Jul 31, 2024 Last Updated 12:12 AM, Jul 31, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Adolfo Santos

Después de dieciocho años de proscripción, el 11 de marzo de 1973, el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), con Héctor Cámpora a la cabeza, ganaba la elección y el peronismo conquistaba el gobierno por tercera vez.  Se ponía fin a una decisión antidemocrática dispuesta desde el golpe gorila, clerical y proimperialista de 1955.

No fue una concesión graciosa, en el campo democrático, del gobierno de facto surgido del golpe militar de 1966. Acosada por conflictos e insurrecciones obreras, estudiantiles y populares, cuya mayor expresión fue el Cordobazo, la dictadura iniciada con Onganía y ahora encabezada por el general Alejandro Agustín Lanusse no tuvo más remedio que ceder y rehabilitar a los partidos políticos. Mediante lo que quedó conocido como Gran Acuerdo Nacional, (GAN) se iniciaron negociaciones con los principales líderes burgueses, fundamentalmente con Perón, desde su exilio en Madrid, y con Ricardo Balbín, de la UCR, acordando una convocatoria a elecciones para canalizar el ascenso.

Sería un acuerdo con limitaciones, destinado a descomprimir la situación de la lucha de clases. Se levantó la proscripción al peronismo, aunque con una maniobra legal se impidió la postulación de Perón (solo podían ser candidatos los residentes en el país hasta antes del 25 de agosto de 1972). Pero si el objetivo del GAN era devolver protagonismo al peronismo, para frenar las luchas que hacían tambalear el sistema vigente, la fórmula presidencial encabezada por Cámpora y el conservador Solano Lima no tenía la autoridad suficiente para controlar el proceso. Se necesitaba una dirección más fuerte, algo que solo se podía garantizar con la intervención directa del general Perón.

Las luchas no pararon

El triunfo electoral después de años de proscripción fue visto como una conquista de la movilización, y envalentonó a la clase trabajadora y sectores populares que se sentían con el derecho de exigir nuevas demandas. En la noche del mismo día 25 de mayo en que Cámpora asume al gobierno, miles de personas rodearon la cárcel de Devoto exigiendo la libertad de los presos políticos. No había paciencia para esperar la promulgación de una prometida “ley de amnistía”. En apenas unas horas centenas de presos, muchos de ellos dirigentes de organizaciones guerrilleras, fueron liberados de las cárceles de Devoto, Rawson, Caseros, La Plata, Tucumán y Córdoba.

Una gran ola de conflictos por reivindicaciones largamente postergadas, exigiendo la reincorporación de los despedidos durante la dictadura, y por cuestiones democráticas y económicas, se extendió como reguero de pólvora cuestionando el acuerdo burgués entre Perón, Balbín y Lanusse. Las huelgas con ocupaciones de fábrica, muchas veces con miembros de la patronal como rehenes, se convirtieron en moneda corriente. La zona norte del Gran Buenos Aires, donde se habían instalado centenas de fábricas, fue la vanguardia de este proceso. Las metalúrgicas Ema, Wobron, Del Carlo, Corni y Tensa, Editorial Abril, las ceramistas Lozadur y Cattáneo, los astilleros Astarsa, fideos Matarazzo, DPH y Panam, del plástico, entre otras, fueron protagonistas de la efervescencia obrera de ese momento y generaron una nueva vanguardia que le disputaba espacios a la burocracia sindical.

Perón asume el timón

El Pacto Social, un proyecto de conciliación de clases ideado por el ministro de Economía José Ber Gelbard –dirigente de la Confederación General Económica (CGE)- cuyo objetivo era el control de los salarios, no conseguía cumplir su cometido y era impotente para detener el ascenso. Aunque firmado por la CGT de José Rucci, las bases no lo reconocían y los burócratas sindicales empezaron a ser desbordados por un nuevo activismo que peleaba por más. El 13 de julio, apenas cuarenta y nueve días después de asumir, Cámpora fue obligado a renunciar para abrirle camino a Perón, el único dirigente burgués con autoridad para intentar frenar las luchas. Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados, un desconocido de las mayorías, pero del entorno de Isabel Perón y yerno de López Rega, asumió interinamente la presidencia.

Instalado en Argentina, Perón dirigió un mensaje al país para mostrar que había tomado las riendas. “Los peronistas tenemos que retomar la conducción de nuestro movimiento”, dijo, y volvió a embestir contra los “infiltrados” y los “enemigos embozados y encubiertos a los que había que combatir”. Un claro mensaje contra la izquierda que actuaba en los diversos movimientos sociales. Sin embargo, tanto las FAR como Montoneros trataban de justificarlo con la tesis de que Perón estaba cercado por las fuerzas de derecha proimperialistas comandadas por López Rega y la burocracia sindical, lo que le impediría “dialogar con su pueblo”. Negaban el objetivo con el que Perón volvía: disciplinar al movimiento obrero al servicio de un plan patronal.

El triunfo Perón-Perón

El 23 de septiembre se realizaron nuevas elecciones presidenciales. La fórmula Perón-Perón (con Isabel como vice) ganó ampliamente. El imperialismo, los grandes y medianos empresarios, sectores de la oligarquía, las fuerzas armadas, la burocracia sindical y la Iglesia cerraron filas detrás del general con la esperanza de que pusiera fin al “caos social”. El amplio triunfo obtenido con el apoyo de las masas pretendía ser utilizado para consolidar el proyecto de fondo: derrotar al movimiento obrero que venía en ascenso desde el Cordobazo. Perón murió el 1 de julio de 1974 sin conseguir ese objetivo. Además, frustró las ilusiones de los millones que creyeron que su jefe volvía para aplicar un proyecto de justicia social y liberación nacional. Por el contrario, el peronismo nunca volvió a repetir las concesiones otorgadas a partir de 1945.

La asunción de su esposa María Estela Martínez de Perón, y la aplicación de una serie de medidas reaccionarias y antidemocráticas, profundizaron la crisis. El nombramiento de Celestino Rodrigo, hombre de López Rega, como ministro de Economía para aplicar un violento ajuste aumentó el caos. El plan, conocido como “Rodrigazo”, proponía una devaluación superior al 100%, aumento de los servicios públicos, liberación de los precios y suba de las tasas de interés, a la vez que limitaba el aumento de los salarios a un 40% en medio de una inflación de 50%. Era el escenario perfecto para generar nuevos estallidos. Presionada, la burocracia sindical se vio obligada a decretar la primera huelga general contra un gobierno peronista. Ocurrió los días 7 y 8 de julio de 1975 con total acatamiento y grandes movilizaciones, desestabilizando completamente el frágil gobierno. Rodrigo fue obligado a renunciar, y López Rega huyó del país. Era el inicio del fin del gobierno peronista surgido del triunfo del 11 de marzo de 1973. Lejos de resolver los graves problemas sociales, con la complicidad de sectores de la burguesía, la iglesia y de la burocracia sindical, las medidas adoptadas por el gobierno de Isabelita generaron las condiciones para la instauración de la más sangrienta dictadura sufrida en nuestro país. Se cerraba, así, el largo y rico proceso de luchas abierto con el Cordobazo.

Escribe Adolfo Santos

El Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que era parte importante de la vanguardia que participaba de ese proceso, interviniendo en las luchas, era también la única corriente de izquierda que daba la pelea electoral con una política de independencia de clase. Como lo había hecho en las elecciones de marzo con Juan Carlos Coral-Nora Ciaponne, en septiembre también convocó al clasismo surgido de las luchas del Cordobazo para dar juntos esa batalla. Con la consigna “Contra Manrique, Balbín, Perón, la izquierda debe votar unida”, una vez más le propuso a las principales figuras de ese proceso, como Tosco, Salamanca y Jaime, dirigente del peronismo revolucionario, encabezar la fórmula utilizando la legalidad del PST.

Lamentablemente, una parte de esos sectores acabó votando a Perón y otra mantuvo una actitud sectaria y abstencionista llamando al voto en blanco. El PST presentó una fórmula encabezada por dos importantes dirigentes, el socialista Juan Carlos Coral, acompañado por uno de los más destacados referentes del clasismo cordobés, el compañero José Francisco Páez. Los casi 200.000 votos obtenidos por el partido, a pesar de las dificultades económicas y el vacío de la prensa burguesa, demostraron el acierto de esa participación. Esos miles de compañeros, muchos de ellos activistas y dirigentes clasistas, habían asumido la propuesta de dar continuidad a las luchas fabriles, barriales y estudiantiles contra la conciliación de clases y el Pacto Social en el terreno electoral.

El PST, liderado por Nahuel Moreno, cuyo centro era la construcción de una alternativa revolucionaria con la estrategia de movilizar a la clase trabajadora para la toma del poder, tuvo la capacidad de aprovechar las oportunidades que nos brindaba la estrecha legalidad burguesa conquistada con la lucha obrera, estudiantil y popular para disputar en el terreno de la burguesía el espacio que nos ofrecían las elecciones. Una táctica legada por el partido bolchevique de Lenin, que el morenismo supo aprovechar para dialogar con amplios sectores de masas y ofrecerles una alternativa de clase frente a las variantes patronales.


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

Este 24 de febrero se cumplió un año de la invasión imperialista rusa a Ucrania. Putín había planeado una guerra relámpago para dominar a Ucrania en pocos días, pero la resistencia heroica ucraniana lo impidió. Hoy, un año después, la invasión criminal continúa. Llamamos a la más amplia solidaridad con el pueblo ucraniano.1

A pesar de la gran superioridad militar rusa, en tres ocasiones la contraofensiva ucraniana los ha hecho retroceder, alejando a los invasores de Kiev, de Járkov y recuperando Jerson.
Además, importantes sectores de la población rusa se oponen al reclutamiento forzoso que intenta imponer Putin, que tuvo que contratar a una empresa privada de mercenarios con presos liberados de la cárcel.

La OTAN se arma, pero no para apoyar a Ucrania

Con el pretexto de la guerra, los imperialismos norteamericano y europeos aumentaron enormemente el gasto militar. Pero solo una mínima proporción del aumento del gasto militar se destina a Ucrania, que sigue sin contar con armamento pesado ni aviación suficientes para enfrentar a los mortíferos bombardeos de Rusia.

Recientemente, el 20 de febrero, el presidente yanqui Biden hizo una sorpresiva visita a Ucrania, donde se entrevistó con Zelensky. Aunque la entrevista fue sin periodistas, a puertas cerradas, trascendió en base a declaraciones posteriores de Biden que se volvió a negar a entregar aviones F-16 a Ucrania, pese al pedido que volvió a hacer Zelensky personalmente.

Mientras tanto las compañías fabricantes de armas y petroleras aumentan sus enormes ganancias, pero la crisis agravada del capitalismo la pagan las masas trabajadoras y pobres con miseria creciente.
El armamentismo y rivalidad entre imperialismos crea también el peligro de extensión de esta guerra, incluso con el uso de armas nucleares. Por eso, nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano nada tiene que ver con dar apoyo a la OTAN, alianza militar de imperialistas europeos y yanquis, que es una maquinaria criminal contra los pueblos. Desde la UIT-CI nos oponemos a todo el armamentismo imperialista y estamos por la disolución de la OTAN.

Apoyamos al pueblo trabajador ucraniano, no a Zelensky

El gobierno de Zelensky es capitalista, de la oligarquía ucraniana y proimperialismo europeo y yanky. Legitima a la extrema derecha, y está tomando duras medidas contra la clase trabajadora en Ucrania, que ve retroceder salarios y derechos.  Desde la UIT-CI apoyamos a las trabajadoras y trabajadores ucranianos, a sus organizaciones de izquierda y sindicatos combativos, y denunciamos las medidas que toma el gobierno de Zelensky contra el pueblo trabajador. Por eso nos unimos a la exigencia de que se anulen los decretos antiobreros, y se impongan altos impuestos y expropiaciones al empresariado y a los oligarcas ucranianos y extranjeros y el no pago de la deuda, para invertir en los gastos de la resistencia al invasor.

¡Solidaridad con el pueblo ucraniano y su resistencia!

Desde la UIT-CI llamamos a redoblar la solidaridad internacional en defensa del pueblo ucraniano y su derecho a armarse, vengan de donde vengan las armas, para derrotar la invasión del imperialismo ruso. Lo hacemos desde una posición independiente del gobierno de Zelensky y de la OTAN. Llamamos a las y los trabajadores y pueblos del mundo, y a todas las fuerzas de la izquierda internacional, a apoyar la resistencia popular-militar contra la invasión rusa, y a las organizaciones de izquierda, antiautoritarias y al sindicalismo combativo en Ucrania.

¡Fuera las tropas rusas de Ucrania!
¡Asilo político en la Unión Europea y cualquier país del mundo a los rusos que no quieran ir a la guerra!
¡Libertad a las y los presos en Rusia por oponerse a la guerra!
¡Fuera Putin! ¡No a la OTAN!

“Después de casi cuarenta y ocho horas de viaje en avión, tren y autobús, llegamos a Dobropilia, una ciudad minera de la cuenca del Donbás ucraniano que se encuentra a ochenta kilómetros de Bakhmut, donde ahora mismo hay brutales combates para frenar la embestida del ejército ruso. Nos están esperando Dimitri, Natalia y Alexander, del Sindicato Independiente de Mineros de Ucrania […] Entre abrazos, sonrisas y traductores automáticos nos vamos a tomar un café […] Es la primera parada en el viaje. Objetivo: entregarles 1.500 euros para comprar alimentos de primera necesidad… Vamos juntos a un gran supermercado y hacemos la compra… en productos básicos que Iniciativas Laborales distribuirá en lotes para 63 familias de la ciudad que han perdido a alguien en la lucha contra la invasión rusa. Nos despedimos entre agradecimientos y abrazos.

Después iremos hasta Zaporijia, la ciudad industrial a orillas del Dniéper, también a llevar ayuda al Sindicato Independiente de Trabajadores del Ferrocarril. Es el tercer convoy de solidaridad con Ucrania, y en particular a la juventud y la clase trabajadora, que organizamos desde Lucha Internacionalista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores- Cuarta Internacional” (crónica completa en uit-ci.org).

Además participamos en la Red Europea Solidaridad con Ucrania.

Desde la UIT-CI, desde que comenzó la invasión, hemos mandado ya tres convoyes de ayuda a los sindicatos y a las organizaciones de izquierda en Ucrania. Estrechando y apoyando a la izquierda política, el movimiento antiautoritario y el sindicalismo que ha combatido las leyes antiobreras del gobierno de Zelensky. En el primer convoy fuimos a Kiev en mayo para entregar ayuda a las organizaciones de jóvenes antifascistas que luchaban contra la invasión, en el segundo en noviembre, llegamos hasta la ciudad minera de Krivi Rih para entregar ayuda al sindicato minero independiente y también a Zaporiyia, para apoyar al sindicato independiente de ferroviarios. Hace unas semanas hemos estado en la ciudad minera de Dobropilia, en el Donbás, también apoyando al sindicato minero independiente, y hemos vuelto a Zaporiyia de nuevo.

El viernes 24 de febrero, en el obelisco de la Ciudad de Buenos Aires, estuvieron presentes distintas organizaciones de izquierda entre ellas Izquierda Socialista como parte de la campaña internacional de la UIT-CI

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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