Apr 30, 2024 Last Updated 5:55 PM, Apr 30, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Javier Leonforte

Luego de un año de reformas, el lunes 15 de Marzo el gobierno nacional reabrió el aeroparque Jorge Newbery teñido por la protesta de los trabajadores aeronáuticos de Latam donde hubo 1.700 despedidos el año pasado. El ministro de transporte Meoni estuvo al frente del acto de inauguración, ya que el presidente Alberto Fernández decidió no asistir para evitar las protestas.

Luego de un año de heroica lucha, unos 300 trabajadores entre los autoconvocados de Latam y los mecánicos de Ustara volvieron a reclamar por la continuidad laboral, lamentablemente no se logró una acción unificada entre los dos sectores. Pero si se hizo sentir el reclamo de que el gobierno cumpla con su promesa de garantizar los puestos de trabajo. Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad nos hicimos presente, como durante todo el conflicto, junto a nuestro legislador Pablo Almeida y otros referentes de la izquierda y el sindicalismo combativo.

La salida al conflicto pasa por estatizar Latam bajo control de sus trabajadores y que todos pasen a Aerolíneas Argentinas, para fortalecer nuestra aerolínea de bandera, y terminar con todos los ajustes planteados en la propia Aerolíneas Argentinas y en el proceso de fusión y cierre de Austral.

Hay que impulsar una gran acción de lucha unitaria entre los autoconvocados de Latam, los técnicos de Ustara y el cuerpo de delegados de los técnicos de Austral, que son los tres sectores en conflicto para enfrentar el ajuste, frente a la traición de la mayoría de los dirigentes de los gremios aeronáuticos.

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Escribe Ana Valverde, Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha (UTJEL)                                         

El miércoles 17 de Marzo en todo el país hubo importantes movilizaciones, actos y encuentros de jubilados y pensionados contra la política de hambre y miseria del gobierno nacional y de los gobernadores. Se desarrollaron en las más importantes ciudades del país: Córdoba, Neuquén, Rosario, CABA, etcétera.

Los jubilados/as y pensionados/as de Utjel en CABA, de Jubilados en Marcha en Córdoba, y de Neuquén y otras ciudades, planteamos el siguiente programa:

  • Repudio y derogación de la ley de movilidad jubilatoria de Fernández y el FMI.
  • Por una jubilación mínima no menor a 56.000 pesos que equivale a la canasta básica del jubilado.
  • Por un 82% Móvil para todos los jubilados del país.
  • Vacunación Ya, a todos los adultos mayores del país.
  • No al pago de la deuda externa. ¡Plata para los jubilados, salud y educación!
  • Que el Anses y el PAMI, como así también las Cajas provinciales y las obras sociales, sean devueltas a sus verdaderos dueños: los trabajadores activos y los jubilados y pensionados.
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Escribe Martín Fú

El 2 de abril de 1982 la Argentina desafiaba a una potencia imperialista recuperando un territorio soberano usurpado y apropiado por el colonialismo en 1833, las islas Malvinas. La foto de los Royal Marines ingleses rendidos dio vuelta al mundo, diarios y revistas titulaban “Inglaterra humillada”. 

La sangrienta junta militar, en el poder desde 1976, mostraba un gran desgaste. En noviembre de 1981, y en plena crisis económica, un paro de la CGT reunió a miles en San Cayetano bajo la consigna “paz, pan y trabajo”. El 30 marzo de 1982 otro paro general de la CGT se cristalizó como la mayor expresión de lucha obrera del último período dictatorial. Sumando “fuera la dictadura” a la consigna “paz, pan y trabajo”, alrededor de cincuenta mil personas coparon la Plaza de Mayo en una huelga que fue reprimida duramente y que dejó un muerto y cientos de heridos y detenidos a lo largo del país.

En ese contexto, la recuperación de las islas generó simpatía popular a la vez que acrecentó en la conciencia de las masas el rechazo al imperialismo. El 10 de abril, con la Plaza de Mayo colmada, el general Galtieri fue silbado y, al son de “fuera ingleses y yanquis de Malvinas”, 150.000 almas repudiaban al enviado yanqui Alexander Haig.

Inglaterra, miembro de la OTAN, y con el guiño de Estados Unidos, se lanzó a la campaña militar de ultramar más importante desde la Segunda Guerra. Más de cien buques y 30.000 soldados partieron hacia el Atlántico Sur. 

La dictadura se jugaba a golpear y negociar para así tener mejores condiciones para acordar. Jamás sucedió. El principal artífice de la derrota política y militar se encontraba dentro del bando argentino.

El 2 de mayo, el hundimiento del ARA “General Belgrano”, flagrante crimen de guerra con 323 muertos -la mitad de las bajas argentinas en todo el conflicto-, fue un claro mensaje de la negativa de Margaret Thatcher de acordar un alto al fuego.

Mientras comenzaban los primeros combates en las islas, en el país no se tocaba ningún interés económico de Inglaterra. Sus empresas operaron con normalidad, ganando millones y llevándose sus utilidades al exterior, mientras la Comunidad Económica Europea, a pedido de los piratas, lanzaba un embargo y boicot a las importaciones argentinas. Los países que se solidarizaron con la Argentina –como Perú, Venezuela, Libia, Cuba, Bolivia, Rusia, entre otros– y ofrecían ayuda, eran desestimados por los militares. Así era imposible ganar la guerra. En Perú 150.000 personas marcharon apoyando a la Argentina. En toda Latinoamérica se despertaba el sentimiento antiimperialista y la simpatía con la causa argentina. Y nuestro partido antecesor, el PST alertaba que sin meterse con los intereses británicos, sin aceptar la ayuda que nos ofrecían y con la conducción militar pro imperialista era imposible derrotar a los ingleses.

La visita del papa Juan Pablo II en el mes de junio buscó desmovilizar a los cientos de miles que pedíamos que se vaya la junta y preparar el terreno para una posible rendición. Desde el PST llamamos a no apoyar su visita “derrotista” y que “la paz que predicaba el Papa era la paz de los esclavos, la de la rendición de Argentina” en un volante donde le explicábamos a la vanguardia obrera que la visita del Papa era una puñalada a la movilización antimperialista (volante PST ¿A que viene el Papa? Junio de 1982). Mientras el Papa “rezaba”, en Monte Longdon, se combatía en los pozos de zorro a bayoneta calada. Fue el enfrentamiento más sangriento y brutal de toda la guerra.

El 14 de junio, el general Menéndez se rendía ante el comandante británico Jeremy Moore, que un día antes había salvado su vida durante un ataque de una escuadrilla de la Fuerza Aérea.

“Los pibes murieron, los jefes los vendieron” fue el canto de miles un día después de la rendición, en la Plaza de Mayo llena. Quedaba sellado el comienzo del fin de la dictadura.

La junta había perdido la contienda y se desangraba. En las islas quedaban muchos de aquellos héroes que combatieron con bravura ante un enemigo superior. Como revolucionarios reivindicamos y honramos a aquellos soldados, que pelearon en una verdadera gesta contra el imperialismo en una guerra justa.

Desde 1983 hasta la fecha todos los gobiernos patronales que se alternaron en el poder congelaron la causa Malvinas. La desmalvinización es una muestra de la sumisión que todos los gobiernos tienen con el imperialismo y sus intereses.

Hace unas semanas, el primer ministro Boris Johnson aseguró estar “dispuesto a usar la fuerza” para defender a las Malvinas en una abierta ofensa al reclamo histórico por la soberanía de nuestras islas. Hoy más que nunca seguimos sosteniendo que la recuperación del archipiélago es una tarea pendiente y necesaria. ¡Fuera ingleses de Malvinas, fuera yanquis de América Latina!

 



Escribe Martín Fú

El Partido Socialista de los Trabajadores (PST) rápidamente se situó en el plano militar contra la agresión imperialista. Sin dar confianza alguna en la junta que desde 1976 había lanzado un plan de aniquilamiento contra la clase obrera en donde nuestro partido sufrió la persecución, desaparición y asesinato de un centenar de compañeros, desde la clandestinidad de la proscripción llamamos a restablecer las libertades democráticas para lograr fortalecer los comités de apoyo en fábricas, barrios y escuelas.

“No puede quedar una sola fábrica, barrio, universidad o colegio que no se organice para enfrentar al agresor. Y exijamos a la CGT que se ponga a la cabeza de ellos, que los coordinen y centralicen reclamando el apoyo de todos los partidos políticos, de las organizaciones estudiantiles y populares”, escribíamos desde nuestro periódico Palabra Socialista.

Decíamos que había que aceptar la solidaridad y la ayuda militar que nos ofrecían Cuba, Venezuela, Perú, Libia y otros países, elevando el sentimiento antiimperialista de los pueblos de Latinoamérica y del mundo, unificado y encolumnado tras la guerra contra Inglaterra.

Apoyamos la creación de registros de voluntarios para la guerra, en donde el partido dio el ejemplo aportando muchos militantes, entre los que se destacaron el “Pelado” Matosas y el “Petiso” Páez, que habían recuperado la libertad apenas unos meses antes y rápidamente se inscribieron como voluntarios.                       


Con motivo del fallecimiento del compañero Jorge Mera se realizó un emotivo homenaje al que concurrieron camaradas de la vieja guardia que integraron la corriente morenista, antiguos compañeros de lucha del gremio bancario y del Banco Nación, junto con su familia y amigos.

Después de la despedida de Julieta Bandirali, su compañera, y Paula Mera, su hija, intervinieron varios compañeros de militancia y familiares de Jorge. Reproducimos aquí, el mensaje de Miguel Sorans que leyó Reynaldo Saccone en nombre de la dirección de Izquierda Socialista:

En mi nombre, y también de la dirección de Izquierda Socialista, queremos rendir homenaje al querido compañero Jorge Mera. Compartimos el dolor con su compañera Julieta, sus hijas Paula y Mariana, con su familia, amigas, amigos y camaradas de todos los tiempos de nuestra gloriosa corriente morenista.

Jorge fue uno de los grandes puntales de esa dura y difícil construcción desde los tiempos del PRT, luego del PRT-La Verdad, del glorioso PST y luego del MAS. Fue un puntal y un ejemplo de militancia para las nuevas generaciones de revolucionarios que seguirán su legado de luchador clasista, antiburocrático y por el socialismo.

Jorge fue uno de los grandes dirigentes clasistas del movimiento obrero argentino. Desde la combativa comisión interna del Banco Nación de los ’70 fue parte del movimiento clasista que enfrentó a las dictaduras de entonces y luego al gobierno peronista de la burocracia sindical y de la Triple A. Jorge fue la cabeza sindical más destacada de nuestra corriente morenista en los ’70. Fue uno de los grandes oradores de los plenarios del Sitrac-Sitram. Por eso hoy reaparecen, por ejemplo, las imágenes de Jorge junto con Agustín Tosco, la tan recordada foto de Jorge parado en las mesas del Banco Nación encabezando asambleas y huelgas bancarias. Tal fue su influencia y reconocimiento entre los trabajadores que, tras ser despedido por el gobierno de Isabel Perón, tuvo que ser reincorporado luego de la caída de la dictadura genocida y volvió a ser delegado elegido por sus compañeros.

Tal fue su trascendencia que, aunque fue siempre un luchador intransigente contra la burocracia sindical, hoy la actual comisión interna del Banco Nación, ligada a la Bancaria, tuvo que emitir una declaración de recordación y reivindicación de la trayectoria luchadora de Jorge.

Por eso para nosotros es un gran orgullo que Jorge Mera haya sido integrante de nuestra corriente fundada por Nahuel Moreno. Es un orgullo que Jorge haya sido un constructor, en la clase trabajadora, del partido y de la internacional. Por eso Jorge también fue candidato a gobernador de Buenos Aires por el PST en 1973 para mostrarle a las y los trabajadores bancarios y no bancarios que la tarea no era solo la lucha sindical sino también política. Jorge fue un ejemplo de la lucha por un cambio de fondo, por una Argentina y un mundo socialistas.

Jorge también fue un gran compañero y amigo.

Las nuevas generaciones de la clase trabajadora y su vanguardia combativa deben saber quién fue Jorge Mera y seguir su ejemplo de lucha inclaudicable.

Jorge, hasta el socialismo siempre.

Miguel Sorans

18 de marzo de 2021



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