Escribe Gabriel Schwerdt, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

Con motivo de cumplirse los sesenta años de la fundación del Partido Obrero (1964-2024) este partido lanzó una edición de Prensa Obrera, el número 1691 del 6/12/2024, con distintos artículos que repasan su historia y política.

En particular nos vamos a referir al artículo: “La lucha por construir un partido obrero sigue siendo la gran tarea” de Gabriel Solano, para aclarar al conjunto de la militancia de izquierda que las afirmaciones que hace dicho texto en cuestión, sobre algunas de las políticas y orientaciones de la corriente morenista en ese período son falsas y por lo tanto equivocadas. Lamentablemente Solano sigue con la tradición de sesenta años del altamirismo del PO de falsificar con posiciones inexistentes y, en consecuencia, no documentadas en sus debates políticos. Todo el artículo está cruzado por ese método.

Por ejemplo, decir que el trotskismo fue gorila y luego capitulador al peronismo es una gran falsificación sobre Nahuel Moreno. Las posiciones del morenismo fueron opuestas (ver “El golpe gorila de 1955”). Al igual que decir que Moreno “inventó” la consigna “luche y vuelve”. O sobre las posturas ante el Cordobazo (ver “Después del Cordobazo”) y sobre la guerrilla. Cualquier lectora o lector interesado puede visitar el sitio www.nahuelmoreno.org dónde va a encontrar estos trabajos que citamos y otros escritos de Nahuel Moreno que recorren gran parte de su trayectoria nacional e internacional que desmienten a Solano.

Recordemos brevemente que Nahuel Moreno (1924-1987) fue uno de los principales dirigentes trotskistas de posguerra que construyó partidos nacionales, organizaciones internacionales, además de hacer grandes aportes a la teoría política.
Mas detalladamente veamos un par de las afirmaciones que hace Solano, completamente falsas, sobre las elaboraciones políticas de Nahuel Moreno.

Solano afirma que “[…] Mientras, el morenismo caracterizaba que el triunfo de Alfonsín encaraba una “revolución democrática” el PO mostró que era el resultado del triunfo imperialista en la guerra de Malvinas y que se trataba de un gobierno capitalista y pro imperialista […]”. Moreno jamás dijo que Alfonsín “encaraba” una revolución democrática como dice Solano sin citar dónde lo dijo.

Lo que si definió Moreno es que la caída del gobierno militar de Galtieri* y la asunción de Bignone** se debían al triunfo de una revolución democrática en Argentina. Así lo explicaba en la introducción de su informe al CEI de la LIT-CI de marzo de 1983, “Argentina: una revolución democrática triunfante” (texto completo en www.nahuelmoreno.org):

“Este informe parte de un presupuesto básico: que la revolución democrática argentina ya triunfó con la caída de Galtieri y la asunción del mando por Bignone. El gobierno de este último significa la aceptación de su derrota por parte de las Fuerzas Armadas y la inauguración de la primera etapa democrática sin mayores cuestionamientos, amplia, que se ha abierto desde 1930.” (página 2 en la versión digital en www.nahuelmoreno.org)

Y sigue Moreno: “El actual proceso es muy distinto al posterior al Cordobazo. No es producto de una dosificación o condicionamiento del gobierno militar sino de un fenómeno abrupto, incontrolable, que se dio de repente sin que haya sido planeado ni deseado por ningún sector de la clase dominante. Nadie proyectaba, dentro del mundo oficial burgués o burocrático, que en el corto lapso de tres meses pasáramos del más terrible de los regímenes contrarrevolucionarios conocidos en el país, a un régimen donde campearan más o menos todas las libertades democráticas formales, y de un gobierno fuerte como el de Galtieri a uno que se cae solo. De la falta absoluta de las más mínimas libertades pasamos a libertades democráticas muy amplias, también casi absolutas, e incluso a muchas libertades no formales, como las ocupaciones de casas y tierras, el no pago de impuestos, las huelgas policiales, los insultos a la alta oficialidad del ejército en actos oficiales.” (Idem, página 5)

“En este caso, debido a la revolución, a este salto abrupto de la situación, las libertades llegaron de un día para otro y las elecciones vienen después. En eso también es distinto a la etapa de Lanusse en donde las libertades fueron otorgadas paulatinamente […]” “La revolución triunfante es objetiva, se palpa con los oídos y los ojos: legalidad para todos los partidos políticos, libertad de prensa, impotencia y crisis total del gobierno y crisis de las Fuerzas Armadas.” (página 5)

Esto es lo que definió Moreno en 1983, que fue correcto y no tiene nada que ver con la caracterización del gobierno de Alfonsín, que accedió al gobierno después de ganar las elecciones presidenciales de octubre de 1983. Para Moreno y el MAS el gobierno de Alfonsín era burgués, pro imperialista y venía a tratar de aplicar un fuerte ajuste contra el pueblo trabajador, por eso las masas rápidamente hicieron la experiencia con su gobierno y terminó renunciando por las grandes movilizaciones de 1989 motivadas por la hiperinflación. Queda claro entonces que Solano falsifica, ya que, para Moreno, Alfonsín no “encaraba” ninguna revolución democrática.

Otra barbaridad que Solano menciona al pasar en su artículo, es sobre las posiciones de la izquierda ante las elecciones presidenciales de 1989 y el triunfo del PJ con la fórmula Menem-Duhalde. Dice Solano: “[…] Aquí también se planteó una batalla política en el campo de la izquierda, pues una mayoría de ella había expresado su apoyo a Menem en las elecciones de 1989, incluida Izquierda Unida (MAS-PC) que mostraba su disposición a votarlo en el Colegio Electoral.” Falso desde todo punto de vista.

La mayor parte de la izquierda no “expresó su apoyo a Menem en las elecciones”. Sólo el PCR, ahora también conocido por la CCC, apoyó a Menem integrando las listas del PJ. Justamente la “mayor parte” de la izquierda representada por el MAS y el PC (que eran los dos partidos más grandes de la izquierda argentina en esos años), no sólo no apoyaron a Menem sino que conformaron Izquierda Unida, un frente electoral con un programa claramente de izquierda, contra el ajuste y el FMI, por el no pago de la deuda externa y por un gobierno de las y los trabajadores.
Es ridículo e insólito que Solano pretenda hacer pasar, una vez más sin ninguna cita o hecho que lo ampare, que Izquierda Unida en 1989 hubiera “mostrado disposición a votarlo (a Menem) en el Colegio Electoral”.

Una vez más se demuestra que hay diferencias entre la corriente de PO y la nuestra, la morenista. Pero hay que debatir y argumentar seriamente para que ayude a que la militancia de izquierda saque conclusiones, en este caso del pasado. No como lo hace Solano.

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* General Leopoldo Galtieri (1926–2003): integrante de la tercera junta militar de la dictadura genocida que se instaló desde marzo de 1976 en Argentina. En 1982 inició la ocupación de las Islas Malvinas que dio lugar a la guerra con Gran Bretaña. La movilización revolucionaria de junio de 1982, en repudio a su vergonzosa derrota de Argentina llevó a la caída inmediata de Galtieri y, de hecho, a la caída de la Junta y la convocatoria a elecciones para 1983.
** General Reynaldo Bignone (1928–2018): fue el sucesor de Galtieri a partir del 1 de julio de 1982 y hasta el 10 de diciembre de 1983. En el año 2011 fue condenado por la justicia argentina a la pena de prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante el tiempo que ocupó el poder.