Presentación
Miguel Sorans (*)
Este tercer tomo cierra el excelente estudio e investigación de Ricardo de Titto sobre el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de Argentina. Que fuera uno de los principales partidos trotskistas del mundo de la década del 70 del siglo XX, y que llegó a tener varios miles de militantes.
Impulsado por Nahuel Moreno y otros dirigentes, el PST se fundó en 1972 (ver tomo 1) e hizo escuela en las filas de la izquierda revolucionaria sobre la pelea por la independencia de clase y cómo construir un partido revolucionario internacionalista en las luchas y las elecciones.
Su experiencia y su crecimiento se desarrollaron al calor del acierto político y la audacia de enfrentar, ante los pactos políticos, las convocatorias electorales y las permanentes luchas de aquellos años, nada más y nada menos que a Juan Domingo Perón, líder indiscutido de los trabajadores argentinos y que volvió en 1973, luego de 18 años de exilio.
Los militares, el radical Balbín y el aún exiliado Juan Domingo Perón fueron pactando un gran acuerdo nacional con el objetivo de canalizar el ascenso de la clase obrera iniciado por el Cordobazo de mayo de 1969 (ver tomo I). Sus pilares fueron la legalización del todavía proscripto peronismo, el retorno de Perón al país y la convocatoria a elecciones generales. El sector de “izquierda” del peronismo, la Juventud Peronista y la guerrilla de los Montoneros acompañaron el acuerdo desde un supuesto “socialismo nacional” que sería alentado por el propio Perón. Ante las elecciones, el PST fue la única alternativa política electoral de clase, enfrentando al radicalismo y particularmente al peronismo (con sus fórmulas Cámpora-Solano Lima y luego directamente Perón-Perón) llamando a votar a candidatos obreros y socialistas.
Los militares entregaron el poder en 1973. El peronismo ganó ambas elecciones. Perón volvió y asumió la presidencia en octubre de ese año. Pero las luchas de la clase obrera (mayoritariamente peronista) no pararon.
El Pacto Social (ahora lo llamaríamos ajuste antiobrero y proimperialista) de la patronal, la burocracia sindical y el gobierno de Perón y luego su esposa Isabel, fue resistido por oleadas de huelgas en todo el país. A su calor se fortalecían nuevos dirigentes combativos.
Desde el gobierno, todavía en vida de Perón, se alentó la actuación de bandas fascistas, grupos paramilitares alimentados por sectores de la burocracia sindical y de ultraderecha del PJ, que se hicieron conocer como las Tres A.
El PST no se sorprendió por la política cada vez más reaccionaria del gobierno peronista. El nuevo fenómeno dio lugar a una polémica sobre el camino para combatir a las bandas fascistas y evitar el peligro de que se fuera agrandando y finalmente derivara en un golpe, como lamentable ocurrió. La polémica se instaló con la guerrilla y otras fuerzas de izquierda y sindicales.
Nahuel Moreno en el acto de despedida a los tres compañeros asesinados en General Pacheco (mayo 1974-Tomo II) señaló claramente que al fascismo no se lo discute, sino que se lo combate en su mismo terreno y con la movilización. En nombre de la dirección del PST, Moreno hizo la propuesta de constituir brigadas o piquetes antifascistas unitarios obreros y populares. Lamentablemente solo Rodolfo Ortega Peña, dirigente del Peronismo de Base, respondió positivamente. El resto de las fuerzas lo rechazaron. Ortega Peña fue asesinado dos meses después.
Este tercer tomo toma el período más agudo de la lucha de clases, desde la muerte de Perón y con la creciente crisis del gobierno de Isabel y de inestabilidad para la burguesía y el imperialismo. El PST estuvo en primera fila impulsando los conflictos antipatronales y contra el gobierno peronista. Al mismo tiempo, denunciaba el peligro golpista, que iba tomando cuerpo a medida que Isabel mostraba su impotencia para derrotar a los trabajadores. Por otro lado, las acciones cada vez más aisladas e irresponsables de la guerrilla de Montoneros y el PRT-ERP solo servían para exacerbar la represión.
EL PST dio la batalla por formar una nueva dirección del movimiento obrero. En la lucha de los metalúrgicos de Villa Constitución (capítulo 2) los dirigentes sindicales del PST propusieron una coordinadora nacional de los sindicatos combativos opositores a la burocracia sindical peronista, (capítulo 4 del Tomo 2) pero fue rechazada por las direcciones de Tosco (amigo del PC y de los sectores pro ERP), Salamanca (del maoísta PCR, hoy CCC), Piccinini y, especialmente, con los dirigentes sindicales ligados a la JTP (Montoneros). Así se fue desaprovechando la posibilidad de ir formando una nueva dirección alternativa. Esta sería una constante de estos dirigentes y organizaciones, tanto ante las huelgas de junio-julio de 1975 que enfrentaron y derrotaron al Plan Rodrigo, como luego con las huelgas y el resurgimiento de las coordinadoras zonales previo al golpe de marzo de 1976. El capítulo VII muestra como el PST se fue quedando solo en esa pelea.
A diferencia de la guerrilla, el partido se mantuvo firmemente aferrado a su política de pegarse a las luchas del movimiento obrero para enfrentar a la reacción. Contra el pronóstico de la guerrilla y de los escépticos, en junio de 1975 la clase obrera argentina hizo la primera huelga general contra un gobierno peronista. Así fue que se echó a López Rega, el jefe de la Triple A y cayó el Plan Rodrigo. Lamentablemente no alcanzó; no pudo surgir una nueva dirección que superara a la burocracia y al peronismo y encabezara una movilización multitudinaria que pudiese frenar el golpe de marzo del 76.
El PST siempre pagó con sangre su valentía. Bajo los gobiernos de Perón y de Isabel tuvo trece asesinados y numerosos presos. Esta obra muestra aquellos intensos años de lucha en que se forjó el “glorioso” PST. Cuando en 1982 cayó la dictadura genocida, el PST había sufrido la pérdida de más de cien compañeras y compañeros asesinados y desaparecidos.
(*) Dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI). Nació el 17 de marzo de 1947, en Buenos Aires. Inició en 1966 su militancia en el PRT, en la corriente trotskista fundada por Nahuel Moreno. Fue integrante de la Comisión Interna (Smata) de la empresa Chrysler y dirigente de la huelga de 1971. Luego fue dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) en la clandestinidad. En 1979, viajó a Nicaragua para integrar la Brigada Simón Bolívar, que combatió junto a los sandinistas contra la dictadura de Somoza. Encabezó la toma de la ciudad-puerto de Bluefields en la Costa Atlántica. En 1980 militó en Brasil. En 1981 militó en el Perú, cuando Hugo Blanco era legislador junto a una bancada de luchadores trotskistas integrada por Enrique Fernández Chacón y Ricardo Napurí. Escribe en El Socialista (www.izquierdasocialista.org.ar) y en Correspondencia Internacional (www.uit-ci.org)
Autor
Ricardo de Titto es historiador, investigador y ensayista. Ha publicado más de veinte libros de historia argentina y americana. Dirigió la colección "Claves del Bicentenario". Sus últimas obras son Historia argentina en 25 episodios; Yo, Sarmiento; Las dos independencias argentinas y Coral, el último socialista. Es autor de Historia del PST. Tomos I y II (CEHuS, 2016 y 2019) y de los prólogos a El pensamiento del socialismo y la izquierda y Método de interpretación de la historia argentina, de Nahuel Moreno (El Socialista, 2012). |
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