El aborto no es un método anticonceptivo, se trata de una práctica que implica la interrupción del embarazo cuando no es deseado o no es viable o pone en riesgo la vida de la mujer. No lo entendemos como una obligación para las mujeres sino todo lo contrario. Es el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, sobre nuestra vida y deberíamos poder acceder sin problemas cuando no se ha podido evitar el embarazo. Por eso, cuando hablamos del derecho al aborto exigimos:
1. Educación sexual para decidir
La educación sexual integral laica y científica en todos los niveles educativos es el principal derecho de mujeres y varones para poder vivir placenteramente su sexualidad, sin relaciones de opresoras y pudiendo decidir acerca del momento de la concepción. En argentina existe el Programa de Educación Sexual Integral (Ley 26.150/2006) que dice que se deben dar estos contenidos en todos los niveles educativos, sin embargo son la Iglesia y el Estado los principales responsables de que prácticamente aun no se apliquen estos contenidos, dependiendo de la buena voluntad de los docentes o de la discrecionalidad de los directivos.
2. Anticonceptivos para no abortar
En la actualidad, existen vastos tipos de métodos anticonceptivos que pueden utilizar mujeres y varones con facilidad. De todos ellos, el preservativo es el único que además protege del VIH y otras Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). No obstante, aunque existe un Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (Ley 25.673/2002), la cobertura solo llega a una porción reducida de la población pues el acceso en los hospitales y centros de salud es totalmente deficiente. La entrega de recursos es inconstante o de mala calidad.
3. Aborto legal para no morir
El aborto legal, seguro y gratuito, incorporado a las prácticas del Plan Médico Obligatorio (PMO) es hoy la única garantía para la vida de las mujeres. Sin este derecho, miles de mujeres trabajadoras y pobres seguirán muriendo y otras tantas condenadas a la maternidad obligatoria.