este gobierno capitalista y sus partidos traidores. La necesidad de unir a todes, todas y todos quienes nos consideramos parte de una izquierda consecuente y de lucha, debemos avanzar urgentemente en la creación de un referente clasista que surja de las luchas, y que proponga que seamos las y los trabajadores junto al pueblo quienes gobiernen el país.
Movimiento Socialista de las, los y les Trabajadores – UIT-CI