Jul 30, 2024 Last Updated 5:39 PM, Jul 29, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys

Las repercusiones sobre los dichos de la ministra Soledad Acuña en relación con querer responsabilizar a la docencia y a nuestra formación por la crisis del sistema educativo, de tratarnos de pobres y fracasados y llamar a las familias a que nos controlen y denuncien, se mantuvieron durante estos días en las noticias. Pero fundamentalmente entre la docencia, que no ha dejado de expresar su repudio e indignación, sumándose a las distintas campañas impulsadas fundamentalmente por Ademys, para que Soledad Acuña se vaya. Generó un rechazo nacional de docentes, sindicatos y personalidades de todo el país.

Nuevamente, y al igual que frente a la implementación de las burbujas para garantizar la presencialidad en las escuelas, Ademys ha sido el sindicato que se ha puesto a la cabeza de la campaña “fuera Acuña”, convocando a la docencia el pasado miércoles a una clase pública en las puertas del Ministerio de Educación y denunciando esta nueva agresión a la docencia. Ayer también participamos de la concentración en la Legislatura convocada por los rectores de los veintinueve institutos de formación docente de la CABA y los estudiantes terciarios, al cumplirse dos años de la sanción de la creación de la Unicaba y el intento de cerrar los profesorados. Justo esta semana Acuña sinceró para qué lo quiso hacer.

Juntos por el Cambio se mantuvo en silencio la primera semana, con la excepción de Patricia Bullrich, quien apoyó a la ministra. Luego se sumó Macri y Larreta respaldó a “quien solo trabaja por más y mejor educación”. Esto demuestra que Acuña expresó de manera cruda cuál es el pensamiento del gobierno en relación con la educación y los trabajadores. El ataque a los institutos de formación docente fue central en el discurso de Acuña, buscando convertir a los docentes en meros transmisores de las políticas oficialistas.

Mientras tanto, la dirección peronista kirchnerista de la UTE salió a rechazar formalmente estas expresiones pero se negó a realizar acciones conjuntas con Ademys para brindarle a la docencia un canal de participación y movilización para concretar la salida de Acuña. La propia Ctera ha sacado un documento donde demuestra que quieren una reacción contenida, que no concluya con la salida de Acuña del ministerio. Es que, en definitiva, muchas de estas políticas de Acuña son sostenidas también en todo el país por el ministro Nicolás Trotta y los gobernadores provinciales en el ajuste educativo, en las condiciones salariales y laborales de la docencia.

Para que se vaya Acuña, como para frenar el ajuste educativo en todo el país, lograr salarios dignos y presupuesto para la escuela pública será necesario mantener la coordinación de los sindicatos y la docencia opositora para la lucha. Que haya plata para educación y no para el FMI y la educación privada.

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La Federación de Trabajadores de la Alimentación cerró un acuerdo paritario de 25,5% para los dos cuatrimestres que le faltaban completar. Sumado al 6,5% obtenido anteriormente, la paritaria que va de mayo de 2020 a abril de 2021 redondea 32%, en seis cuotas que se terminan de cobrar en marzo. El acuerdo firmado está varios puntos por debajo de la inflación proyectada para el año, con lo cual perdemos poder adquisitivo y lleva el salario básico inicial a 47.000 pesos, por debajo de la canasta de pobreza, calculada en 50.000. Además es no remunerativo. No aporta el 11% a las jubilaciones ni el 3% al Instituto de Seguridad Social de Jubilados y Pensionados.

Los trabajadores de la alimentación fuimos esenciales durante toda la cuarentena, miles de compañeros se contagiaron de Covid y no cobramos ningún tipo de bono. Esto pese a que las empresas del rubro vendieron lo mismo, y en algunos casos más, que en 2019.

El sindicato tuvo veinticinco reuniones paritarias con las patronales y el Ministerio de Trabajo para llegar al acuerdo, pero la única medida de fuerza que tomó fue una caravana al Obelisco la semana pasada. Frente a esta realidad, en distintos lugares de trabajo los compañeros expresaron su descontento con el acuerdo. Es el caso de los trabajadores de Arcor Córdoba y de Bagley San Luis y Totoral, donde los compañeros se concentraron en las puertas de las fábricas. En el caso de Bagley San Luis, la patronal, como represalia, no dejó a los compañeros del turno noche ingresar en la planta. Llamamos a seguir organizados en los lugares de trabajo dando la pelea por salario y condiciones de trabajo dignas.

Corresponsal

 

 

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Escribe Pablo Lopreiato

El pasado 20 de noviembre se firmó un acuerdo salarial entre Foetra, junto a la Mesa de Unidad Sindical, y las tres empresas, Telecom-Cablevisión, Movistar y Claro, en el que se determinó 20% de octubre a febrero en cuatro tramos. Hasta diciembre recibiremos 10 por ciento. El 10% restante en 2021. Desde la Lista Roja venimos planteando la necesidad de un salario acorde a la canasta familiar. La conducción debe convocar a un plenario y discutir un plan de lucha con asambleas en cada edificio y rechazar el pacto social entre el gobierno, la UIA, la CGT y la CTA. Coincidimos, junto con miles de compañeros, que hace falta una nueva conducción sindical que esté al servicio de las necesidades de las/los telefónicas/os. Es por eso que debemos organizarnos para fortalecer un espacio claramente opositor y antiburocrático, tal como lo venimos haciendo desde la Lista Roja en las asambleas, en las caravanas y en acciones a las comerciales como parte de la Granate Blanca.

El 20 también estuvimos en la caravana convocada por la familia de Matías Dimuro al cumplirse casi un mes de la muerte evitable del compañero contratista de la negrera Global Connect, que presta servicio para la multimillonaria Claro, a la que se repudió y escrachó. Nos dirigimos al Ministerio de Trabajo, donde la mamá de Matías logró presentar un petitorio reclamando que se ocupe de lo que le sucedió a su hijo. Fue secundada por una compañera de Izquierda Socialista y un compañero de la Lista Roja.

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Escribe Adolfo Santos

Se cumplen 200 años del natalicio de Federico Engels. Nacido el 28 de noviembre de 1820, en Barmen, Alemania, Federico era hijo de un industrial textil. Presionado por su padre, abandonó sus estudios y comenzó a trabajar en los negocios de la familia. Con apenas 18 años, después de acompañar a su progenitor por Inglaterra, donde tenían una fábrica en Manchester, se instaló en Bremen para iniciar su aprendizaje. Pero no era eso lo que más le interesaba. Rápidamente tomó contacto con los “jóvenes alemanes”, un movimiento que se oponía al régimen prusiano y exigía reformas políticas de fondo.

En esa época, Engels comenzó a escribir sus primeros textos. Firmando con un seudónimo para evitar disgustos con su familia, publicó Cartas desde Wuppertal en las que hace duras críticas a las terribles condiciones de vida de los trabajadores. Visitaba y entrevistaba obreros para obtener informaciones directas sobre su situación. Denunció el trabajo infantil y la preferencia patronal de emplear niños para pagarles menos a pesar de sufrir las mismas condiciones de trabajo que acababan tempranamente con sus vidas. Fueron sus primeros contactos con la clase trabajadora, a la que acabaría dedicándole su vida.

Manchester le abre las puertas al socialismo

En 1841 regresó a su ciudad natal, donde rápidamente sintió rechazo por el ambiente reaccionario de su entorno y decidió alistarse en el ejército para instalarse en Berlín. Allí continuó en contacto con jóvenes intelectuales que renegaban de la religión y de la moral, ideas centrales que guiaban el régimen prusiano. En 1842, con solo 22 años, tuvo su primer encuentro con Marx, que con 24 años era el editor de Rheinische Zeitung en Berlín. Varios autores describieron esa reunión como “poco amistosa”, dada la rigurosidad de Marx para con los artículos que publicaba.

Mientras tanto, decidido a introducirlo definitivamente en el mundo de los negocios y alejarlo del radicalismo político, su padre lo envió a Manchester para hacerse cargo de la industria familiar. Sin embargo, Engels ya había emprendido un camino del que no volvería atrás. En Manchester tomó contacto con grupos socialistas como los owenistas y los cartistas y comenzó una estrecha amistad con dirigentes obreros. Aunque continuó con sus tareas en la fábrica, los centros de su vida pasaron a ser los ambientes obreros y las sedes de las organizaciones socialistas.

En esas andanzas, en 1843 conoció a Mary Burns, una operaria textil de origen irlandés, un amor de juventud que se convirtió en su compañera de vida. Fue ella quien mejor logró introducirlo en la vida de los trabajadores, fundamentalmente de los inmigrantes irlandeses, uno de los sectores más explotados. Ese conocimiento de dos mundos diferentes, el de la clase obrera y el de los dueños de las industrias, tuvo una influencia decisiva en la construcción de su pensamiento. De ahí surgió su primera obra importante, Elementos de una crítica de la economía política, publicada en un periódico que editaba Marx, quien quedó impactado por aquellos “apuntes geniales”, como los llegó a llamar. En 1845 publicó La situación de la clase obrera en Inglaterra, en la que detalla con minuciosas estadísticas la miseria del sistema capitalista reflejada en la explotación fabril.

Engels y Marx, una sociedad al servicio de la clase trabajadora

En 1844, en un viaje de Manchester a Barmen, Engels hizo una escala en París para visitar a Marx. Fueron días de tertulias en los que descubrieron una gran afinidad. Desde ese encuentro no solo se tornaron inseparables durante cuarenta años, hasta la muerte de Marx en 1883, sino que iniciaron una estrecha sociedad de trabajo mediante la cual elaboraron las más importantes obras sobre las relaciones sociales y económicas que se hayan conocido. Tiempo después, Engels dijo: “Nuestra concordancia completa en todos los campos se volvió evidente y nuestro trabajo conjunto comenzó allí”.

Y vaya si hubo concordancia. Realizaron la mayor elaboración política, económica y social de la historia de la humanidad al servicio de la clase trabajadora. En 1845 se publicó el primer texto escrito en forma conjunta, La sagrada familia, o crítica de la crítica crítica. Una obra escrita para polemizar con los jóvenes hegelianos que defendían una política meramente liberal en contraposición al régimen monárquico prusiano. Marx y Engels desecharon esa idea y propusieron una nueva visión donde aparece el carácter de la lucha de clases como el motor de transformación social.

En 1846 escribieron La ideología alemana, que marcó un antes y un después en relación con el pensamiento socialista conocido hasta ese momento, el socialismo utópico. Partiendo de reconocer la importancia de Hegel en relación con la dialéctica y de la visión de Feuerbach sobre el materialismo a partir de una postura crítica por la parcialidad y limitación de ambos autores, fueron capaces de sintetizar esas dos fuentes de pensamiento para combinarlas y dar lugar a lo que Engels llamó socialismo científico. Un verdadero salto en el pensamiento humano.

Pero Marx y Engels no limitaron su tarea a la elaboración teórica, sino que se incorporaron a las organizaciones existentes en aquella época. En 1847 se integraron a la Liga de los Comunistas, un pequeño grupo de revolucionarios que actuaba de forma clandestina y contaba con gran cantidad de inmigrantes que huían de la represión de sus países. En ese mismo año, en un congreso de la organización realizado en Londres, el partido definió sus objetivos: “[…] la derrota de la burguesía, el poder del proletariado, la abolición de la vieja sociedad burguesa que se basa en el antagonismo de clases y la fundación de una nueva sociedad, sin clases y sin propiedad privada”. Gracias a la intervención de Marx y Engels comenzaba a superarse el socialismo utópico.

Ese congreso les encargó la elaboración de un texto que, sobre esos principios, propusiera un programa para unir a todos los que estuvieran de acuerdo con esas tareas. Ese texto, que vio la luz en los primeros días de 1848, es El Manifiesto Comunista, definido por León Trotsky como “el más genial entre todos los de la literatura mundial”. Elaborado sobre las incipientes bases del materialismo histórico, el Manifiesto comienza afirmando: “La historia de las sociedades no es sino la historia de la lucha de clases”. Ese manifiesto y ese pequeño partido fueron la base para, en 1864, fundar la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), también conocida como Primera Internacional.

Engels, un punto de apoyo fundamental para Marx

En todo ese tiempo, el aporte de Engels para sustentar a la familia Marx fue fundamental. Sacrificó parte de su vida, sus estudios y elaboraciones, convencido de que su eterno amigo tenía que dedicarse a una tarea fundamental e impostergable, escribir El Capital. A ese esfuerzo dedicó su vida hasta la muerte de Marx, en 1883, cuando solo estaba publicado el primer tomo (1867). Muerto su compañero, se dedicó, junto con sus hijas, a concluir la obra. Fueron años de trabajo y elaboración, además de tener que descifrar los complicados manuscritos de Marx. Finalmente, gracias a las elaboraciones conjuntas realizadas durante tantos años de trabajo común consiguió editar los tomos II y III.

En 1889 impulsó la formación de la Segunda Internacional para dar continuidad a los trabajos de la primera. Fue una organización de partidos socialistas representando a una veintena de países.

La obra de Engels es monumental. La clase trabajadora mundial le debe un reconocimiento eterno, tanto por sus aportes teóricos como por la construcción de las herramientas organizativas para llevar adelante las tareas del proletariado. Falleció el 5 de agosto de 1895 en Londres. 

Sus enseñanzas fueron plasmadas en jornadas como la Revolución de Octubre de 1917 y son parte del legado de Lenin y Trotsky. Junto con Nahuel Moreno, el fundador de la corriente de la cual Izquierda Socialista es parte, nosotros abrazamos las enseñanzas de Engels y por eso construimos la Unidad Internacional de las y los Trabajadores - Cuarta Internacional. 

A 200 años de su natalicio, rendimos homenaje a uno de los más grandes maestros de la clase trabajadora mundial, Federico Engels. En esta edición especial de Correspondencia Internacional destacamos su indudable contribución al trabajo teórico desarrollado tanto en el terreno económico como político y filosófico al servicio de la emancipación de la clase obrera.

En formato impreso, podrás pedírsela a un compañero de Izquierda Socialista. Si querés realizar una colaboración especial para continuar con la tarea de construir nuestro partido y aportar a las luchas podés solicitarla al precio solidario de 500 pesos. También está disponible en las siguientes redes sociales:

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