Por Prensa UIT-CI
Apoyemos a la resistencia del pueblo ucraniano. ¡Fuera tropas rusas!
Se cumplen dos años de la invasión rusa de Ucrania iniciada el 24 de febrero de 2022. Putin calculaba que en pocas semanas tomaba la capital Kiev y triunfaba la invasión. Pero se encontró con la heroica resistencia del pueblo ucraniano que hizo retroceder a las tropas de Putin. Ha sido esa resistencia popular-militar la que ha hecho que hayan pasado dos años y que el asesino de Putin no haya podido triunfar.
La situación sigue sin definirse. Tras el fracaso de la contraofensiva ucraniana del verano europeo, Rusia ha pasado al ataque, aprovechando el escaso suministro de armas y municiones a Kiev por parte del imperialismo yanky y europeo. En los últimos días, después de combates encarnizados, ha caído Avdiivka, en el frente Este. Desde principios de 2024 se han intensificado los bombardeos sobre infraestructuras civiles, no sólo en el frente, sino en todo el territorio, siguiendo con la estrategia de desgaste de la población.
La política del imperialismo norteamericano y europeo es evitar un triunfo contundente de Ucrania y también una derrota contundente de Putin y Rusia. Desde un primer momento retacearon la ayuda militar a Ucrania y han intentado de toda forma presionar a Zelensky para que abriera una negociación en la cual cediera parte de su territorio. Esto fue público en el Davos 2022 con lo dicho por el fallecido Henry Kissinger y se manifestó de distintas formas a través de Macron y del Vaticano. Tal es así que al momento de la invasión Biden y Macron le ofrecieron a Zelensky un avión para sacarlo y darle seguridad. O sea, le aconsejaban rendirse. La invasión del imperialismo ruso solo fue detenida por el heroísmo de la resistencia popular-militar ucraniana. El mismo Zelensky denuncia que no reciben el armamento y las municiones prometidas. Recién a fines del 2023, enviaron algunos tanques modernos y Biden se sigue negando, por ejemplo, a dar apoyo de aviación de combate de la cual carece Ucrania. Y es totalmente falso el argumento de que EE.UU. y el imperialismo europeo que no tienen condiciones industriales de producir mayor cantidad de municiones.
Mientras tanto Estados Unidos está dispuesto a salvar a Israel a cualquier precio, porque es un proyecto estratégico para el imperialismo para el control de los recursos en Oriente Próximo, mientras que Ucrania es para Washington una pieza más, moneda de cambio. Demócratas y republicanos están de acuerdo en dar pleno apoyo al Estado genocida de Israel. Se evidencia la doble moral imperialista, que no tiene problema en escandalizarse con los crímenes de guerra rusos (ataques a escuelas, hospitales o a estructuras de la población civil), pero apoya cuando crímenes como éstos o mayores los comete su aliado sionista.
Hace dos años, Ucrania resistió la invasión relámpago que planeaba Rusia con una respuesta popular masiva. Putin justificó la agresión con un discurso colonizador que criticaba a Lenin por el derecho a la autodeterminación de los pueblos y recuperaba a Stalin y al chovinismo gran ruso. El pueblo ucraniano se levantó masivamente contra la invasión.
La situación militar de Ucrania es preocupante y provoca graves tensiones internas. Zelenski ha destituido al comandante jefe del Ejército, Valeri Zaluzhni y al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Sergi Shaptala. A la dificultad del ejército ucraniano de conseguir armamento, por el boicot del imperialismo yanky y europeo, se suma la de reclutamiento. Si al principio no había fusiles por tantas manos disponibles, pero ahora, el sacrificio de tantos jóvenes y militares profesionales fallecidos en el frente o, el fracaso de la contraofensiva, una perspectiva incierta y el desgaste generan resistencias al reclutamiento. Tampoco ayuda a la resistencia las medidas antiobreras que el gobierno de Zelenski ha aplicado y que protegen los intereses de la patronal y la oligarquía, que fueron contestadas por los sindicatos. No son los oligarcas quienes defienden en el frente militar, sino la gente trabajadora. Ni tampoco ayuda el proyecto capitalista de “optimización” de Zelensky, con privatización de los principales servicios públicos como la sanidad y la educación y también de otras importantes empresas.
Es lógico que el gobierno ucraniano busque armamento allá donde pueda, pero Zelenski fía su política de defensa a los imperialistas. Pero la dependencia política de EE.UU., la Unión Europea y el apoyo a los sectores más reaccionarios de la extrema derecha como Netanyahu o Milei, se vuelven contra la lucha del pueblo ucraniano. No son estos aliados quienes liberarán al pueblo ucraniano de las garras de Putin. Para contentar a los poderosos Zelenski se aleja de los pueblos. Y los poderosos en cualquier momento le darán la espalda, si creen que llega el momento de entenderse con Putin o si algún otro conflicto –como Israel y Palestina- es más prioritario para sus intereses.
En Rusia, el asesinato de Navalni amplía la larga lista de muertes del régimen, en un método sistemático de eliminar toda disidencia. La crisis con el grupo de mercenarios Wagner que supuso la eliminación de Yevgeny Prigozhin, es uno más. Putin ha reconstruido un estado represor, siguiendo a los patrones del estalinismo, aunque con un régimen capitalista e imperialista. Pero también existen tensiones internas en el régimen por la oposición de algunos sectores populares, aún minoritarios, como las familias de los soldados. El Kremlin ha impuesto un régimen de detenciones y represión sobre los luchadores y luchadoras que han realizado acciones contra la guerra, en líneas de suministro o puntos de reclutamiento. También ha atacado a intelectuales y voces contrarias a la guerra. Con las fraudulentas elecciones presidenciales de marzo, Putin se aseguró de que nadie pueda alzar la voz y anuló a todos los posibles adversarios electorales. Es la paz cementerios y el miedo. ¿Cuánto tiempo podrá mantener ese control?
¿Qué izquierda puede reivindicar a Putin como progresivo o como contrapeso al imperialismo estadounidense? Putin, lejos de debilitar a la OTAN, le ha dado una nueva vida. De la misma forma que el imperialismo tiene una doble moral según el agresor forme parte de su bloque o no, una parte de la izquierda hace el mismo razonamiento y justifica o calla ante las agresiones de Rusia, Irán o China. Es insultante que justifique la invasión de Rusia -la misma que persigue y asesina a sus opositores- comprando el discurso de los opresores. Como antes hicieron justificando el régimen de Bashar al Asad, el dictador sirio que con la ayuda de Rusia e Irán aplastó a su pueblo. El movimiento Mujer Vida Libertad contra el régimen de los ayatolás en Irán también se ha quedado sin el apoyo de esta mal llamada izquierda que lee el mundo en una terrible lógica de campos enfrentados.
Defendemos a los y las trabajadores y los pueblos ante la opresión y las agresiones militares, venga de donde venga y contra todo imperialismo, sea de los EEUU y la OTAN o como de Rusia o China. Estamos con los pueblos oprimidos contra los opresores. Estamos con los pueblos que se sublevan contra los regímenes reaccionarios. Por eso estamos con Palestina, con los pueblos y las mujeres de Irán contra el régimen, o el pueblo que se sublevó contra el régimen criminal de Siria. Por eso hoy estamos con el pueblo ucraniano que se niega a quedar bajo la bota del imperialismo ruso.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores, Cuarta Internacional (UIT-CI), hemos trabajado con la izquierda antiautoritaria ucraniana y hemos hecho ya cuatro convoyes de ayuda a los sindicatos independientes del metal, minería, ferroviarios, docentes que están en la primera línea del frente en Krivyi Rih, Dobropillya, Zaporíjia, Korosten y Mikolaiv. Llamamos a los pueblos del mundo y a las luchadoras y luchadores antiimperialistas y de izquierda a seguir solidarizándose con la resistencia popular-militar ucraniana sin dar apoyo político al gobierno de Zelensky, diciendo No a la OTAN y reclamando el desmantelamiento del armamento nuclear de la OTAN y Rusia.
Todo el apoyo a la resistencia popular-militar ucraniana. Fuera Putin y las tropas rusas de Ucrania. No a la OTAN
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores, Cuarta Internacional (UIT-CI)
23 de febrero de 2024