Jul 21, 2024 Last Updated 5:23 PM, Jul 20, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Nicolás Núñez

El estreno de “Argentina, 1985”, la película que representa el juicio a las juntas del último golpe cívico militar, generó por un lado un fenómeno masivo y emocionante entre sus espectadores, y por otro un gran debate en torno a sus interpretaciones políticas.
 
El film se convirtió desde su estreno en un fenómeno multitudinario. Las grandes cadenas de salas de cine no aceptaron la cláusula de que a las tres semanas (el 21 de octubre) el film comenzara a poder ser reproducido en una plataforma de internet (Amazon), con lo que la película protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani sólo está siendo exhibida en las salas nacionales que se ven desbordadas. En su primera semana, el 47% de todas las entradas que se vendieron en el país fueron para ver “Argentina, 1985”, con 315.000 espectadores.

Santiago Mitre dirigió y coescribió junto con Mariano Llinás, un film que estaba desde el vamos destinado a las grandes competencias del cine internacional, ya fue premiada en el Festival de Venecia como mejor película y se encamina ahora hacia el Oscar. Bajo la estructura del género de “películas de juicios”, y con una ambientación temporal perfectamente reconstruida en los ‘80 en imagen y banda sonora, “Argentina, 1985” enfoca el proceso civil único en el mundo que terminó con los cabecillas del genocidio condenados a prisión perpetua. Este recorte en el enfoque termina por dejar sin representación aspectos como las movilizaciones y la intervención clave de las Madres, Abuelas y organismos de Derechos Humanos. Pero tiene el mérito de no dejar de señalar las propias contradicciones del fiscal Julio Strassera, con su rol pasivo durante los años donde arreciaron las desapariciones, y así mismo, de realizar una reivindicación emocionante de los testimonios que desnudaron el accionar cobarde y barbárico de los milicos.

Como reconoció el propio director en entrevistas, la película está conscientemente dirigida a la juventud, algo que se expresa en la representación del rol clave que jugaron en el armado de la acusación un grupo de apenas veinteañeros “sin carrera” en los tribunales, ante la negativa masiva del funcionariado judicial a involucrarse con la causa. Y así mismo, con el simpático rol que juega el personaje del hijo menor de Strassera de comienzo a fin de la historia.

En cada proyección se dan dos momentos en que las salas imitan lo que pasa en la película, que a su vez imita lo que pasaba en el tribunal. Primero, ante el estremecedor testimonio de Adriana Calvo, fundadora de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, donde en la pantalla y en las butacas resulta imposible evitar la caída de lágrimas. Y luego, en el cierre del alegato de Strassera, donde tras replicar el “Nunca Más” de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), estallan los aplausos. “Una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino”, dice el fiscal, algo que está siendo hoy revalidado por miles de espectadores haciendo estruendo con sus manos frente a la pantalla.   
 
Los debates e interpretaciones

Los radicales están enojados porque el guión no daría importancia al rol de Raúl Alfonsín, y kirchneristas porque en sus líneas de contextualización al principio y final del film, Mitre y Llinás no incluyeron una mención a Néstor y Cristina. La realidad es que parecen ser más bien reproches de quienes buscan colgarse del fenómeno auto-atribuyéndose logros que son de la movilización popular. Como se canta cada 24 de marzo en las calles de todo el país: “a los milicos los salvaron sus amigos, la democracia peronista y radical”. “1985” grafica las presiones que hubieron desde el gobierno alfonsinista para no tocar a los acusados de la Fuerza Aérea, como así también la nefasta intervención que hizo el ministro del Interior de entonces, Antonio Tróccoli, al presentar el informe de la Conadep apuntalando a más no poder la “teoría de los dos demonios” presente en el prólogo del propio trabajo. Esos fueron los antecedentes de las leyes de “obediencia debida” y “punto final” que impuso Alfonsín, y los posteriores indultos de Carlos Menem. Si en 2003 se consiguió que se apruebe la nulidad de las leyes del perdón, a partir de un proyecto de Patricia Walsh (Izquierda Unida), fue fruto de la persistencia de la lucha de los organismos, de los Hijos, y de espacios como el Encuentro Memoria Verdad y Justicia que tuvo a su cabeza a la propia Adriana Calvo.

Más allá de cualquier crítica que podamos realizar, bienvenida una película que sirva para contrarrestar el negacionismo, y que actualice la necesidad de luchar contra la impunidad, porque al día de hoy, más allá de los dobles discursos, la mayor parte de los genocidas siguen sin recibir sentencia. Por último, será nuestra tarea en el debate explicar la importancia que tuvo la dura militancia contra la dictadura, y que sigue teniendo al día de hoy para hacer valer que no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos, y que por eso seguimos luchando contra la impunidad y la represión de ayer y de hoy.

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Hace trece años que los vecinos autoconvocados contra Klaukol del barrio Las Mercedes de Virrey del Pino, La Matanza, encabezados por Susana Aranda, vienen denunciando la contaminación que provoca esta multinacional, que ya se llevó la vida de 150 vecinas y vecinos. La planta, enclavada en el barrio, fue catalogada con grado de contaminación tres por lo que se establece  que debe ubicarse por lo menos a ocho kilómetros de cualquier asentamiento urbano. En estos años se enfrentaron a la empresa, al gobierno del peronista Espinoza y a la justicia patronal, cómplice de la multinacional suiza.
Como un reflejo del avance de la tenaz lucha de los vecinos, hace algunas semanas se dio a conocer un informe del Centro de Investigación Ambiental del Conicet a cargo del bioquímico Andrés Porta, dirigido a la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) en el que sostiene que las doce tolvas de la planta de Klaukol y que funcionan las 24 horas del día son responsables del 60% de las partículas contaminantes de sílice, aluminio y hierro que están depositadas en el área donde viven los vecinos.  

 El informe también señala que las partículas emitidas al medio ambiente están por encima de los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud y la propia provincia de Buenos Aires. De manera contundente el doctor Porta afirmó que: “no se está cumpliendo ningún tipo de reglamentación y “hay una ausencia del poder del estado de controlar que se cumpla la ley. Es una palabra fuerte, pero acá hay impunidad”. (Entrevista a Barricada TV, 24/9/2022).

Seguimos acompañando incondicionalmente el reclamo de los vecinos y decimos una vez más: ¡Fuera Klaukol de Virrey del Pino!

Ambiente en Lucha La Matanza                  

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Escribe Daniel López Gauna

Las y los vecinos de La Reja Grande, San Enrique, Lomas Verdes y otros barrios aledaños al predio, están luchando para que esta planta no se instale frente a sus casas. Las instalaciones nos cumplen con las normas de zonificación, que están desactualizadas. Producirá un gran saldo negativo para la población, así lo señala el informe de impacto ambiental, en lo que refiere al aire, al agua y la modificación de la naturaleza y alrededores. El lugar pasaría a recibir una enorme cantidad de camiones con 600  toneladas de basura por día durante las 24 horas, para ser luego trasladada al colapsado Ceamse.  Como se trata de una planta de compactación de basura, sin ningún tipo de clasificación ni reciclado alguno de los residuos, la emanación de gases, olores nauseabundos y la producción de lixiviados  (sustancias líquidas entre residuos) serían inevitables.

 El único argumento de la intendenta peronista del Frente de Todos Mariel Fernández es abaratar costos al municipio, o sea que es parte del ajuste para seguir pagando deuda externa, además de ser un proyecto financiado con un préstamo del BID.

Los vecinos han cortado la ruta 25, hicieron asambleas, pintadas y la semana pasada se realizó un acampe impidiendo que entren camiones al Parque Industrial Ruta 25 parando la obra. Dicha medida fue reprimida con cientos de policías que amedrentaron a las y los vecinos que estaban  luchando. Izquierda Socialista y Ambiente en Lucha además de acompañar y ser parte de las demandas en las calles, lleva el reclamo, una vez más, al Concejo Deliberante para que se trate el proyecto de relocalización presentado por Ángel Guerrero concejal de Izquierda Socialista/FIT Unidad.

Llamamos a seguir peleando en unidad contra este proyecto contaminante.

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Escribe Federico Novo Foti

Marchando desde las fábricas hacia la Plaza de Mayo, cientos de miles de trabajadores rechazaron la detención de Juan Domingo Perón. Fue la primera gran acción de la clase obrera a nivel nacional y también marcaría el inicio del peronismo, un movimiento patronal con fuerte apoyo entre los trabajadores. Aún sigue planteada la tarea de construir una nueva dirección de la clase trabajadora.
 
Desde fines de 1943, el secretario de Trabajo y Previsión del gobierno militar encabezado por Edelmiro Farrell, el coronel Juan Domingo Perón, ganaría notoriedad por implementar una serie de medidas que comenzaron a dar respuesta a los reclamos de los trabajadores y mejoraron sus condiciones de vida. En mayo de 1944 se creó el fuero laboral, garantizando estabilidad laboral para los representantes gremiales. En junio se logró el descanso dominical y la “garantía horaria”, que aseguraba el pago de sesenta horas quincenales como mínimo, fueran trabajadas o no, para los trabajadores de la carne. Dos millones de trabajadores accedieron a la jubilación. Se firmaron convenios colectivos de trabajo en muchas ramas productivas. Se creó el “estatuto del peón”, que establecía un salario, condiciones de alimentación y vivienda mínimas y otros derechos. Así Perón se ganó el apoyo del movimiento obrero, que comenzaba a obtener conquistas que aún se recuerdan y defienden.
 
La avanzada yanqui y las divisiones patronales

Al final de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos redoblaron su ofensiva imperialista en Latinoamérica para someterla y convertirla en su semicolonia. En la Argentina, que había sido por décadas una semicolonia británica, con una oligarquía y una patronal atadas a Inglaterra por mil lazos, la ofensiva provocó una profunda división. Los partidos patronales, conservador y radical, se dividieron en dos alas, una proinglesa y otra proyanqui. Lo mismo sucedió en el Ejército.

Perón y la patronal ligada a Inglaterra se propusieron resistir la avanzada yanqui, apoyándose en el movimiento obrero. Para lograrlo fueron concediendo conquistas, valiéndose de una situación económica excepcional en la que el país era la quinta potencia comercial del mundo. Salía de la guerra como acreedor de Gran Bretaña y con una enorme acumulación de divisas, lograda gracias a los altos precios de los cereales y la carne.  Pero mientras Perón se ganaba el apoyo del movimiento obrero, otros sectores patronales se volcaron a una creciente oposición al gobierno militar. En julio de 1945 arribó como nuevo embajador yanqui, Spruille Braden, que empezó a organizar a la oposición antiperonista y a alentar manifestaciones a las que se sumaron gran parte del partido radical, el Partido Socialista y el Partido Comunista, que aún tenía peso entre los trabajadores. En septiembre se realizó una marcha pidiendo la renuncia de Perón y un levantamiento militar en Córdoba. En octubre las tensiones llegaron a tal punto que Perón decidió renunciar. Pero antes, informó que dejaba a la firma de Farrell un decreto con aumentos y mejoras para los trabajadores, entre ellas el aguinaldo.
 
El 17 de octubre y su significado

La renuncia de Perón provocó manifestaciones y enfrentamientos en el centro de la ciudad de Buenos Aires con heridos y detenidos. La polarización iba en aumento y el 12 de octubre Perón fue detenido y embarcado a la isla Martín García por orden de Farrell. Los sindicatos más importantes exigieron su inmediata libertad. La conducción de la CGT convocó a una huelga general para el 18 de octubre. Pero el 16, Cipriano Reyes, dirigente del gremio de la carne, movilizó a los obreros desde los frigoríficos de Berisso y desencadenó la movilización que el 17 de octubre llegó a Plaza de Mayo. La acción del movimiento obrero dividió a las fuerzas armadas, que se empezaron a volcar en favor de Perón. Por la noche, Perón fue liberado y, junto a Farrell, salieron al balcón de la Casa Rosada para anunciar que se adelantarán las elecciones nacionales. En febrero de 1946, Perón ganó las elecciones con casi 1,5 millones de votos.

El 17 de octubre de 1945 fue la primera vez en la historia de nuestro país que la clase obrera protagonizó un hecho político de alcance nacional. Pero contradictoriamente lo hizo en apoyo de un militar y dirigente de un sector de la patronal, en ese entonces enfrentada al imperialismo yanqui. Perón aprovecharía los acontecimientos para formar el movimiento peronista. Desde sus orígenes, el peronismo inculcó la falsa idea de la conciliación de clases, la confianza de los obreros en los patrones. En 1947, siendo presidente, Perón dijo ante el Congreso: “no combatimos al capital, sino que le facilitamos todos los medios necesarios para su adaptación y desenvolvimiento”. Rechazó también la organización independiente del movimiento obrero, sometiéndolo al aparato del Estado e imponiendo a la burocracia sindical peronista, disolviendo el naciente Partido Laborista y encarcelando a Cipriano Reyes. Con los años, el peronismo abandonó también el enfrentamiento con el imperialismo.
 
El peronismo no es salida

Para muchos peronistas, el 17 de octubre es una oportunidad para evocar las banderas de la “justicia social”, la “independencia económica” y la “soberanía política” que enarboló el peronismo en sus orígenes. Pero lo cierto es que no existe más el peronismo de las conquistas obreras y populares. Hace décadas que sus dirigentes abandonaron aquellas banderas y gobiernan al servicio de las patronales y el saqueo imperialista, como hoy lo hace el Frente de Todos junto al FMI. Ese es uno de los motivos que los lleva a realizar más de un acto para esa fecha. No serán para defender los derechos de los trabajadores, sino para disputar espacios de poder entre los distintos sectores de la burocracia sindical y el aparato político. Por eso desde la izquierda decimos que el peronismo, al igual que los macristas, radicales o liberfachos, no son salida para los trabajadores. Hoy es la izquierda la única que defiende consecuentemente las históricas banderas y conquistas que obtuvimos los trabajadores frente a los ataques de todos los gobiernos patronales. Por eso acompañamos e impulsamos todas las luchas por salario, jubilación, salud, educación y vivienda, entre otras reivindicaciones. Planteamos que hay que romper con el imperialismo y el FMI, dejar de pagar la deuda, nacionalizar la banca y el comercio exterior y reestatizar las empresas privatizadas. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad llamamos a aquellos compañeros y compañeras que se reivindican peronistas pero sufren las consecuencias del ajuste del gobierno a enfrentarlo juntos en las calles, en los lugares de trabajo, estudio y en los barrios. Al mismo tiempo, llamamos a construir una nueva dirección política independiente, convencidos que la salida es la lucha por un gobierno de trabajadores y por el socialismo, única solución definitiva a los problemas de nuestro pueblo trabajador.

La corriente fundada por Nahuel Moreno en 1943 comenzaba a dar sus primeros pasos bajo el nombre Grupo Obrero Marxista (GOM) cuando se produjeron estos hechos. En medio de la vorágine era difícil precisar una caracterización del fenómeno peronista. Al principio, el GOM cometió errores sectarios. Sin embargo, por estar metido en el corazón del movimiento obrero y educado en el respeto a las decisiones de la base pudo sostener una política esencialmente correcta e ir redondeando una caracterización más exacta. Elías Rodríguez, primer gran dirigente captado por el morenismo, relató así su participación el 17 de octubre: “Cuando estábamos trabajando llegaron los tipos (del piquete) que venían con garrotes. Entonces subí a la bancada y pegué un grito: ‘¡Todo el mundo afuera! Vamos a discutir’. Pero el piquete no me dio pelota. ‘Hay que salir y nada más. ¡Viva Perón!’ […] Entonces yo digo: ‘Así yo no voy a la manifestación, ¡qué Perón ni qué ocho cuartos!’. […] Entonces Guillermo, el que me había presentado a los compañeros del GOM, me dice: ‘Elías, la gente te reclama a vos, tenés que estar ahí adelante’”.1 Elías se puso al frente y se fue a Plaza de Mayo incorporándose a la marea obrera. El GOM fue ajustando su definición del peronismo de aquellos años como un movimiento burgués nacionalista por sus fuertes roces con el imperialismo yanqui y que supo ganarse el apoyo de los trabajadores. Por eso, a diferencia del PC y PS, denunció la ofensiva yanqui, oligárquica y clerical que culminó en el golpe de 1955 y, a la vez, pudo mantener una clara independencia política y organizativa y una posición crítica respecto del peronismo y sus gobiernos, sin dejar de apoyar e impulsar las luchas de los trabajadores desde las fábricas, las comisiones internas y los sindicatos.

1. Ernesto González. “El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina”. Tomo 1. Antídoto, Buenos Aires, 1995.

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