Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei logró que su veto a la Ley Jubilatoria quede firme. Lo hizo comprando diputadas y diputados y con una feroz represión. De esta forma, con sus aliados del PRO, radicales y peronistas de varias provincias, ratificó que prefiere llevar adelante un gerontocidio -tal como lo definió nuestra diputada de Izquierda Socialista Mónica Schlotthauer- con tal de cumplir con el FMI y los buitres de la deuda. La CGT fue la gran ausente, facilitando así que siga el veto de Milei.
El veto fue contra una ley insuficiente, que otorgaba un mísero aumento de 16.000 pesos a las y los jubilados. Una ley que no sacaba a las y los adultos mayores de la indigencia (no digamos ya de la pobreza). Un proyecto tibio, mínimo, presentado por la bancada radical, a la que el peronismo se había sumado para lograr mayoría. Por todo esto, el Frente de Izquierda en su momento había presentado su propio proyecto, que realmente recomponía el haber jubilatorio y otorgaba las conquistas que las distintas organizaciones de jubiladas y jubilados vienen reclamando en cada marcha de los miércoles.
Pero Milei no estaba dispuesto ni siquiera a aceptar ese mísero aumento. Tal como lo había anunciado, lo vetó en su totalidad. Jactándose de hacerlo, incluso diciendo cínicamente que las y los jubilados habían tenido “grandes aumentos en dólares”. Un perverso ultraderechista, gozando de pasar la motosierra contra quienes aportaron toda una vida y ahora son hambreados aún más y encima reprimidos.
¿Para qué hace esto Milei? El propio gobierno lo explicó ante diputados “dialoguistas” que trataban de disimular su apoyo pidiéndole a Milei que hiciera un veto “parcial”. “Vamos al veto total porque necesitamos dar una señal a los mercados”, les dijo Milei. ¡Clarísimo! Es para dejar tranquilo al FMI y a los usureros que ni un centavo se distraerá del objetivo de pagar una deuda externa usurera y fraudulenta.
El escándalo de los “tránsfugas”
Con el mismo número con el que se había aprobado la ley, sobraba para que ambas cámaras del Congreso rechazara con los dos tercios. ¿Pero qué pasó? El gobierno salió a comprar votos, así de simple. Y de esta manera escandalosa logró que cinco diputados radicales se dieran vuelta y cambiaran su voto, incluso a otro se le ofreció un cargo en un organismo binacional a cambio de su renuncia (logrando que así asumiera otra diputada del PRO). También apoyaron el veto de Milei los tres diputados peronistas de Tucumán. Y “ayudaron” con su abstención los diputados del bloque Innovación Federal (que responden a los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz -cercano a Sergio Massa-; de Río Negro, Alberto Weretilneck -reelecto en 2023 con el apoyo del entonces gobierno de Alberto y Cristina, y Misiones, Hugo Pasalacqua). También lo hizo Lourdes Arrieta (recién escindida de La Libertad Avanza quien hasta un rato antes decía que iba a votar contra el veto). Los propios radicales también aportaron con dos ausencias, ayudando así a que se le hiciera más fácil a Milei alcanzar los votos para que se ratificara su veto. En síntesis, políticos patronales de todos los espacios le terminaron garantizando a Milei su veto.
El FIT, firme en sus bancas y en las calles
Las y los diputados del Frente de Izquierda Unidad, como siempre, dijeron las cosas por su nombre. Denunciaron el escándalo de los votos comprados a las y los diputados panqueques, y explicaron también el motivo por el que se quiere seguir hambreando a los jubilados: para pagar la deuda externa y cumplir con el Fondo Monetario.
La diputada de Izquierda Socialista Mónica Schlottahuer lo dijo con todas las letras: “la política de este gobierno es un verdadero gerontocidio. La historia y las calles van a mostrar el desprecio a todas y todos los diputados que levantaron la mano en el Congreso contra las y los jubilados”. Para terminar de manera contundente: “hay que ser muy tacho de mierda para votar en contra de los jubilados”. Ante un gobierno que con lo que le quitó de impuestos a los más ricos (Bienes Personales) y el Impuesto País a los importadores podría haber hecho frente a lo que se requería en la ley vetada. Diciendo que el gran “déficit” no son las y los jubilados sino los pagos de la deuda externa y el sometimiento con el FMI. Diciendo esto en el Congreso y aportando en las calles frente al Congreso, con las columnas del sindicalismo combativo, Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad.
El gran ausente fue la CGT
¿Por qué Milei consiguió imponer el veto a pesar de que el repudio popular fue muy grande? ¿Por qué tuvo éxito la maniobra de las y los diputados “tránsfugas”?
Una parte central de la respuesta está en la tregua cómplice de la CGT, que no llamó a retomar la movilización del primer semestre, donde hubo dos paros generales exitosos. Así como no hizo nada contra la Ley Bases, hoy nuevamente, al no fijar ninguna medida de fuerza, no movilizar y no llamar a un nuevo paro general, le facilitó al gobierno ultraderechista el veto.
Esto no impidió que miles se movilizaran frente al Congreso. Se dio una fuerte concentración para repudiar el veto. Allí estuvieron algunos gremios de la CGT y las CTA, entre ellos Pablo Moyano y Sergio Palazzo. Y hubo una columna independiente del sindicalismo combativo y la izquierda, entre ellos los ferroviarios del Sarmiento con el “Pollo” Sobrero a la cabeza, su secretario general y dirigente de la Corriente Sindical A Luchar, con el reclamo de paro y plan de lucha, entre otras organizaciones.
Al finalizar la votación, se produjo, como ya es habitual, la represión de Patricia Bullrich, que una vez más se regodeó pegándole y persiguiendo a las y los jubilados, periodistas y todo el que se le pusiera adelante. Hubo tres detenidos y una docena de heridos, entre ellos una niña de doce años a la que rociaron gas pimienta en su rostro. Transformándose en un clásico: ajuste y palos, el método preferido del gobierno ultraderechista para hacer pasar su brutal ajuste.
Que la CGT rompa la tregua y convoque a un nuevo paro general
Milei vetó la Ley Jubilatoria, les sacó a los adultos mayores el 100% de la cobertura en los medicamentos y los reprimió. ¿Se puede ser tan siniestro? Es un hecho que hay que pararle la mano a este gobierno ultraderechista que mientras ajusta a las y los jubilados le dio 100 mil millones a la SIDE, le saca impuesto a los ricos y paga puntualmente la fraudulenta deuda externa.
Tenemos que reflexionar porqué fue posible que Milei se alce hoy con este veto y, lo más importante, qué tenemos que hacer de ahora en más. Hay un hecho de la realidad: la oposición patronal peronista, que hoy realizó fuertes discursos en el Congreso, no está haciendo nada para organizar la lucha para derrotar el ajuste. Está jugando al desgaste del gobierno y que esto tenga una expresión en las elecciones de 2025 o el 2027, llamando a votar por un peronismo que ya gobernó llevándonos al desastre en los cuatro años del gobierno anterior.
La mayoría de los dirigentes de la CGT, por su parte, tal como dijimos más arriba, desde mayo le han dado una tregua al gobierno apostando a un supuesto “diálogo”, que el gobierno aprovecha para avanzar y profundizar el ajuste.
La concentración de hoy fue muy importante, pero la CGT se ausentó, siendo la gran responsable de que el veto pasara, mientras siguen los despidos y el robo salarial a millones de trabajadoras y trabajadores.
Las y los jubilados no pueden esperar, lo mismo los cientos de miles de despedidos ni las y los trabajadores que ven sus salarios licuados al límite. Por eso es fundamental denunciar la tregua de la CGT con el gobierno y exigir desde cada lugar de trabajo que llame a un nuevo paro general y a un plan de lucha nacional unificado de todo el movimiento obrero para derrotar la motosierra y la represión de Milei, Patricia Bullrich, el FMI y los gobernadores.